
A muchos les sonará por su faceta de presentadora de El Tiempo en Mediaset, pero la periodista Carmen Corazzini (Italia, 1992) cuenta con un máster en Estudios Avanzados en Terrorismo: análisis y estrategias y con otro máster en Criminología, Victimología y Delincuencia. "Estudié Periodismo pero me interesaba mucho entender cómo se comportan los estados ante atentados y otras reivindicaciones tan atroces y, poco a poco, me fui metiendo en el mundo de la psicología. Me interesaba especialmente la criminalidad, quería entender cómo es posible que la gente actúe de forma tan egoísta y tan terrible", cuenta Corazzini a Libertad Digital.

Es en esta segunda faceta hacia la que ha enfocado su primer libro, Personas / Bestias (RBA), en el que trata de explicar cómo funciona la mente de un asesino. Se trata de un repaso a la crónica negra de nuestro país. "Trazar una sola línea para explicar el camino que emprende una persona hasta convertirse en bestia es imposible, pero la falta de empatía, el egoísmo, el narcisismo, el trauma y el miedo suelen ser componentes ligados a la mayoría de este tipo de actos", dice.
En muchas ocasiones, la sociedad clasifica a estos individuos de "monstruos" porque "han perdido toda humanidad, no son siquiera animales". Así ocurrió con los implicados en el caso Pelicot, la mujer francesa drogada por su marido para que la violasen otros hombres: "Se demostró que no hay un solo perfil capaz de cometer un acto así. Había implicados profesores, médicos, periodistas… gente de todas las edades, desde los 30 a los 70. Creo que la sociedad necesita llamarlos de alguna manera y alejarlos de lo que entendemos por seres humanos, despojarlos del raciocinio, de la solidaridad y de la empatía que sí que caracteriza a la de los seres humanos".
Corazzini ha investigado diez casos concretos, españoles, que explica y acompaña de conceptos psicológicos, médicos, antropológicos, sociológicos y legales para abordar cómo funciona la mente de los asesinos. José Bretón, Patrick Nogueira, José Enrique Abuín El Chicle, el celador de Olot o Alfonso Basterra y Rosario Porto, son algunos de los asesinos que ocupan estas páginas.

Corazzini aclara que "encontrar una explicación nunca sirve de justificación". "La criminología tiene como objetivo la prevención y no puede haberla sin conocimiento de lo que sucede. Encontrar las razones de nuestros actos no nos va a servir nunca como justificación, pero sí nos pueden ayudar a trazar líneas de investigación para la prevención". Por ejemplo, cree que hablar de ello nos pone en alerta ante la proliferación de sectas y otros movimientos de índole religiosa que utilizan "técnicas de manipulación y de coacción de las que no somos conscientes". "No atacan a un perfil de víctima concreto, sino a cualquier persona que puede pasar por un momento en la vida de debilidad y vulnerabilidad", explica. "También podemos aprender a identificar algunos patrones a nivel de psicopatía y será más fácil huir de ellos", añade.
El cerebro de un asesino
La autora explica las diferencias entre un psicópata y un enfermo mental, los 22 niveles de maldad y los factores que pueden desatar a la bestia. "Hay condicionantes sociales y ambientales, pero hay una carga genética y biológica que es un ingrediente más en este cóctel", comenta la autora. El caso que más le ha marcado es el de Patrick Nogueira por "la frialdad con la que cometió los crímenes". "Me trastocó bastante", admite.

"El juicio fue pionero en España porque fue la primera vez que se mostraba como prueba de descargo la imagen del cerebro de un asesino. ¿Hasta qué punto hay personas con predisposición hacia la criminalidad? Se mostró que tenía un cerebro diferente, que tenía unas claras anomalías. Con otro cerebro, ¿habría sido un criminal? Tomó la decisión de forma racional y lo hizo porque quiso, pero su caso es muy especial para indagar en los condicionantes biológicos de la criminalidad". En este sentido, los avances en criminalística son muy notorios, destaca la autora, que recuerda que hace años "se tendía a pensar que algunos rasgos físicos podía estar directamente relacionados con la maldad, cosa que hoy sería inimaginable".
"No todos los psicópatas son criminales ni todos los asesinos son psicópatas", matiza. "Hay un psicópata integrado, que es aquel que convive en la sociedad y no necesariamente tiene que llevar a cabo actos delictivos, pero sí muestra algunos rasgos; y el psicópata puro, que es capaz de matar sin ningún tipo de remordimiento".
El caso Alcasser
La autora considera que el caso alcasser marcó un antes y un después en España en la forma de abordar mediáticamente los asesinatos. "Se intentan tratar desde una delicadeza ulterior y la sociedad se solidariza con las víctimas. Aunque haya un punto de morbo, que forma parte de nuestra condición, hay una curiosidad innata en los seres humanos".
Tan solo el capítulo referido a Diana Quer está protagonizado por la víctima y no el asesino. "En EEUU algunos criminales han llegado a convertirse en estrellas del pop. Me parecía importante recordar que un suceso abarca a muchas personas que han sufrido y quería poner el foco en la víctima".
‘El odio’
Sobre El odio, el libro firmado por Luisgé Martín que recoge la confesión de Bretón y que finalmente no publicará la editorial Anagrama, prefiere ser cauta: "Asesinos que han hablado con periodistas los ha habido siempre, pero todo depende del enfoque. A veces entran en conflicto la revictimización, la moral, la ética y la libertad de expresión. Creo que, desde el punto de vista científico, es muy interesante hablar con asesinos, así nació la Unidad de Análisis de Conducta del FBI, pero cuidado con algunas publicaciones que pueden convertirse en meros altavoces de criminales".
A pesar de haber pasado meses rodeada de bestias, Corazzini es optimista: "Por cada asesino hay muchas más personas que trabajan por capturarlo y mejorar la sociedad".