Lo de parir y celebrarlo con embutido se ha vuelto un "must eat" en redes sociales. Por supuesto que si unas optan por jamón ibérico hay quienes prefieren fuet, para decir eso de que el niño ha venido con un salchichón debajo del brazo. Dulceida así ha decidido celebrar la maternidad. Más allá de tomárselo con humor, hay quien ha creído que era una colaboración pagada (no tengo la menor duda de que era un antojo). La verdad es que me siguen sorprendiendo personas sorprendidas con la profesión de los creadores de contenidos: ¿podemos asumir de una vez por todas que se ganan la vida promocionando cremas, ropas, comidas y viajes? Gracias.
Hablando de influencers y precisamente de planes, el viernes acudimos a la fiesta de Halloween de Susana Bicho para el relanzamiento de su aplicación Womo que regenta con dos socios más. Una app que sirve para conectar marcas y creadores de contenidos. Herramienta bastante útil, porque si Tinder ha llegado a nuestras vidas para conectar corazones (u otras partes del cuerpo), Womo al menos tiene por fin (que no es poco) que empresas crezcan gracias a redes sociales de personas con éxito e influencia.
Y por dejar a un lado las frivolidades de la profundidad intangible de la vida, que a veces pasa desapercibida, hablemos de lo que de verdad importa. De flamenco, Porque el flamenco no miente. Hay verdad o no. Y es que el viernes se inauguraba 'Occo, The Show' en Madrid con la Estrella Morente más purista y racial que hemos podido ver sobre los escenarios. Y yo sólo puedo pensar que al momento existencial que atravieso si hay un palo de flamenco que le pega ese es Martinete. En medio de ese caldo de cultivo de drama y dolor (porque, después de soleá, es el cante matriz del flamenco, el más jondo y auténtico). A través de Martinete podemos aspirar a hablar con Dios, rozar la virtud y aplicarla al día a día. Aunque esa virtud se presente como atisbos en formato de sombra de la luz inalcanzable. Para los no entendidos de flamenco, aquí les dejo esta obra interpretada por la Orquesta RTVE en donde música clásica y flamenco encuentra un perfecto matrimonio, interpretado al violín, por cierto, por mi hermana Elena Mikhailova (Martinene arranca en el 2.26, para los impacientes y caprichosos), con mi querido Curro de Candela a los pies y la dirección artística.
Les escribo desde casa, por cierto. Es un lujo no viajar. Así lo leen, y así se lo estoy narrando. Estar en tu sitio y ser feliz sin tener que obtener una información nueva. Es decir, no necesitar probar un restaurante, visitar un museo o hacerse una foto con un paisaje diferente. El silencio y el ruido de la cotidianeidad es hasta maravilloso. La suerte de tener tiempo para no hacer nada. Y no hacer nada, es no hacer nada más que respirar y existir. ¡Feliz Domingo!