
La revista Nature Medicine ha publicado este martes un esperanzador artículo sobre la terapia celular CAR-T, un tratamiento que modifica las células T (un tipo de glóbulo blanco) del paciente para que sea capaz de reconocer y eliminar las células cancerosas. El artículo alude a los resultados de un ensayo realizado con 19 niños entre 2004 y 2009 con terapias CAR-T y su seguimiento a largo plazo. Una de las pacientes, una niña que sufría un neuroblastoma, ha logrado mantener a raya el cáncer durante 18 años en el que supone el caso de remisión de mayor duración tras una terapia de este tipo hasta hoy.
El neuroblastoma es un tipo de tumor sólido poco frecuente que suele afectar a niños y es una enfermedad difícil de tratar, con altas tasas de recaída a pesar del tratamiento. El equipo del Baylor College, liderado por Helen Heslop, llevó a cabo un ensayo clínico de fase 1 con 19 niños con neuroblastoma, entre 2004 y 2009, en el que probaron células T modificadas para reconocer GD2, una proteína con altos niveles de expresión en el neuroblastoma.
Doce pacientes fallecieron entre 2 meses y 7 años después del tratamiento, debido a una recaída del neuroblastoma. De los siete pacientes restantes, cinco continuaron en seguimiento durante al menos 13 años después del tratamiento.
Heslop y sus colegas observaron que el cáncer de una de las pacientes ha estado en remisión durante más de 18 años sin recibir otros tratamientos oncológicos. Además, esta mujer ha dado a luz a dos bebés sanos. También hallaron pruebas de que las células CAR-T persistieron durante al menos 5 años en cinco de las tratadas, incluida la paciente con 18 años de remisión.
El equipo apunta que las células CAR-T usadas en ese ensayo carecen de los elementos de diseño de las células CAR-T modernas, que ahora incluyen moléculas coestimuladoras, y es posible que los pacientes con enfermedad activa en el momento del tratamiento no se hayan beneficiado tanto como aquellos sin evidencia de enfermedad o con una carga de enfermedad menor en el momento del tratamiento.
Los datos, añaden, sugieren que las células CAR-T tienen potencial para proporcionar beneficios a largo plazo a pacientes con tumores sólidos, y también proporciona conocimientos biológicos sobre el comportamiento de las células CAR-T que podrían ser relevantes para otros estudios.
Una "noticia excelente" aunque el ensayo es "reducido"
En declaraciones recogidas por el SMC España, Marta María Alonso Roldán, investigadora del Programa de Tumores Sólidos en el CIMA y la Clínica Universidad de Navarra, destaca la importancia del estudio, aunque lamenta el número reducido de pacientes que participó en el ensayo. Y aunque este tipo de CAR-T de primera generación ya no se usa, aporta datos sobre largos supervivientes, "de los que todavía nos queda mucho por aprender".
Para Luis Álvarez-Vallina, de la unidad mixta del Cáncer H12O/CNIO, estos datos "demuestran la seguridad de la estrategia y sugieren que las células CAR-T podrían proporcionar beneficios a largo plazo en pacientes con algunos tipos de tumores sólidos". No obstante, advierte de que para validar el impacto terapéutico de las terapias CAR-T "es fundamental disponer de series más amplias".
Para Ignacio Melero, catedrático de Inmunología de la Universidad de Navarra e investigador del CIMA, "es una buena noticia que los pacientes tratados con células CAR-T tengan un beneficio clínico sostenido en el tiempo", sobre todo si se piensa que "los CAR-T que se utilizaban hace una más de una década en Baylor College of Medicine para el tratamiento del neuroblastoma han sido muy mejorados en la actualidad".
"El neuroblastoma es un temible tumor sólido pediátrico, y que la duración de las remisiones que se obtienen con el tratamiento con CAR-Ts anti-GD2 puedan ser tan largas es una noticia excelente para la comunidad de inmunoterapia", concluye el investigador.
