Edurne Pasaban responde a Juanito Oiarzabal después de que éste la definiera el pasado miércoles como "la princesa del pueblo", y dice al respecto que "Belén Esteban estará cabreada conmigo".
La montañera guipuzcoana no se ha mordido la lengua en Barajas, donde aterrizaba a las ocho de la mañana en un vuelo procedente de Qatar. Con la voz quebrada y los ojos enrojecidos, Pasaban acusaba a Oiarzabal de dar una "mala imagen" con sus polémicas declaraciones. "El deporte transmite unos valores que no son estos", decía Pasaban, que el jueves, cuando se encontraba en Katmandú (Nepal), no quiso responder aún al vitoriano, quien un día antes acusó a Edurne de mentir sobre el rescate en el descenso del Lhotse, en la cordillera del Himalaya.
"Para nada ponemos como excusa el rescate del Lhotse para no hacer cumbre en el Everest", afirma la alpinista de Tolosa, después de que Juanito acusara a su expedición de "no menearse" del campo base hasta el último momento y estar "tocándose las pelotas".
Pasaban, la primera mujer que ha conseguido hollar la cima de los catorce ochomiles del mundo, reconoce estar muy dolida por estas declaraciones y, ante la pregunta de por qué no había participado en el rescate de Oiarzabal y se había quedado coordinando en el campo base, se limitaba a decir: "Te recomiendo que vayas al campo base del Everest y veas lo que es el Himalaya". "Preguntadle a él por qué ha dicho lo que ha dicho. En el campo base hemos tenido una buena relación", afirmaba Pasaban en Barajas.
La montañera asegura que las expediciones españolas no están bien vistas en el Himalaya porque "dicen que siempre montamos follones". "Este año no era el nuestro. Volvemos a casa con la ilusión de intentarlo de nuevo y con la satisfacción de hacer las cosas bien", añadía.
Según su relato, la expedición Everest sin O2 salió de España el pasado mes de abril y, tras 42 días en el campo base "con un trabajo duro y una buena adaptación al clima", intentó alcanzar su objetivo el 21 de mayo, pero desistió por el mal tiempo y el fuerte viento.
Tenían la intención de volver a intentarlo, pero la participación en el rescate del montañero andaluz Lolo González, que se perdió en el descenso del Lhotse, y posteriormente de Juanito Oiarzabal, que tuvo una "dura bajada de la cumbre por falta de alimentación e hidratación", según el propio alpinista, les dejó "exhaustos". "Lolo estaba en un sitio peligroso, se había caído de las cuerdas y fue un rescate complicado", comenta Pasaban, que asegura que si no hubiera sido por el apoyo de las expediciones comerciales, como las de los hermanos Benegas, no sabe "qué habría pasado".
Sobre el rescate de Oiarzabal, asegura que se hizo "lo que había que hacer" y que no se arrepiente de nada, aunque vaticina que "en el Himalaya se van a pensar hacer estas cosas a partir de ahora".