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'Brigsby Bear', un directo a Blu-Ray mejor que muchos estrenos en salas

Sale directa en Blu-Ray Brigsby Bear, otra de esas películas probablemente superiores a cualquier lanzamiento en cines. 

Brigsby Bear es un filme casi tan redondo como el disco donde viene grabada. La película pergeñada al alimón por Dave McCary y el guionista y protagonista Kyle Mooney, provenientes ambos del Saturday Night Live (y antes, de los vídeos de internet donde ahora rebusca el espacio para encontrar talentos) remite directamente a esa redundancia cíclica que afecta a la ficción y que ahora está en la cresta de una particular nueva ola. No se trata de una comedia alocada, como podría deducirse de un filme proveniente de dos elementos de una de las últimas hornadas del citado show televisivo, sino de una historia cálida, optimista y divertida con algunos diálogos y situaciones afiladas. Pero que esconde varios filos puntiagudos, de esos que pueden hacer daño.

El filme, mostrado en Sitges y que sale a la venta directamente en Blu-Ray y plataformas digitales, relata la historia de James, único espectador de un antiguo programa de televisión infantil, El Oso Brigsby, que resulta ser una invención elaborada por Ted (Mark Hamill, cuya elección no puede ser baladí). Claro que la vida de James tal y como conocía va a llegar a su fin antes de lo que todos piensan, por razones que mejor aquí nos ahorraremos: una vez que toca salir al exterior, descubrir de manera tardía el mundo, el chico va a tener que recurrir a todos los mecanismos de la ficción para poder relacionarse.

En el fondo, la de James es una historia oscura con algunas derivadas de locura y desesperación. Brigsby Bear consigue evitar los lugares comunes del melodrama familiar para tocar todos los mecanismos de la nostalgia vintage que aparece en un momento dado en cada generación (la serie se le administra a James en cintas de VHS con la clásica textura analógica de hace dos décadas). Pero, además de aprovecharse de esos recursos, también los comenta, erigiéndose como una de las películas que mejor retratan los nuevos usos y derivas actuales de la ficción y los espectadores, cómo nos relacionamos con los productos audiovisuales que consumimos. James es un muchacho inmaduro (un adulto-niño) que, sin embargo, se relaciona con el mundo a través de la ficción que le ha obsesionado. El Oso Brigsby le obsesiona tanto como espolea su creatividad, una rueda que al final retrata los recursos de nuestra propia imaginación e interpretación del mundo. Ahora, díganme que esto no es un retrato tan sombrío como afectuoso de los fans de Star Wars que destrozan/veneran cada nueva aportación, que motivan la vuelta de otras viejas franquicias por parte de una industria en perpetua crisis de ideas.

Pero lo importante es, quizá, que El Oso Brigsby es un verdadero encanto de comedia, compleja pero absolutamente humilde y cercana, sin ese tono indigente y frío que caracteriza al cine indie de festival. Es una película que usa la nostalgia, la sensación de pérdida típica de todo relato de maduración "coming of age", para convertirla en otra cosa; que crea personajes sin juzgar moralmente algunas de sus características (aportando un punto de vista positivo de unos hechos oscuros), que sabe crear un mundo ordinario y cotidiano de personas esencialmente buenas, casi todas ellas destinadas a ayudar al inocente James en su camino. No hay atajos artificialmente oscurecidos o moralistas para generar conflicto: El Oso Brigsby es una comedia dramática que exalta la imaginación y nos dibuja un panorama de los suburbios americanos (y de los jóvenes y adultos que los pueblan) mucho más optimista y bonachón de lo esperado, y que por eso mismo prolonga ese tono feliz de los filmes de los ochenta que toma como casilla de salida. Lo hace mejor que otros experimentos para revivirlos que hemos presenciado recientemente, y por eso triunfa por encima de aquellas (y de otros muchos filmes de "factura Sundance" que podamos echarnos a la espalda). Muy, muy buena.

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