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Doce Apóstoles (VIII)

AJ Ussía: "La meritocracia es un concepto absolutamente falso"

Octava entrega de la serie "Doce Apóstoles". LD entrevista al autor de Vatio: "Un escritor nunca debe ser humilde".

Octava entrega de la serie "Doce Apóstoles". LD entrevista al autor de Vatio: "Un escritor nunca debe ser humilde".
AJ Ussía, posando para Libertad Digital. | C.Jordá

AJ Ussía (Madrid, 1983) cree que, desde que uno sale del vientre de la madre, la vida es una sucesión de bofetadas que forjan el carácter del individuo. Bisnieto de Pedro Muñoz Seca, hijo de Alfonso Ussía, nuestro entrevistado no heredó privilegios genealógicos y se ha convertido en un escritor reconocido y, sobre todo, reconocible después de haber pringado en la industria musical, de fundar dos empresas fracasadas –U Bros Records y Neupic– y de trabajar en otros sectores para desteñir los números rojos y sumergirse, desencadenado, en el mar bravío de la literatura. Debutó con Cuento del Norte y lo ha petado con Vatio, ese viaje al fin de la noche de juventud protagonizado por él mismo y por Antonio Vega, todo bajo seudónimo, claro. Conversamos en el Varela:

P: Señor Ussía, ¿cree en Dios?

R: Sería temerario pensar que somos los más listos de todos… Obviamente, sí que creo en algo, pero llamarlo "Dios" me resulta confuso. Quizás es el único término que han encontrado distintas civilizaciones para nombrarlo, ¿no? Pero hay algo que se nos escapa al entendimiento, un ser supremo que no sé muy bien por dónde cojea, pero que es absolutamente extraordinario y ha creado el Universo, la Tierra y todas las especies.

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Un momento de la entrevista | C.Jordá

P: Tras recibir una bofetada, ¿hay que poner la otra mejilla o devolver el golpe?

R: Depende. Si te dan una bofetada injustificada, es mejor que la pegues tú primero. Al final, la vida está llena de bofetadas. El mejor momento es el de estar en la tripa de quien luego te pare; a partir de ahí, todo es cuesta abajo, una consecución de bofetadas: unas de educación, otras de la vida, otras de la incomprensión, de las cosas que no tienen explicación… Las bofetadas forjan el carácter. Creo que hay que poner siempre la otra mejilla cuando se hace por alguien, por lealtad, por honor, por amistad o por amor; si no, dala tú primero siempre.

P: ¿Los últimos serán los primeros?

R: También depende. Hay una cosa que siempre me ha divertido mucho de la religión católica, en concreto, y es el borrón y cuenta nueva que te permite confesar hasta el mayor de los pecados y llegar arriba con las cuentas pagadas aquí abajo. En el fondo, me parece cómico. Joder, es un chollo (risas). Recuerdo un capítulo de Los Simpson en el que Homer participaba de las diferentes religiones, tanto del islam, el hinduismo, el budismo y tal. Al final, acababa en la religión católica y descubría que la que era un chollo era esta: podías hacer lo que quisieras y luego confesarte.

P: ¿El dinero es un dios más fuerte que el amor?

R: Ha sido toda la vida así. En cuanto hay un vil metal, siempre hay un interés supremo. La honestidad cambia. Es un milagro cuando alguien encuentra en la calle un sobre con 10.000 euros y lo devuelve a la Policía. Yo no lo devolvería (risas), y me asombra que haya gente que sí. Creo, por otro lado, muchísimo más en el amor. De hecho, he elegido una profesión en la que el dinero es algo completamente secundario. Valle-Inclán decía: "¿Estás dispuesto a matar a tu mujer, a tus hijos, a tus padres? Entonces serás un buen escritor, porque vas a matarles de hambre".

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Las manos del escritor | C.Jordá

P: ¿La verdad nos hará libres?

R: Siempre. La mentira, al final, te crea una especie de máscara, de velo, que no hace otra cosa que ser humo. Es muy fácil de traspasar. Ser honesto contigo mismo es la mayor virtud que tienes de cara a defender la verdad.

P: ¿Y la literatura?

R: Creo que sí. Para empezar, te hace libre porque tomas una elección muy fuerte, que es dedicarte a ella leyendo o escribiendo. A mí me encantaría sólo leer, pero con eso nunca ganarías dinero. Entonces, tienes que escribir un poco para pagar las facturas de la gente a la que quieres. La literatura es el mayor ejercicio de libertad que tiene la cultura. Es completamente infinito el blanco que tiene. La música te condiciona por más de un sentido. Si oyes un Sol, sabes que no puede ser un Mi. En cambio, en un libro puedes hacer la nota que te dé la puñetera gana. Y eso es bonito: te permite cualquier vida, cualquier historia, cualquier época.

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AJ Ussía, posando para Libertad Digital | C.Jordá

P: ¿Qué pecado nunca debiera cometer un escritor?

R: Un escritor nunca debe ser humilde. Siempre quieres que alguien te lea: nadie escribe para sí mismo. Quien te diga eso, miente. Hay una mezcla entre el síndrome del impostor y la humildad que puede jugarte una mala pasada como escritor. Si eres escritor, crees que puedes contar a la gente algo desde tu prisma. Y es para que te lean. Si no, ¿qué leches estás haciendo? Me cansa muchísimo el exceso de humildad en alguien.

P: ¿Es mejor un hombre que lee que uno que no lo hace?

R: Te repetiría la maravilla que te dijo Torres-Dulce (risas), pero yo creo que sí: todo lo que pueda hacerte cambiar de opinión es positivo. Y la literatura es una gran herramienta para eso.

P: ¿Cree en sí mismo?

R: Sí. Y lo he hecho a base de golpes. Si no creo en mí mismo, apaga y vámonos.

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El escritor ha logrado un gran éxito con 'Vátio' | C.Jordá

P: ¿Alguna vez dejó de hacerlo?

R: No. Y a base de golpes. Yo he hecho de todo, y en cuanto he podido, ya sea a nivel económico o familiar, intentarlo, lo he intentado. Pero no ha sido un camino bonito: llevo quince o dieciséis años intentando vivir de la literatura y, hasta ahora, ha sido imposible. He vendido pisos para pagar deudas de Neupic en el 2013, he trabajado en una gestoría… he hecho de todo para poder llegar aquí. Y estoy feliz por haberlo hecho. Me ha permitido ver un montón de vidas que no hubiera podido vislumbrar en otro tipo de carrera.

P: ¿Cree en el ser humano?

R: Sí, sí. Dentro del ser humano, hay una cosa que siempre me llamó la atención. En concreto, en España. En España siempre tenemos esa malditísima costumbre de reírte del golpe ajeno antes que de dar una enhorabuena por un éxito o un logro. Recuerdo una noticia de hace mucho tiempo: un tío se había piñao con un Ferrari en Velázquez, o no sé dónde, y la gente, antes de acudir a ayudarle, estaba haciendo fotos para subirlas a las redes. Todo el mundo va a lo suyo y todo el mundo se fostia a la mínima que puede. Pero también creo que el ser humano es más grande que todo eso. Y hablo del que conozco: nosotros, los mediterráneos, tenemos una forma muy humana de saber estar, tanto a las buenas como a las malas. Podemos estar muy bien en la bonanza y muy bien pasándolo putas. Es algo intrínseco en las culturas que se rigen por el buen clima que podemos tener nosotros.

P: ¿En qué creyó alguna vez y, a partir de un momento equis, dejó de creer?

R: En la Iglesia. Vengo de una educación bastante religiosa, con jesuitas, mi madre era muy religiosa, uno de mis tíos estuvo en la selva, en el norte de Perú, de misionero… Al final, considero que san Pablo y san Pedro son figuras que han conseguido transmitir un mensaje, pero que han construido un gran castillo de marfil en torno a una idea que no creo que esté muy bien defendida. Creo más en la moral, en la ética, en la filosofía, en no hacer daño al prójimo. Escohotado decía: "De la piel para dentro es territorio soberano". Eso implica joderte a ti mismo en cualquier cosa y que tú no me jodas a mí en lo que decida sobre mí mismo.

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AJ Ussía posando en el Café Varela | C.Jordá

P: ¿En qué no ha creído nunca?

R: En la meritocracia. Es un concepto absolutamente falso. Por lógica: tú abres una tienda mañana aquí, en esta esquina, y viene tu prima, la hija de tu tía Paca, a pedirte por favor que le des trabajo, y va a ser tu primera opción siempre. Da igual que no empaquete igual de rápido que un pavo que sólo empaqueta, pero llevas esa carga, somos humanos, y cualquier cosa que se aleje de un sentimiento humano me parece falsa. Al final, fallamos. Prometemos y fallamos. Quedamos con alguien y no llegamos. A veces, engañamos. No somos lo perfectos que debiéramos ser. Pero creo que ahí está también la virtud.

P: ¿En qué no cree y le gustaría creer?

R: En Jesús. Me encantaría tener fe en Jesús. Envidio muchísimo a la gente que tiene esa naturalidad, esa fuerza, ese refugio que te dice que todo lo que te pueda pasar aquí es absolutamente frívolo y absurdo porque estamos de paso, y que lo único que te interesa es llegar a un sitio en el que vamos a estar mejor. De una manera científica, yo lo veo imposible, no me lo creo: hacen un agujero, te meten dentro, los gusanos te comen y ahí se acaba todo. Entonces, ¿por qué tienes esa convicción de que saldrás de la caja y te irás a un sitio mejor? Conozco a mucha gente, y gente muy ilustrada, muy culta, que cree en eso. Me asombra y me da envidia.

P: Para terminar, ¿qué proyectos tiene en el corto plazo?

R: Me embarqué hace un año y medio/dos en un proyecto que me apetecía mucho. Fue a raíz de una encuesta que leí: siete de cada diez menores de 25 años no sabían quiénes fueron Miguel Ángel Blanco, Gregorio Ordóñez, etcétera. A partir de eso, empecé a entrar en contacto con ciertas personas y me metí en un proyecto de contar la historia más salvaje de ETA desde el 88 al 95-96, cuando no existe el GAL, por un lado, ni las excusas franquistas, de represión ni hostias. Me cuesta entender que alguien te venga y te diga: "Sí, pero la Guardia Civil mató a tantos". Joder, hablamos de niños y de cosas muy punkis. Simplemente, por historia, me metí en este proyecto, que saldrá en otoño. Luego, el otro es El puente de Segovia, una novela sobre suicidas que saldrá con Círculo de Tiza.

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