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Las malas notas de tu hijo pueden ser culpa de la hipermetropía

La hipermetropía obliga a hacer un esfuerzo extra para ver bien de cerca.

La hipermetropía obliga a hacer un esfuerzo extra para ver bien de cerca.
Los niños acusan la falta de visión | Pixabay/CC/1565708

A estas alturas del curso escolar todos los estudiantes han realizado ya varios exámenes y, en algunos casos, los resultados pueden no haber sido los esperados. ¿Sabemos la causa? ¿No estudian lo suficiente o existe algún problema? Quizá tengamos que prestar especial atención a los ojos de nuestros hijos, pues a pesar de que su vista de lejos sea buena —lo que descartaría la miopía—, tal vez padezcan otros errores de refracción que estén afectando a su rendimiento escolar.

Uno de esos problemas en el que muy pocos progenitores reparan es la hipermetropía. No en vano, es posible que nuestro hijo presente este defecto de refracción, el cual le estará obligando a hacer un esfuerzo extra para ver bien de cerca.

Lo cierto es que todos los niños son hipermétropes al nacer, algo que es conocido como hipermetropía fisiológica y que se revierte progresivamente con el crecimiento del ojo. Pero es posible que pasados los primeros años de vida el problema persista y ocasione problemas en el colegio. En este sentido y según un estudio, la hipermetropía afecta a un 16% de los jóvenes entre 18 y 24 años. En cambio, los mayores de 64 son los menos afectados, pues solo hallamos un 9%. Por otro lado, en algunas regiones de España, como las Islas Baleares, su prevalencia es mayor. Así, en esta comunidad un 12,1% de la población es hipermétrope, mientras que en La Rioja los hipermétropes son los menos, con un 3,3%.

En un niño con hipermetropía, el ojo es demasiado "corto" y enfoca la imagen detrás de la retina, lo que trae como consecuencia que el niño no pueda ver bien de cerca. Todo ello comporta, por regla general, dolores de cabeza y ojos, además de picor. El problema de refracción opuesto, sería la miopía, pues la imagen se enfoca delante de la retina.

Así, los niños con este problema no son propensos a la lectura o a los cuentos porque esto les obliga a forzar la vista y no se sienten cómodos. También suelen evitan tareas como pintar o cualquiera que les exija realizar este esfuerzo visual de cerca. Por supuesto, hacer los deberes se convierte en una tarea titánica que, en más de una ocasión, prefieren eludir.

Si la hipermetropía no se corrige a tiempo, puede derivar en problemas como el ojo vago. Este último consiste en la disminución de la agudeza de visual de un ojo sin que exista alteración estructural. Debe solucionarse para evitar un problema en la visión de carácter irreversible.

En cualquier caso, puede ser difícil averiguar si nuestro hijo presenta este problema en la visión, ya que cuando la graduación no es muy elevada, el ojo del niño compensa este defecto gracias a la capacidad de acomodación del cristalino. Por esto mismo, acudir de manera periódica al oftalmólogo puede ayudarnos a detectar el problema a tiempo y que el rendimiento escolar no se resienta.

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