El líder de ERC participó anoche en el programa de Risto Mejide como telonero de Ada Colau, la lideresa de la plataforma antidesahucios, que este fin de semana ha aparecido en distintas celebraciones de las cadenas progresistas para recordar que lo suyo contra la banca y la derecha sigue pujante, aunque ahora salga menos por la tele.
Junqueras es un tipo interesante, que ha dado a lo largo de su trayectoria pública numerosas muestras de una gran inteligencia política. Probablemente sea en estos momentos el político más listo del panorama catalán, lo cual tampoco es decir mucho teniendo en cuenta el nivel de los representantes de las fuerzas políticas catalanas que nos agreden verbalmente a diario desde las distintas tribunas del país petit. El presidente de Esquerra Republicana quiere la independencia de Cataluña, pero prefiere que sus enemigos de CiU se inmolen en este proceso absurdo mientras él mantiene a sus huestes en un segundo plano, para pasar a cobrar la minuta después de sus rivales hayan reventado y no precisamente de éxito. De momento ya ha duplicado el número de escaños desde que llegó a la dirección de ERC. Si Mas se empeña en lanzarse por el precipicio, arrasará en las próximas elecciones y acabará de presidente de la República Catalana por aclamación. Junqueras reconoció anoche que no tiene ni idea de qué hará al día siguiente en caso de algo así suceda pero eso tampoco es una novedad. Los separatistas no saben si van a estar dentro o fuera del euro, dentro o fuera de Europa, ni cómo van a organizar financieramente la creación de un nuevo Estado. Ellos quieren la independencia; en cuanto a todo lo demás, seguro que se les acaba ocurriendo algo.
Pero vayamos a lo interesante, porque el presidente de ERC ha sido también investigador del archivo secreto del Vaticano en una época en que, como historiador y separatista, se dedicó a estudiar las relaciones entre España y la Santa Sede durante la Guerra de Sucesión. Junqueras contó anoche que en aquellas dependencias recónditas se cruzaba a menudo con Ratzinger cuando era cardenal (Ratzinger, no Junqueras) así como con otros príncipes de la Iglesia que deambulaban por los sótanos de la institución. Con todos ellos charlaba a menudo de lo divino y lo humano; preferentemente de esto último pues, según reveló anoche el líder independentista, una de las cosas que mayor interés despierta en el Vaticano es el fútbol. Ahí es nada, conseguir permiso para estudiar documentos secretos de la Iglesia y acabar hablando con sus dirigentes del próximo rival en la Champions League del Barça y el Bayern de Munich.
Junqueras es republicano, de izquierdas y fiel católico, tres condiciones que comparte la mayor parte de la curia de la Iglesia Católica en Cataluña. Anoche quedó claro en el sofá de Mejide que, a pesar de su menor tirón mediático, el Junqueras es un tipo mucho más interesante que la Colau, dónde va a parar.