
La aprobación definitiva de la polémica ley de Bienestar Animal este jueves en el Congreso ha generado numerosas críticas por parte de propietarios de tiendas de mascotas, criadores, asociaciones vinculadas al cuidado de los animales e incluso de los propios veterinarios. Durante la tramitación del anteproyecto se quejaron de que el ministerio impulsor de la norma, el de Ione Belarra, nunca se sentó a escuchar sus propuestas. Ahora lamentan una ley "ambigua", perjudicial para el sector, sin base científica y que pone en riesgo la propia biodiversidad.
"Estamos consternados", explica José María López Sánchez, vocal de la Federación Fauna. "Esta ley va en contra de la ciencia, algo constatado por veterinarios y biólogos, e incluso miente en la exposición de motivos tergiversando las resoluciones del Parlamento Europeo para colar las imposiciones del lobbie Eurogroup for Animals, concretamente en lo referente a los listados positivos".
El portavoz de la federación también afirma que la ley "no se ajusta a la verdad, sólo a las creencias ideológicas. Han intentado ningunear a los científicos y esto va a tener unas consecuencias nefastas para la biodiversidad". Y advierte de la "inseguridad jurídica" que va a generar "el hecho de obligar a los ciudadanos que se autodenuncien indicando qué animales tienen para que puedan ser puestos a disposición de las autoridades. La gente no va a saber qué hacer ante la obligación de tener que delatar a un miembro de su familia. Se está vulnerando su libertad".
Por ese motivo, insiste López Sánchez, "hay que pararlo como sea y no vamos a dejar de luchar. Iremos a Europa si es necesario y hablaremos con la oposición para que esta ley se derogue en un futuro".
Veterinarios: "No nos han tenido en cuenta"
Desde la Organización Colegial Veterinaria (COLVET), María Luisa Fernández Miguel ha denunciado en declaraciones a Libertad Digital que no se han tenido en cuenta la mayor parte de las alegaciones que han presentado: "Hay temas complejos que van a ser difíciles de aplicar por la falta de veterinarios municipales, que es sobre los que va a recaer gran parte de esta normativa".
Fernández se refiere a la obligación de los ayuntamientos a disponer de un servicio de recogida, atención y hospitalización veterinaria activo las 24 horas del día. "Es muy difícil que un ayuntamiento haga una gestión técnica relacionada con animales si no tiene un veterinario municipal. La normativa se va a quedar coja en ese sentido". También denuncian la omisión en la ley de la figura del perito veterinario forense, "imprescindible para evaluar un posible maltrato" o la exclusión de los perros de caza de la norma.
Los veterinarios también han puesto el foco en la regulación sobre la eutanasia: "Según está redactada la ley, no se puede sacrificar a un animal siempre que exista un tratamiento paliativo o curativo. Pero, ¿y si el dueño no tiene dinero para pagar esos tratamientos? El animal queda desamparado y pasa a depender de los ayuntamientos, que no tienen fondos para costearlo ni tampoco veterinario municipal. Esto nos deja con las manos atadas", denuncia.
"Los veterinarios creemos que debería hablarse de bienestar animal, algo que es medible con una base científica. Pero la ley habla de dignidad, algo que depende del punto de vista de las personas", añade Fernández.
¿Voy a tener que cerrar la tienda?
Mucho más desoladora es la situación en la que se quedan las tiendas de mascotas, que a partir de ahora tendrán completamente prohibido vender perros, gatos y hurones. Además, la ley señala que las tiendas deberán disponer de "separaciones físicas entre las zonas de paso y las instalaciones de animales, de forma que restrinja al público el acceso a estos, con lo que solo tendrán contacto directo bajo la supervisión directa del personal del establecimiento". Muchas tiendas no pueden permitirse este tipo de reformas .
La incertidumbre para ellos es máxima, especialmente hasta que se apruebe el listado positivo que decidirá qué mascotas son legales y cuáles no. Todo apunta a que numerosas especies exóticas como los loros y la mayor parte de los reptiles desaparecerán del catálogo de especies permitidas, lo que podría suponer la ruina de las tiendas especializadas en terrarios.
Susana, propietaria de una pajarería con más de 30 años de historia está desesperada: "Alguien me puede explicar que animales voy a poder vender? ¿Qué daño hacen mis periquitos y mis tortugas? ¿Voy a tener que cerrar la tienda?".



