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Crítica: 'Fast & Furious X', el comienzo del final de la saga de Vin Diesel

Fast & Furious 10 es un sinsentido resuelto con pulcritud y energía por su director, el francés Louis Leterrier.

Fast & Furious 10 es un sinsentido resuelto con pulcritud y energía por su director, el francés Louis Leterrier.
Fast and Furious X | Universal

No es casual que esta Fast & Furious 10, primera parte del final de la saga de Vin Diesel, comience indagando en la intrahistoria de la quinta entrega, quizá considerada la mejor de todas y aquella en la que, indiscutiblemente, la saga se reformuló a sí misma de la acción callejera y la serie B al colosal blockbuster de espías que ha sido la colección de aventuras que vendrían.

Todo por sacarse de la manga un villano final, un personaje que Jason Momoa interpreta en perfecta comunión con las verdaderas intenciones del nuevo director, Louis Leterrier, incorporación de ultimísima hora tras el abandono del habitual Justin Lin por diferencias creativas. Si Momoa parece tomar como referencia el Joker (pero el Joker animado de Mark Hamill) y el Jack Sparrow de Johnny Depp, el director francés compacta la aventura con un ritmo histérico que convierte el descaro de alguna entrega anterior en una severa digresión de Christopher Nolan. Y es por eso, por cierto, que acaba resultando el mejor bálsamo del anecdótico guion, que evidentemente espera a la posterior entrega para entregar el elemento emocional que presumiblemente piden los fans. Una vez cumplido el expediente inicial de la barbacoa y el speech estoico de Toretto, esta vez centrado en la paternidad y el legado (vamos preparando el reboot futuro, como es de esperar) Leterrier se pone a lo que le interesa: entregar un descarado filme de acción que oscila entre lo cursi y lo salvaje sin interludios, que bordea lo paródico sin necesidad de lobotomías y que no se hincha el pecho con mensajes más allá del entretenimiento.

Es el efecto Leterrier, por tanto, es el que salva Fast X de la quema. El director gestiona la docena de personajes y al menos tres líneas argumentales con solvencia y rapidez, factura escenas de acción con la misma energía que Justin Lin sin sentirse tentado por los estilismos de John Wick (es más, recupera y amplifica algunas ideas visuales del comienzo de la saga con Rob Cohen, como esa toma final que recorre el brazo de Toretto y pasa por los elementos mecánicos del coche) y mantiene alto el nivel de energía sin que su película padezca ese efecto Inteligencia Artificial de muchas aventuras Marvel. Leterrier tontea con la parodia en momentos cumbre, pero no parece importarle mucho presentar una película que en ocasiones parece dirigida por un lunático. Uno que en todo caso no trata de ofender al fanático más leal a los personajes, si es que queda algo de ellos, y se las arregla para incorporar a viejos asociados con más naturalidad de la esperada.

La saga sigue pagando el precio de demasiadas secundarios presuntamente graciosos y suma aún nuevas incorporaciones de importancia dudosa que destruyen lo que podría calificarse de su núcleo emocional: el miedo a perder lo más preciado. Lo mejor, lo satisfactorio que resulta el paso por la saga de Charlize Theron, aun en piloto automático, y la nueva incorporación de Alan Ritchson, el excelente Reacher televisivo que en esta ocasión se presenta a sí mismo como un tipo que "odia las barbacoas". El paso de Statham por la película no parece tener más sentido que juntar de nuevo a la estrella de acción y el director que le lanzó a la fama con Transporter, pero no deja de resultar un fetiche agradable.

Fast X no puede ocultar que la carretera tomada por la saga se va acabando, y desde luego no se atreve a dar marcha atrás y presentar un genuino crepúsculo de sus dioses urbanos (quizá el desenlace real de la siguiente entrega lo haga) que cierre el evento. Pero es un cómic filmado que entiende bien el combustible folletinesco de 98 octanos que alimenta este motor desde que Toretto y O’Conner robaron aquella caja fuerte en Río de Janeiro, y que además, recupera cierta poesía por aquello que encendió inicialmente el motor: los coches y sus jinetes (el monólogo de Ritchson a Diesel a ese respecto pasa por ser el mejor del film).

Fast & Furious X se estrena en cines el viernes 19 de mayo.

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