A medida que crece la preocupación por una alimentación saludable, muchos consumidores buscan maneras eficaces de reducir los residuos de pesticidas en frutas y verduras. Aunque el agua corriente puede eliminar parte de los contaminantes superficiales, la ciencia demuestra que existen métodos caseros mucho más efectivos y seguros para proteger nuestra salud sin necesidad de recurrir a costosos productos comerciales.
Un estudio reciente publicado en la revista Foods (enero de 2025) ofrece la investigación más completa hasta la fecha sobre la eliminación del pesticida tiabendazol, utilizado como modelo, en frutas postcosecha, empleando tanto agentes domésticos como productos comerciales.
El tiabendazol, un fungicida sistémico autorizado para el tratamiento postcosecha en frutas como manzanas, uvas, limones y fresas, ha demostrado una persistencia considerable en la superficie y debajo de la piel de estos alimentos. Aunque su toxicidad aguda es relativamente baja, presenta riesgos potenciales de toxicidad para el desarrollo y preocupa por su acumulación en productos frescos.
Agua y lejía: eficacia limitada y dudas sobre la seguridad
El lavado con agua corriente elimina menos del 50% del pesticida en la mayoría de los casos, una eficacia claramente insuficiente.
La lejía diluida (hipoclorito sódico al 0,1%), aunque alcalina, puede dejar residuos peligrosos en los alimentos si no se enjuaga correctamente, además de no penetrar lo suficiente como para eliminar pesticidas incrustados bajo la capa cerosa natural de frutas como la manzana.
El bicarbonato de sodio: el método estrella
Entre todos los métodos caseros, el bicarbonato de sodio (NaHCO₃) al 5% demostró ser el más eficaz cuando se utiliza correctamente. Su secreto reside en su capacidad para generar un medio alcalino que rompe parcialmente la capa de cera que recubre muchas frutas, facilitando la eliminación de residuos adheridos o parcialmente absorbidos. Además, su ligera abrasividad contribuye a remover físicamente los restos de pesticidas.
Los experimentos del estudio indican que el bicarbonato de sodio logra eliminar más del 74% del tiabendazol con solo cinco minutos de remojo, sin necesidad de tiempos excesivos ni equipos especiales.
Almidón de maíz: una solución sorprendente
Otra estrategia doméstica destacada es el uso de almidón de maíz al 2%, que mostró una eficacia del 70% en la eliminación del tiabendazol. Su acción se basa en la adsorción física: sus partículas porosas atrapan las moléculas del pesticida.
Aunque menos conocido, este método ofrece una alternativa efectiva y segura, especialmente para quienes desconfían del uso de compuestos alcalinos como el bicarbonato.
El dúo ganador: remojo secuencial
El hallazgo más importante del estudio fue la eficacia del remojo secuencial: primero 5 minutos en almidón de maíz al 2%, seguido de 5 minutos en bicarbonato de sodio al 5%. Esta combinación eliminó hasta el 94,13% del tiabendazol, superando a cualquier otro método casero o comercial.
La explicación es clara: el almidón elimina primero los residuos superficiales, permitiendo que el bicarbonato actúe después sobre los pesticidas más profundamente incrustados, degradando la capa de cera sin que esta interfiera en la adsorción del almidón.
En cambio, cuando se invierte el orden o se mezclan ambos agentes en una sola solución, su eficacia disminuye considerablemente debido a interacciones químicas que reducen la estabilidad y capacidad de cada ingrediente.
Productos comerciales: ¿eficaces, pero seguros?
El estudio también evaluó cuatro productos de lavado comercial disponibles en el mercado. Uno de ellos, denominado Producto 4, mostró una eficacia excepcional al eliminar hasta el 95,99% del tiabendazol tras 5 minutos de remojo.
Sin embargo, este producto contiene tensioactivos como el decil glucósido y el lauril glucósido, que, si bien son comunes en cosmética y limpieza, no están aprobados por la FDA para contacto directo con alimentos. Esta falta de regulación despierta serias dudas sobre su uso en frutas y verduras que se consumen con cáscara.
¿Y en otras frutas?
La eficacia de las estrategias también se probó en uvas, limones y fresas. Ambas —el remojo secuencial casero y el Producto 4— superaron el 85% de eficacia en todas las frutas, siendo las uvas y limones más fáciles de limpiar que las fresas y manzanas.
Sin embargo, se observó cierta decoloración y ablandamiento de las fresas tras el uso del bicarbonato, lo que invita a considerar este método con precaución en frutos delicados.
Recomendación práctica
Basándose en estos hallazgos, la mejor estrategia casera para lavar frutas y verduras es la siguiente:
1. Preparar una solución de almidón de maíz al 2% (20 g por litro de agua).
2. Sumergir las frutas durante 5 minutos y remover suavemente.
3. Preparar una segunda solución de bicarbonato de sodio al 5% (50 g por litro de agua).
4. Sumergir nuevamente durante 5 minutos.
5. Enjuagar bien con agua corriente antes de consumir o almacenar.
Este método ofrece una alternativa, segura, económica y sin químicos sospechosos, alineada con las recomendaciones de seguridad alimentaria y accesible para cualquier hogar.
Sin embargo, el lavado con bicarbonato de sodio al 5% durante cinco minutos, seguido de un buen enjuague, es por sí solo una opción suficiente y altamente recomendable. Su eficacia probada, su bajo coste y su facilidad de uso lo convierten en el método doméstico más práctico y seguro para reducir significativamente los residuos de pesticidas en frutas y verduras.
Ana Hernández es Doctora en Química Orgánica, especializada en Química Médica y Biología y tiene más de veinte años de experiencia como investigadora tanto en España como en el extranjero. Es autora de múltiples publicaciones científicas y patentes.