
En Sonic 2 se percibe, pese a algunos sinsabores, cómo por fin su estudio parece haber volcado toda su experiencia en la confección de películas de franquicias jugueteras (Transformers, G.I.Joe) a las de videojuegos. En la película que vuelve a dirigir Jeff Fowler, que también firmó la anterior (uno de los últimos éxitos prepandémicos, por cierto) ya no se percibe la indecisión quizá derivada de ese cambio de diseño del personaje en post-producción, tras la sonada reacción de los fans tras el tráiler con un erizo antropomorfo. Todo en Sonic 2 se ha "blockbusterizado" para la ocasión, en cuanto a personajes, medios y bromas, y desde luego también en duración (la película alcanza las dos horas y hasta las supera, y de ahí nacen también sus problemas).
Sonic 2 es, por tanto, y como en el caso del videojuego original, la oferta en la que sus responsables han puesto toda la carne en el asador. La película es ambiciosa en sus propios términos de cine infantil o familiar: suma personajes, se esfuerza en no abandonar los anteriores (aún a costa de la delirante subtrama de la boda, que podría ser lo mejor y lo peor del film a un tiempo), tiene mejores efectos visuales y un esquema argumental que abandona el pretexto del "visitante" en favor de una película de persecución a lo largo de diversas realidades a lo Terminator 2 con un claro sabor aventurero.
Y la mención a la mejor secuela de James Cameron no es baladí, porque todo en Sonic 2 es más grande y, en cierto modo, también adulto. La saturación hace acto de aparición con extrañas decisiones de montaje que afectan, y bastante, al ritmo de la película en su sección central, pero el humor excéntrico y hasta surrealista (ese extrañísimo concurso de baile en Siberia) sustituye las ingenuidades infantiles de la primera entrega. El slapstick es mejor, hay puntos pícaros y, en contrapartida a ese ritmo discontinuo, oportunidades para el desarrollo de todos los personajes, digitales o reales.
Apartado propio merece Jim Carrey, que aprovecha cada una de sus intervenciones como Robotnik para robar la función. Ver cuando habla de la "nueva normalidad", su referencia al clásico de Sam Raimi al Ejército de las Tinieblas… el humor punki y excesivo del intérprete de Ace Ventura también se duplica en esta segunda entrega mejor dirigida, más completa y, desde luego, tremendamente entretenida.
Licenciado en Historia del Arte y Comunicación Audiovisual en la UCM de Madrid. Colaborador en esRadio. Crítico de cine y series en Libertad Digital. Una de las voces del podcast Par-Impar.
