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El autor de Los Frikis recuerda la mejor definición de La Movida: "¿Quién soy, de dónde vengo, a dónde voy?… ¿Qué me pongo?".

Luis Fernández "Cuando me enfado quiero ser heterosexual, es la única forma de transgresión, volver al armario"

El autor de Los Frikis recuerda la mejor definición de La Movida: "¿Quién soy, de dónde vengo, a dónde voy?… ¿Qué me pongo?".

Entrevista de José María Marco y Nuria Richart en el programa Libros con Marco a Luis Fernández, escritor, articulista, guionista, director de cine, una figura fundamental del la cultura underground valenciana de los años 70 y ex Director técnico de la Muestra de cine de Valencia.

La transgresión… Irene Montero en la campaña a las europeas no se le ocurrió otra cosa más moderna y rompedora que pelar un plátano con la boca, sin manos. Dice Luis, "en los 70 no lo hubiera pelado. Lo hubiera comido entero".

¿Hay una degradación de lo transgresor? Explica: "La cultura dominante está siempre y hay que estar siempre en contra". Desde hace décadas la contracultura forma parte de las agendas y las subvenciones públicas, eso empezó con La Movida" y tiene "consecuencias nefastas".

Militancia en la libertad

Recuerda con nostalgia y humor al artista turolense Antonio Maenza, "que venía a Valencia de Zaragoza, que había montado la mundial, un tío de Teruel, a montar el Situacionismo. Y todos nos hicimos situacionistas de repente. Maenza se convirtió en el ogro de los del Partido Comunista y empezó a hablarles en plan lacaniano. Les metió tal rollo que salieron de allí todos confundidos", nos reímos.

En Barcelona cuenta que "Alberto Cardín se iba a ligar a las ramblas y decía: "Nena, vamos a sembrar el significante". "Echo de menos la actitud de protesta, la voluntad de transgredir, pero a lo mejor es que ya no hace falta transgredir", comenta en otro momento.

Luis nos cuenta que el maravilloso pintor Sigfrido Martín Begué fue el que mejor definió La Movida con eso de: "¿Quién soy, de dónde vengo, a dónde voy?… ¿Qué me pongo?".

Frente de Liberación Homosexual de Castilla

Sobre la ideología queer y el colectivismo se posiciona: "Entonces sólo eran cuatro siglas, muy cortas porque nunca hemos sido colectivistas, estábamos en contra radicalmente. Me di de baja de cualquier tipo de movimiento gay el día que fundaron, aquí en Madrid, el Frente de Liberación Homosexual de Castilla. Me pareció tan absolutamente surrealista, tan increíble, tan inconcebible que dije: bueno, se acabó mi militancia homosexual".

Continúa: "Estoy luchando contra las siglas abecedario. Han monopolizado el mundo gay cuando estaba normalizado. La gente gay quiere ser normal y corriente. Todo el LGTBIQ+ es victimización por un lado y por otro lado seguir en el movimiento pensando que la lucha no ha acabado. La lucha no ha acabado para los revolucionarios de izquierdas, comunistas, para el resto sí. A veces pienso que la gente necesita la victimización. Es inacabable y una forma de poder importantísima".

Continúa: "La contracultura anunciaba una guerra a muerte, primero contra la familia, que era esencial, y en segundo lugar, la comunistización de los distintos elementos: la mujer, los gays, etc. Pero en los 60 la izquierda no lo tenía en la cabeza, eso empezó en los en los 90, con la teoría de género, con Judith Butler, que no sabía lo que decía. Cuando me enfado quiero ser heterosexual, me parece que es la única forma de transgresión, volver al armario".

Sobre la sexualidad y la derecha asegura "que no ha tenido problemas nunca, siempre que fueras discreto".

Lucha antifranquista

Sobre el mito de la lucha franquista de mediados de los 70: "Lo que quedaba del franquismo era muy poco. Lo que empezaba era ya el nacionalismo y la izquierda, que busca la parasitación. Todos aquellos éramos hijos del franquismo, de la posguerra y vivimos muy bien. Nos rebelamos contra nuestros padres, contra el padre, pero no por la cuestión franquista, sino por una cuestión generacional. Y luego, todos los que acabaron siendo del PSOE proceden del Colegio del Pilar, o sea, una burguesía asentadísima. Y empezaron todos a despotricar. Y yo decía: pero por qué despotricas sí tu padre era falangista y además de los importantes".

De la Guerra Civil recuerda la historia de su familia: "Mis padres lo pasaron muy mal, les robaron todo: libros, cuadros y recuperarlo fue horroroso. Mi padre no quería volver por su antigua casa porque todo el barrio llevaba sus trajes de los años 30. Hicieron fogatas en la casa con los libros y con las estanterías. Eso de que eran muy cultos los de la izquierda no es verdad".

La revolución está hecha, ¿vamos a volver atrás?

"Yo lo veo muy complicado, no hay nunca vuelta atrás. Esa idea del progreso, el progresismo y los progres que nace en los 60, por lo menos en España, es un movimiento que se cree que se puede detener y no se puede detener. Las identidades no se pueden detener. Hay miles de identidades. Sobre todo en el terreno pornográfico, que es donde en este momento se está cociendo todo esto".

"De todos modos, también es verdad que las sociedades que han venido después de los años 70 y después de los movimientos de ruptura, más o menos politizados o no, son sociedades muy tolerantes. Es decir, se ha alcanzado un grado de tolerancia inédito en la historia de la humanidad, y eso a mí me parece que vale la pena", añade.

Culto por la cultura pop

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"Mi generación nace con los tebeos del Guerrero del Antifaz, con Roberto Alcázar y Pedrín, con Superman… De ahí pasamos al cine. El cine es esencial en la cultura pop, sobre todo Hollywood. Desde luego con el Pop Art, tanto americano como inglés, la portada de Sgt. Pepper 's de The Beatles…" En el libro Los frikis lo analiza. Como también el fenómeno caspa: "Belén Esteban es un mito porque es de los que triunfan al fracasar, es el triunfo del fracaso. Yo es lo que defiendo, la cultura de la caspa o el elogio de la caspa. La caspa es lo mejor, porque lo mejor es lo peor, que decía Alberto Cardín".

Fernández define lo moderno: "La cultura moderna distanciaba el arte de la vida. Si tú fusionas arte y vida te conviertes en una tribu y en la tribu no hay diferencia entre artesanía y cultura. A partir de la posmodernidad es una mezcla".

Reivindicando lo superficial

"Lo superficial era esencial, como la frivolidad, como el cinismo que son mecanismos de defensa, necesarios para sobrevivir a ti mismo, a la sociedad... Almodóvar cuando perdió el sentido del humor se acabó. Porque quería el Oscar y no se lo iban a dar nunca con una comedia y es muy listo. Y empezó a hacer melodramas tan ridículos como La flor de mi secreto. Yo lo he hablado con Imanol Arias muchas veces. Le digo, Imanol, a ti te han hecho hacer cosas horrorosas en esta vida, pero la escena de esa mujer cuando te dice: "¿Qué te crees, que me puedes aparcar como un coche, que soy de metal?". Tú estabas ahí con una cara de perplejidad. Dice Imanol: ¿Es que no sabía lo que significaba aquello? Claro, cuando hay unos diálogos de besugos como esos te das cuenta de que has perdido humor".

¿Hay todavía posibilidad de hacer cine de vanguardia?

El cine de vanguardia dejó de existir con la vuelta al orden en los 80. Haz una vuelta al orden, pero al orden total. Ahora es una reivindicación de la teoría de género más vulgar".

Colaboró con la política

"En el año 91 ya estaba hasta las narices del PSOE y de la corrupción. Siempre estamos en el mismo sitio. Fue un gol para Unión Valenciana, que un catalanista que había tenido premios renunciara a todo eso, renegara... Y gracias a eso, ganaron las elecciones y luego gobernó Rita Barberá y al cabo de 4 años gobernó Eduardo Zaplana y Valencia que era una ciudad fea, gris, que no tenía ninguna gracia, la limpiaron, la arreglaron y es una ciudad fantástica. En este momento es el centro histórico más grande de Europa, es precioso".

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