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Un Tríptico de Prior: Judas, Jesús y Pilatos

Este tríptico de 83,5 por 28,5 cm. con las cabezas de Judas, Jesús y Pilatos nos da una de las esencias del cristianismo. No hay religión sin miedo.

Este tríptico de 83,5 por 28,5 cm. con las cabezas de Judas, Jesús y Pilatos nos da una de las esencias del cristianismo. No hay religión sin miedo.
La pasión de Cristo | Wikipedia

Me pellizcó el alma la visión de un tríptico pintado por Prior. Lo vi por casualidad en un vídeo del canal de Youtube Res Hispánica. Es una tablilla al óleo con las figuras de Judas, Jesús y Pilatos. Son tres cabezas pintadas de memoria. Nunca pinta directamente la realidad. El artista está en el mundo no para reflejarlo como un fotógrafo sino para recrearlo, pensarlo, como un pintor. Nunca hay "modelos" reales, concretos, en el expresionismo figurativo de Prior, aunque pululen entre nosotros cientos de ellos que pudieran ser arquetipos de su arte. Nunca, pues, abandona Prior la memoria. Construye sus figuras de múltiples maneras y con la técnicas más diversas, pero siempre lo hace de memoria. Judas, Jesús y Pilatos son pintados de verdad, sí, de memoria. Contra el olvido de lo representado por esos personajes, o sea, contra la falta de memoria de todo lo bueno y lo malo, de la verdad y la mentira, de la belleza y la fealdad, que tienen esos personajes bíblicos, surge el recuerdo, la pintura de Prior, para hacerlos pura actualidad. Semana Santa.

¡O es que acaso alguien con un poco de sensibilidad no tiene en su cabeza una somera idea de quienes son esos tres personajes! Nadie puede llamarse a engaño. Todos sabemos quienes son y, sobre todo, qué representan esas tres figuras. La mayoría de los educados en la tradición occidental, cristiana, tenemos una noción de ellos. La representación de esa idea es lo pintado por Prior en este singular tríptico. Sí, sí, Prior pinta ideas. La traición de Judas y la displicencia de Pilatos engendran en el ánimo contemplador más fátiga que deleite. Son seres despreciables para los excelentes. Reflejan la normalidad mediocre dominante de nuestra época. ¿Qué decir de la expresión de Jesús? Todo, salvo que transmita serenidad y menos quietud intelectual. El juicio moral surgido de ese tríptico es un mérito propiamente estético. Las expresiones de estos rostros nos interpelan. Nos mueven y conmueven. Nos inquietan.

Y es que sin desasosiego, tensión y pulso espiritual, el arte, como la estética que nos da sus razones, están tan lejos de la eterna idea armónica, la belleza, como de la elegancia de la pintura. El tríptico de Prior llena de zozobra espiritual un ambiente cargado de escepticismo e incredulidad. Nos impide refugiarnos en la frialdad del malvado y nos aleja de la fingida cólera del traidor. Entre Judas y Pilatos, la expresión de extrañeza o, mejor dicho, de admiración y asombro de Jesús, cede, finalmente, ante su cólera. Prior ha pintado la cólera de Jesús. Este Dios, sí, conmueve, pero sobre todo nos asusta. Impresionan, en efecto, las tres cabezas, pero solo la de Jesús impone. Provoca miedo. Auténtico pánico. Y es que un Dios humanado, como es Jesucristo, no puede dejar de asustarnos. La cólera Dios ha sido pintada magistralmente por Prior.

Este tríptico de 83,5 por 28,5 cm. con las cabezas de Judas, Jesús y Pilatos nos da una de las esencias del cristianismo. No hay religión sin miedo. La majestas Dei, alejada de cualquier idea del Dios de los filósofos, está retratada con trazo firme y precisión expresionista. He aquí tres rostros para pensar la traición humana, la cólera divina y la displicencia de los dirigentes mediocres. La pintura de Prior jamás deja a nadie indiferente. Impresiona siempre su expresionismo tan alejado de la abstracción como de la mera impresión sensual. La figura, el rostro de Dios hecho hombre, encolerizado, está en consonancia con un genuino "Dios vivo", el Dios de las Escrituras. A Lactancio le asistía la razón: un Dios que no puede encolerizarse, tampoco puede amar. Ita fit, ut religio et majestas et honor metu constet. Metus autem non est, ubi nullus irascitur, (Así ocurre que la religión, la majestad y el honor descansan sobre el miedo. Pero no hay miedo donde nadie se encoleriza).

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