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Castilla y León

La película que provocó ronquidos en el patio de butacas

Una película soporífera, una que podría ser mejor del resultado final y otra que ha supuesta una auténtica decepción. Mal día.

Una película soporífera, una que podría ser mejor del resultado final y otra que ha supuesta una auténtica decepción. Mal día.
Fotograma. | Kaloyan Bozhilov

El jueves no ha sido precisamente un buen día de cine en la Seminci. Todo empezaba a primera hora de la mañana con Ága, de Milko Lazarov, una película en la que el director se ha empeñado en contarnos la vida de un matrimonio de esquimales. Con el cambio climático de fondo muestra unas vidas llenas de miseria, dolor y necesidad en la que lo único que importa es el retrato de los paisajes y la soledad de esos personajes, que no sólo no conmocionan sino que, como en mi caso, aburren mortalmente. Tan mortal ha sido que no sólo se iban espectadores de la sala sino que a muchos les ha venido bien para recuperar el sueño de tantos madrugones. Los ronquidos eran bastantes horribles en la sala.

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Más tarde se proyectaba la película alemana A la vuelta de la esquina (In den gängen) de Thomas Stuber, de la que todos esperábamos un poco más porque los 125 minutos de duración a veces pesaban como una losa. Es verdad que la historia de este reponedor y sus compañeros en una gran superficie comercial está bien contada, incluso la historia se puede seguir con cierto interés. El problema es el exceso por parte del director de descubrir todos los movimientos de los personajes y llevar continuamente el plano hasta sus últimas consecuencias sin aportar nada a la narración. Ello hace que la película sea excesivamente lenta en momentos y que la narración de la historia desaparezca en otros.

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Finalmente todos teníamos muchas esperanzas con la nueva película de Paolo Virzi, Noches mágicas, ya que su anterior película, estrenada precisamente en Seminci, tuvo un éxito considerable de crítica y púbico, Locas de Alegría. En este festival se llevó la Espiga de oro a la mejor película, el premio del público y la mejor interpretación femenina para Valeria Bruni Tedeschi. De esta forma todos íbamos muy contentos por la tarde al cine para salvar el día pese a que la sala en la que se proyectaba es infame e incómoda, no reúne las suficientes condiciones para ver una película.

El caso es que esta película de este afamado director nos ha defraudado, pese a que parte de una premisa interesante como la historia de tres jóvenes que quedan finalistas en un concurso de nuevos guionistas para iniciarse en el mundo del cine. Ambientada a principios de los 90 con el Mundial de Fútbol en el que Italia fue eliminada por Argentina de fondo, entrarán en contacto rápidamente con directores, productores y actores en un mundo plagado de mentiras y estafas.

Así conocerán a un productor no muy sano ni legal cuya muerte da comienzo a la película. Los tres jóvenes serán acusados de su muerte y recorreremos su historia durante el mes que transcurre desde la entrega del premio hasta la noche de autos. Decimos que es excesiva porque sus diálogos son constantes, apenas dejan respiro al espectador, y lo que cuentan es muy para cinéfilos italianos. El guión es una sucesión de nombres de escritores, directores, actores, guionistas, productores, periodistas... en definitiva, todo el gremio de una profesión que nosotros desconocemos en su mayoría, por lo que el espectador queda como en un partido de fútbol, fuera de juego.

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No tenemos nada en contra de la interpretación de sus actores, y mucho menos de la habilidad del director de sobra conocida, pero no es una buena película. Todavía hay tiempo para que salte la sorpresa, al menos nos queda esa esperanza, porque por lo visto hasta ahora ha sido una edición correcta pero no llena de obras maestras.

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