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El consumo abusivo de alcohol bajó entre los jóvenes durante la pandemia, salvo en casos de estrés o aislamiento

La falta de contacto físico, la interrupción de rutinas académicas y sociales o vivir sin supervisión se asociaron a un mayor riesgo de consumo.

La falta de contacto físico, la interrupción de rutinas académicas y sociales o vivir sin supervisión se asociaron a un mayor riesgo de consumo.
Muchas botellas de alcohol juntas. | Europa Press

La pandemia del COVID-19 redujo el consumo de alcohol en forma de atracón entre jóvenes de 12 a 25 años, aunque este patrón aumentó en adolescentes que atravesaban situaciones de estrés, soledad o falta de apoyo emocional. Así lo concluye una revisión sistemática publicada en la revista Journal of Clinical Medicine y realizada por investigadores de la Universidad de La Rioja y la Universidad de Sevilla.

La investigación, liderada por la profesora Elena Andrade Gómez (Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad de La Rioja), analiza el impacto del confinamiento y las restricciones sobre el consumo de alcohol entre adolescentes y adultos jóvenes. Según los autores, la ingesta en forma de atracón —definida como cinco o más bebidas alcohólicas en una sola ocasión en hombres, y cuatro o más en mujeres— descendió de forma generalizada durante la pandemia.

El equipo revisó 23 estudios realizados en países como Estados Unidos, Italia, Alemania, Australia, Canadá, Francia, Guatemala, Reino Unido, España, Países Bajos, Turquía, Israel, Bélgica, Dinamarca, Portugal y Suiza, publicados entre enero de 2020 y septiembre de 2024. De ellos, 21 identificaron una disminución del consumo en forma de atracón, mientras que solo dos señalaron un aumento.

Los investigadores atribuyen este descenso a factores como:

  1. El miedo al contagio.
  2. El cumplimiento de las normas sanitarias.
  3. El apoyo emocional.
  4. La adopción de hábitos de vida saludables.
  5. La capacidad para gestionar el estrés.

También observaron que los jóvenes que estudiaban carreras relacionadas con la salud mostraron menor predisposición al consumo abusivo, posiblemente por su mayor conocimiento de los riesgos asociados al alcohol.

Los factores de riesgo

Aunque la tendencia general fue de descenso, el estudio destaca casos en los que el consumo aumentó, especialmente en jóvenes que ya tenían antecedentes de consumo o que se enfrentaban a síntomas de ansiedad, depresión o aislamiento social. La falta de contacto físico, la interrupción de rutinas académicas y sociales o vivir sin supervisión adulta se asociaron a un mayor riesgo de consumo.

Vivir solo o con amigos, no contar con actividades de ocio estructuradas o carecer de apoyo familiar fueron elementos que, según los autores, favorecieron el consumo abusivo. Por el contrario, mantener relaciones familiares estables y disponer de una rutina académica o formativa adaptada actuaron como factores de protección.

El análisis por sexo arrojó resultados no concluyentes. Algunos estudios incluidos en la revisión apuntaron a que las mujeres jóvenes eran más vulnerables al aumento del consumo debido a niveles más altos de estrés emocional. Otros trabajos, en cambio, señalaron que los hombres tenían una mayor propensión al binge drinking (beber en exceso) por razones sociales y culturales.

Los investigadores destacan que estos datos deben interpretarse en su contexto. "El comportamiento no depende solo del individuo, sino también de su entorno social, familiar, educativo y emocional", según se señala en el artículo donde también se insiste en la necesidad de desarrollar estrategias específicas de prevención y detección precoz orientadas a adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad.

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