
Con el final de las vacaciones de Navidad muchos se verán afectados por el síndrome postvacacional. Este síndrome no está aun aceptado como enfermedad en las clasificaciones internacionales, pero, sin embargo, afecta a muchas personas de todo el mundo.
Hace años este problema aun no estaba tipificado como tal y es por eso por lo que es complicado saber cuanta gente padecía este tipo de problema. Además, algunos expertos sostienen que puede deberse a una "situación transitoria y en parte normal", como señala un artículo de la Universidad de Navarra, por lo que aún no existe un consenso para catalogarla como enfermedad.
El fin de la Navidad
La Navidad es una época de celebración, reunión con la familia, regalos, vacaciones… todo un torrente de emociones que pueden influir negativamente a la hora de reincorporarnos de nuevo a nuestro puesto de trabajo.
Este síndrome puede manifestarse de diferentes maneras y una de las más comunes es la falta de tolerancia del trabajo. Esta apatía, según la Universidad de Navarra, "viene caracterizada como una sensación de desidia y hastío. En otras ocasiones, puede aparecer una sensación de angustia vital que puede llevar a un bloqueo en el cual la persona que lo presenta es incapaz de tomar cualquier decisión". También señalan que puede venir acompañado con cierto grado de agresividad.
Esta apatía puede hacernos más difíciles tareas que antes de las vacaciones nos resultaban sencillas como organizar la agenda o preparar nuestra ropa del día siguiente. Estas dinámicas pueden llevar a la persona que esta sufriendo este síndrome a ver deteriorada sus relaciones en el ámbito laboral. Por eso es importante vigilar factores que nos hacen más propensos a padecer este síndrome como un periodo vacacional largo o una apatía previa por nuestro trabajo.
La solución
En muchos problemas y síndromes la mejor solución a un problema es anticipándonos a sus consecuencias. Existen varias soluciones:
- Mantener ciertos horarios: Es bueno aprovechar las vacaciones para desconectar y cambiar nuestro ritmo de vida, pero mantener una serie de rutinas básicas nos permitirá adaptarnos mejor a la vuelta de las vacaciones. Entre estas rutinas, por ejemplo, se pueden mantener los horarios de sueño.
- Vuelta progresiva: Para evitar sentir las emociones negativas cuando finalizan las fiestas lo mejor es ir introduciendo partes de la rutina de trabajo de nuevo en nuestro día. Por ejemplo, abrir el correo o revisar que no tenemos ninguna tarea pendiente.
- Previsión: Para no estar excesivamente centrados en el trabajo es conveniente hacer aquellas tareas que nos van a ayudar que nuestra jornada laboral sea más fácil. Por ejemplo, recoger la mesa de trabajo o planificar que se va a hacer durante el día.