
Los lácteos, la leche y los productos derivados, se encuentran muy presentes en la dieta de la mayoría de las sociedades. Alimentos como el queso, el yogur, o la mantequilla, son ingredientes que se pueden encontrar en una infinidad de platos y recetas aunque, en muchas ocasiones, uno no es consciente de ello si no son platos caseros.
No obstante, aunque siempre han gozado de buena fama, y se han considerado necesarios para mantener una dieta saludable que colme todas las necesidades nutricionales, en los últimos tiempos existen algunas voces que señalan que esa visión tan idílica no se ajusta a la realidad. Tanto es así que se están estudiando los efectos de los lácteos en el cuerpo humano.
Actualmente, hay estudios que señalan que el consumo de leche y lácteos en la edad adulta puede estar relacionado con algunas dolencias y generar algunos efectos secundarios no deseados. De hecho, un estudio publicado en el British Medical Journal aportó evidencias de que las personas beben tres vasos o más al día (680ml) eran dos veces más propensos a morir antes.
No obstante, no hay que olvidar que la leche es una buena fuente de calcio, vitaminas y proteínas de alto valor biológico, que se han asociado con la reducción de la mortalidad infantil y de enfermedades como la hipertensión arterial, la anemia o la obesidad. Según la Organización Mundial de la Salud, sus múltiples beneficios hacen que sea recomendable comer de dos a cuatro porciones de productos lácteos al día.
Pero no a todo el mundo le sienta bien o puede beneficiarse de sus propiedades. De hecho, en España uno de cada tres adultos padece intolerancia a la lactosa. ¿Cuándo se produce esta intolerancia? Cuando la producción de lactasa es insuficiente y el intestino no es capaz de absorber la lactosa. Entre los síntomas de esta intolerancia, se incluyen la hinchazón, los gases, los calambres estomacales y la diarrea. Por tanto, entre estas personas, evitar o reducir el consumo tendrá como consecuencia una mejora de los mismos.
Pero, la inflamación no solo se relaciona con quienes sufren intolerancia a la lactosa, sino que puede afectar a más personas. De hecho, el consumo de leche y lácteos puede tener otros efectos, como incrementar el riesgo de síndrome del intestino permeable, de candidiasis y afectar a la tiroides.
Hay que destacar que cuando una persona decide dejar de beber leche, su cuerpo experimenta una serie de cambios y adaptaciones. No hay que olvidar que la leche es una fuente importante de nutrientes esenciales, por lo que es importante entender cómo afecta la eliminación de este alimento al organismo y cómo sustituir estos nutrientes.
Consecuencias de dejar de tomar lácteos
- La única leche adecuada para el ser humano es la de su propia especie. La leche de vaca está adaptada a las necesidades nutricionales de los terneros, los cuales doblan su peso en 47 días, tienen cuatro estómagos y pesan 150 kilos al cabo de un año. Por ello, hay que saber que la leche de vaca contiene 3 veces la cantidad de proteína que la leche humana y casi el 50% más de grasa. Los bebés humanos son más pequeños que las vacas, por lo que necesitan menos proteína pero más de otros nutrientes para satisfacer sus necesidades.
- Ayuda a prevenir el cáncer, las cardiopatías, la depresión e incluso la osteoporosis. Existe la sospecha de que el consumo de productos lácteos acidifica el organismo y provoca inflamaciones silenciosas que desembocan en un mayor riesgo de sufrir cáncer de próstata, enfermedades del corazón y depresión, además de osteoporosis y otras enfermedades de los huesos. Aunque suena paradójico, lo cierto es que ni el calcio ni la leche son capaces de fortalecer los huesos ni de evitar el riesgo de osteoporosis o de roturas óseas. No obstante, está claro que los huesos necesitan calcio, pero en pequeñas cantidades ya que lo que en realidad da resistencia al hueso no es el calcio, sino su estructura de colágeno.
- Uno de los cambios más notables es la disminución en la ingesta de calcio. Cuando se deja de beber leche, es importante buscar otras fuentes de calcio, como vegetales de hojas verdes, almendras, sardinas enlatadas y alimentos fortificados. De lo contrario, uno se puede enfrentar a un mayor riesgo de desarrollar problemas óseos en el futuro.
- Otro nutriente que a menudo pasa desapercibido es la vitamina D. La leche es frecuentemente fortificada con esta vitamina, que es crucial para la absorción adecuada de calcio. Si se deja de beber leche sin compensar esta pérdida, es importante obtener suficiente vitamina D a través de la exposición al sol y/o suplementos dietéticos.
- Además del calcio, la leche también es una fuente importante de proteínas de alta calidad. Cuando se elimina la leche de la dieta, es esencial asegurarse de obtener suficientes proteínas de otras fuentes, como legumbres, nueces, tofu y productos lácteos alternativos, como la leche de almendras o soja.
- Asimismo, la leche también aporta otros micronutrientes, aunque no sean tan abundantes, pero que son necesarios para el correcto funcionamiento del organismo, como son el magnesio, zinc o selenio. Por otro lado, las proteínas, los lípidos y los hidratos de carbono, como la lactosa, de la leche, son capaces de modificar el microbiota intestinal.
- También participan en la coagulación de la sangre, el metabolismo neuromuscular y energético, la función de las enzimas digestivas, la división neuromuscular y la diferenciación celular. Por estas razones, el consumo de estos minerales es fundamental durante toda la vida.
- Sin embargo, es importante destacar que la eliminación de la leche también puede tener desafíos nutricionales. Por ejemplo, la falta de vitamina B12, que se encuentra en la leche y otros productos de origen animal, puede llevar a la anemia y problemas neurológicos si no se obtiene de fuentes alternativas como los suplementos o alimentos fortificados.
- Otra ventaja del calcio en los productos lácteos es que se absorbe mejor con lactosa, vitamina D y una buena relación calcio/fósforo que se encuentra en la leche. Suspender los productos lácteos, por el motivo que sea (alergia, intolerancia, disgusto), dificultará la satisfacción de las necesidades de calcio.
- Si se deja de tomar lactosa durante un periodo de tiempo prolongado, deja de producirse la síntesis de la lactosa y alimentos que antes sentaban bien pueden comenzar a dar problemas.
Ventajas de dejar de consumir lácteos
- Se tendrá más energía. Es increíble la energía que se gana cuando se dejan de tomar productos lácteos. Numerosas personas han confesado que, tras hacerlo, logran hacer muchas más cosas que antes en su día a día. Esto tiene una explicación: la leche contiene triptófano, un neurotransmisor que, junto con una dieta rica en glúcidos y proteínas, provoca fatiga y sueño.
- No comer lácteos podría ayudar a mejorar la piel y reducir el acné. En el caso del acné hay que tener en cuenta que se trata de una enfermedad crónica inflamatoria de la piel que involucra las unidades pilosebáceas que se produce cuando se obstruyen los folículos pilosos con sebo y células cutáneas muertas, lo que hace que las bacterias crezcan en los folículos y causen inflamación, que se convierte en acné.
- Algunas personas aseguran que dejar de consumir lácteos los ha ayudado con la pérdida de peso, la mejora en su digestión, y reducir la inflamación del tracto digestivo y a tener más energía.
- Algunas personas pueden experimentar mejoras en su digestión al dejar de consumir leche. La intolerancia a la lactosa es común en la población y puede causar síntomas gastrointestinales desagradables. Al eliminar la leche de la dieta, estas personas pueden experimentar una disminución en la hinchazón, los gases y los trastornos digestivos.