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Operación Market-Garden: la decepción

La llegada de suministros fue un verdadero problema. Los aliados idearon un plan brillante, audaz y contundente. Fracasó dramáticamente.

La llegada de suministros fue un verdadero problema. Los aliados idearon un plan brillante, audaz y contundente. Fracasó dramáticamente.
Operación Market-Garden. Puente de Nijmegen

Hoy hace poco más de 70 años, en agosto de 1944 los Aliados, asentados ya casi totalmente en Francia (faltaban Alsacia y Lorena, y algunos puertos de la Bretaña que no se rindieron hasta el final de la guerra, como La Rochela, Lorient y Saint Nazaire), se encontraban con la disyuntiva de continuar su ofensiva a lo largo de todo el frente en línea atacando la Línea Sigfrido y cruzando la Renania hasta alcanzar el Rin, o dar preferencia a uno de sus Grupos de Ejército -el 6o (Devers), el 12o (Bradley), o el 21o (Montgomery)- que debería avanzar con una penetración en fuerza mientras los otros dos Grupos cubrían los flancos.

El problema era que los suministros tardaban mucho en llegar desde los puertos de Normandía, únicos utilizables, a más de 500 Km. de distancia. Casi una quinta parte de la gasolina a transportar era consumida por los propios camiones que recorrían la ruta de los suministros, denominada Red Ball Highway. Cierto es que Montgomery había entrado en Amberes, cuyo puerto había sido abandonado por los ocupantes sin daños graves pero mientras el Decimoquinto Ejército alemán (Von Zangen) controlara el estuario del Escalda desde las islas de Walcheren y Beveland, no había nada que hacer en punto a acercar la base logística.

El militar británico Bernard Law Montgomery

Montgomery propuso entonces a Eisenhower y éste aceptó, no sin reticencias de los generales norteamericanos (singularmente Patton, que veía disminuir los suministros para su Tercer Ejército), lanzar una ofensiva a través del curso bajo del Rin, trazando una línea a modo de alfombra y tomando los puentes con elementos aerotransportados (paracaidistas y planeadores) que irían seguidos de unidades acorazadas por tierra.

El plan era brillante, audaz y contundente. Se denominó Operación Market-Garden. Market era el elemento aéreo y Garden era el elemento terrestre. El 17 de septiembre las 101a y 82a Divisiones Aerotransportadas norteamericanas tomarían los puentes sobre el Son y el Canal Guillermina en Eindhoven, y sobre el Mosa y el Waal en Grave y Nimega, respectivamente; y la 1a División Aerotransportada británica (que incluía la I Brigada Paracaidista Independiente polaca), se haría con el puente sobre el Rin en Arnhem. Al propio tiempo el XXX Cuerpo británico (Horrocks) encabezado por los carros de combate de la División de Guardias avanzaría desde el Canal Mosa-Escalda por la carretera que une a lo largo de 96 Km. las localidades citadas. Horrocks enlazaría con los norteamericanos en Eindhoven en 2 ó 3 horas y con los británicos y polacos en Arnhem en 2 ó 3 días, tiempo más allá del cual se estimaba que una fuerza aerotransportada, carente de armamento pesado y provisiones, no podría conservar el puente enfrentada a tropas más numerosas y mejor equipadas. En todo caso, el Mando Aliado (SHAEF) consideraba que el Ejército alemán se batía en retirada en todos los frentes, después de las enormes pérdidas sufridas en Normandía y al repasar el Sena hacia el norte.

Las previsiones eran optimistas. Una vez cruzado el Bajo Rin y evitadas así las fortificaciones de la Línea Sigfrido, el 21o Grupo de Ejércitos, ya reagrupado, avanzaría sin obstáculos hacia el Este, hacia Alemania, embolsando el Ruhr por el norte. Eventualmente, se pensaba que los Aliados cruzarían el Elba y llegarían a Berlín antes de fin de año y antes de que llegase el Ejército Rojo, que en esos momentos todavía se encontraba frente a Varsovia en la ribera derecha del Vístula.

Paracaidistas sobre Los Países Bajos, 1944

Montgomery estaba orgulloso de su plan pero los propios militares que iban a desarrollarlo encontraron defectos: los blindados no podían salirse de la carretera porque el terreno contiguo era blando y los vehículos de cadena quedarían empantanados; la distancia de 96 Km. era excesiva para una fuerza que tendría que avanzar combatiendo para alcanzar su objetivo en 3 días como máximo; la zona de lanzamiento y aterrizaje de los paracaidistas y planeadores británicos estaban al oeste de Oosterbeek, a una distancia de 10 Km. del puente a conquistar, lo que comprometía el efecto sorpresa; los aviones de lanzamiento y remolque (los sufridos C-47 Dakota) escaseaban por lo que se necesitarían 3 lanzamientos sucesivos (la I Brigada Paracaidista polaca se lanzaría el segundo día) para situar a la 1a División Aerotransportada británica con todo el equipo completo (vehículos ligeros, munición, lanzagranadas PIAT, etc.).

Pero con lo que no contaban los británicos y polacos era con que se iban a lanzar sobre Arnhem, donde precisamente estaba acantonado el II SS Panzer Korps (Bittrich) integrado por las Divisiones Acorazadas de las SS 9a Hohenstaufen y 10a Frundsberg.

La operación se torció desde el principio. Los paracaidistas británicos no recibieron los vehículos ligeros ni los PIAT porque vendrían en el segundo lanzamiento. Un batallón recorrió los 10 Km. a pie siguiendo el curso del Rin y cuando llegó a Arnhem los paracaidistas vieron que el puente ya estaba tomado por los alemanes, con lo que solo pudieron ocupar algunas casas del acceso norte al puente. Los aparatos de radio no funcionaron y los batallones quedaron aislados entre sí y desconectados del mando de la operación (General Browning). La División SS Hohenstaufen empleó prácticamente sin oposición su artillería y carros de combate para ir reduciendo los núcleos de paracaidistas y entre ellos el que estaba junto al puente.

La ausencia de comunicaciones por radio y la consiguiente falta de coordinación con la Royal Air Force conducía a la catástrofe. Los SS ocuparon las zonas señalizadas por los paracaidistas para el lanzamiento de suministros, con lo que una parte de éstos cayeron en manos alemanas. También cayó en manos alemanas una carpeta con los planos de la operación que un soldado rescató de un planeador siniestrado, lo que permitió a Bittrich adelantarse al lanzamiento de la Brigada polaca. Cuando ésta, al tercer día, se lanzó fueron recibidos a tiros por los alemanes, sin que los paracaidistas británicos pudieran avisarles. Además, la mayor parte de la Brigada polaca cayó al sur del Rin, sin que a su vez los polacos pudieran ayudar a los británicos.

Horrocks había prometido llegar al tercer día, pero habían transcurrido 9 días y la División de Guardias no llegaba; estaba atascada en la carretera al sur de Nimega. La 1a División de Paracaidistas luchó con tenacidad y heroísmo pero fue casi destruida; el II SS Panzer Korps también era tenaz y tenía mayor número de soldados y un armamento mucho más potente. Tanto los paracaidistas que ocuparon las proximidades del puente, en Arnhem, como los que resistían todavía en las cercanías de Oosterbeek (unos 6.000) cayeron prisioneros; aproximadamente otros 1.500 murieron. El resto, unos 2.000, tuvo que repasar el Rin, de noche, con medios improvisados, y con ayuda de la Brigada polaca que, por su parte, tuvo unas 500 bajas mortales. El puente sobre el Rin en Arnhem quedó dañado, pero en uso y en manos alemanas.

Ciudad de Nijmegen (Holanda)

Las consecuencias estratégicas del fracaso fueron importantes. Los Aliados volvieron a la estrategia combatir a lo largo de todo el frente, avanzando todos los Grupos de Ejército al mismo tiempo y apoyando mutuamente sus flancos. El curso bajo del Rin fue abandonado como objetivo y, tras sangrientas batallas (el estuario del Escalda, el bosque de Hürtgen, las Ardenas) se atacó el curso medio (el puente de Remagen), al que se llegó en marzo de 1945. La guerra se prolongó hasta mayo. Los rusos se adelantaron en Berlín y aun en el Elba, donde enlazaron con los norteamericanos en Torgau.

Sin embargo, Montgomery se mostró orgulloso y satisfecho de su Market- Garden. Afirmó que se había cumplido el 90% de la misión (de hecho la División de Guardias había llegado a 2 Km. al sur del puente de Arnhem). Se echó la culpa a la niebla, al mal tiempo, a la estrechez de la carretera, etc. Para disimular el fiasco se dijo que se había conquistado el saliente de Nimega. Browning se excusó porque "siempre había dicho que Arnhem era un puente demasiado lejano".

Las consecuencias humanitarias fueron dramáticas. En represalia por la ayuda que la población de Arnhem había prestado a los paracaidistas y por la actividad de la Resistencia clandestina holandesa, el sátrapa nazi de los Países Bajos, el Reichskommissar Seyss-Inquart, bloqueó la llegada de alimentos a la zona. Durante los meses siguientes, unos 4.000 holandeses murieron de inanición. El Príncipe Bernardo de los Países Bajos, marido de la Reina Juliana, comentó: "Holanda no puede permitirse el lujo de ser liberada dos veces".

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