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Juan Manuel González

'Cómo acabar con tu jefe'

Póster Cómo acabar con tu jefe

La comedia gamberra norteamericana es uno de los géneros más denostados y a la vez perspicaces de la industria norteamericana actual. Aunque Cómo acabar con tu jefe navega un poco a dos bandas y sin acabar de decidirse entre la farsa machuno-sentimentala la Apatow, el humor cafre, y una sátira quizá más vitriólica y oscurita, muy apropiada para estos días de titulares laborales, el resultado es un enredo ágil y francamente divertido.

El director Seth Gordon, criado en la muy fructífera escuela televisiva de series como The Office o Modern Family, cuenta la odisea asesina de tres mindundis decididos a acabar con sus respectivos jefes, un psicópata (Spacey), una ninfómana cruel (Aniston) y un inútil inestable (Farrell). A pesar de que la radiografía del mundo laboral apenas sobrepasa el primer acto de la función, Gordon exhibe músculo y no permite que el lío decaiga ni un minuto. Cómo acabar con tu jefe carece de segundos muertos, los gags verbales se suceden sin medias tintas, aunque esa novedosa veta de sátira laboral sea sólo tangencial y la película renuncie demasiado pronto a lo que habría sido la revisión definitiva de aquella rara avis que fue Trabajo basura, de Mike Judge (que también, por cierto, tenía en su reparto a Jennifer Aniston) o The Office versión británica.

Decimos que Gordon deja demasiado pronto la ironía para dar paso al puro enredo. Pero menudo enredo. Vertebrando la película a través de un viaje a la delincuencia marginal que parodia cierto subgénero noir, e incluso marcándose alguna referencia a Extraños en un tren, el peso de la función recae en los tres pollos que reflejan al americano medio, dejando en un lugar secundario a las verdaderas estrellas como infames patriarcas empresariales. Kevin Spacey y Jennifer Aniston cumplen el expediente –él divirtiéndose con su enésimo psicópata, ella exhibiendo sobresaliente carrocería-, pero es un travestido Colin Farrell el que se lleva la palma con un pirado de cosecha propia, en una jugada que recuerda al disfraz paródico de Tom Cruise en Tropic Thunder. Cómo acabar con tu jefe no remata, pero divierte mucho.

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