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Erin Kelly publica 'Él dice, ella dice', un thriller que cuestiona la imparcialidad del testigo

La autora británica, una de las más leídas del género, publica una intriga en torno a una supuesta agresión sexual.

"¿Y si ella pensó que era una violación y él no?". Esta pregunta surge en medio de un debate en una pareja, después de asistir como testigos a un juicio por violación. Ambos reflexionan sobre la naturaleza de un acto y la posibilidad de que las dos personas implicadas puedan entender un encuentro sexual de forma distinta. Este peliagudo asunto, que ha centrado los debates mediáticos en los últimos tiempos, es el que ha trasladado la escritora británica Erin Kelly (Londres, 1976) a Él dice, ella dice (Harper Collins), un thriller que no podría ser más pertinente.

La autora, una de las más leídas de este género en los países anglosajones, narra una supuesta violación y nos invita a ser una parte implicada más. Siembra una profunda duda en el lector que, como en la vida, tiende a ponerse la sotana de juez y dar su propio veredicto. La dimensión que adquiere el término "malentendido" es parte de su inteligente estratagema.

Los protagonistas son Kit y Laura, una pareja que viaja por el mundo persiguiendo eclipses. Durante un festival, ella es testigo de una "agresión sexual". Ambos llaman a la policía y meses más tarde declaran en el juicio. En el tribunal, la definición de "consentimiento expreso e inequívoco" acapara toda la atención, con diálogos entre la abogada defensora y la demandante que desatiende el buen gusto. Entran en juego las "reacciones" de la víctima y se cuestiona –para mí lo más interesante– la capacidad de los testigos de discernir los hechos. ¿Puede un tercero saber con exactitud si lo que está viendo está o no acordado? De hecho, hasta el propio testigo comienza a dudar de lo presenciado.

La autora maneja de forma muy inteligente esa situación. "¿Le cuesta diferenciar entre la realidad y las cosas que imagina?" (pág.126). El embrollo se atasca aún más con el viejo debate sobre qué testimonio pesa más:

"- ¡Qué motivos podría tener la demandante para acusarle de violarla?
- Me imagino que por vergüenza" (pág.164).

Aparte de estas consideraciones, la lectura de Él dice, ella dice está conducida por otra intriga. Quince años después de ese suceso, Laura y Kit viven aterrorizados. Ella comienza a sopesar que, desde fuera, nunca puedes ver la imagen completa de lo sucedido y se arrepiente de ciertas cosas que dijo: "Es lo que tienen los secretos: que gotean. No puedes abrir una espita, contar lo poco que te conviene, sin que rezumen un millón de preguntas" (pág. 75).

La escritora usa dos voces, la de Kit y la de Laura, con saltos temporales desde 1999 –cuando se produjo el incidente– y 2015 –año en el que encontramos a la pareja aterrorizada por algo que no sabemos y que, precisamente, empuja al lector a engullir esos capítulos centrales–. La autora contagia al lector la congoja de sus protagonistas con un estilo vestido de nervio. Sin embargo, toda esta intriga derrapa en el último tercio del libro en el que aflora el estúpido sesgo de todo hombre es malvado. Entonces, se diluye gran parte de lo bueno disfrutado. Erin Kelly suma más de un millón de lectores en Reino Unido.

Erin Kelly. Él dice, ella dice. Harper Collins, 2019. 480 páginas. 19,90 euros.

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