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Alejandro Gómez: UCAM Murcia teme perder al arquitecto que le cambió la cara

En apenas una década, el directivo madrileño ha convertido a un equipo ascensor en aspirante habitual al playoff. 

En apenas una década, el directivo madrileño ha convertido a un equipo ascensor en aspirante habitual al playoff. 
Alejandro Gómez (izquierda), junto a Facundo Campazzo en una rueda de prensa | UCAM Murcia

Agosto de 2015, en plena madrugada murciana se produce una conexión telefónica con Argentina: "Claudio, pásame con Facu. Facu, si quieres seguir siendo el tercer base del Madrid y aplaudir desde el banquillo lo bien que lo hacen Llull y el Chacho, perfecto. No vengas aquí. Si te ha dolido perder un año de tu vida y quieres poner la Liga patas arriba, entonces te lo piensas. Quiero al que he visto en Peñarol partiéndose los huevos en el campo, pero no al que no juega y está en el banquillo como si nada.".

Así de contundente se mostró Alejandro Gómez, Director General del UCAM Murcia, en una charla telefónica con el eléctrico Facundo Campazzo, base argentino del Real Madrid al que los blancos buscaban una cesión para la siguiente temporada. Acto seguido, tras despertar el interés del cordobés, el directivo forzó la maquinaria: "venimos de abajo, pero nuestro proyecto es para entrar en Europa este mismo año. Vamos a tener a Fotis Karsikaris en el banquillo y quiero que seas tú el líder". Y efectivamente, seguramente por las armas de seducción del directivo, el internacional albiceleste y su agente, Claudio Villanueva, decidieron finalmente que Murcia debería ser el siguiente paso en su carrera, como plataforma para volver algún día a Concha Espina. De esa forma, se modificó una situación que enviaba casi inexorablemente al base a Zaragoza, tras haber dispuesto de muy pocos minutos en la temporada perfecta del Real Madrid, cuando los de Pablo Laso lograron todos los títulos en juego.

La de Campazzo es solo una de las muchas operaciones con las que Alejandro Gómez le ha cambiado radicalmente la cara en menos de una década a un club con gran tradición en ACB, pero que, de ser un equipo netamente ascensor, se ha convertido hoy en aspirante contemporáneo a jugar los playoff por el título y, más allá, disputará a primeros de mayo la Final 4 de la FIBA Champions League en Atenas. Ahí buscará la entidad el que sería el primer título de su historia en la alta competición. Sin ir más lejos, cuando el directivo madrileño firmó, de la mano de su inseparable José Miguel Garrido, por los pimentoneros en agosto de 2009, apenas faltaban unos meses para un nuevo descenso a la Liga LEB. En plena incertidumbre tras la salida de la empresa Polaris World del club, amenazado éste con un serio riesgo de desaparición, y con una plantilla ya totalmente confeccionada y sin apenas margen de maniobra, Gómez vio a los suyos languidecer a lo largo de un año durísimo que concluyó con un balance de 5 triunfos y 29 dolorosas derrotas y un último partido con el Palacio de los Deportes de Murcia prácticamente vacío y derrota por 70-76 ante el CB Granada, sensación mediante de desapego total entre club y afición. Un primer curso de suspenso en las notas finales y sufrimiento deportivo que el madrileño de 44 años recuerda habitualmente a sus interlocutores cuando le cuestionan algunas de sus decisiones. "¿Tú sabes lo que es perder 29 partidos en un año? Yo sí. Cuando tú lo sufras, vienes y me lo explicas", suele sentenciar.

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Gómez (izquierda), durante la reciente presentación de Augusto Lima como jugador del UCAM

Y en ese camino de aprender y no olvidar, en el verano de 2010, el primero con plenos poderes, comienza el gran lavado de cara institucional y deportivo de los murcianos. Gómez y Garrido preparan una ambiciosa campaña de abonados para la Liga LEB, bajo la promesa de devolver el precio del abono en el curso siguiente en caso de ascenso a la ACB. Mientras, sobre la cancha, la gran apuesta se llama Vitor Faverani. Denostado por la afición tras su cuestionable año previo (6´3 puntos y 3´8 rebotes por partido), el brasileño, que valora volver a su país, se convierte en la gran apuesta para el regreso. "Me la voy a jugar por ti", recalca Gómez ante el pívot y su entorno. Dicho, y hecho. Firma por dos temporadas y su temporada no decepciona, yéndose a casi 15 puntos y 7 rechaces por juego, resultando clave en el regreso a la máxima categoría del cuadro dirigido por Luis Guil apenas un año después de perderla. Tanto, que Valencia Basket termina pagando por su traspaso 300.000 euros ese mismo verano de 2011. Será sólo la primera de las ventas del club en la etapa de Gómez, pues luego llegarían los de Joe Ragland (en 2013, al Cantú italiano), Raulzinho Neto (2015, a Utah Jazz), Augusto Lima (2015-16, al Real Madrid), y, de nuevo, Faverani (2017, al Barcelona). Palabras mayores para quien, hasta ese momento, sólo había hecho caja por el pívot valenciano Juanjo Triguero, traspasado al Cajasol sevillano en 2008.

Y es que Gómez no es un Director General al uso. Se trata de alguien enormemente implicado en el día a día del que considera "su club", y del que quiere tener absolutamente todo bajo control. Preocupado por conocer a los medios de comunicación, los problemas diarios de los jugadores, y hasta detalles del último trabajador en el escalafón. Quizá por ello, los acercamientos que han tenido en alguna ocasión Real Madrid y Baskonia para hacerse con sus servicios no han fructificado, en primer lugar porque Gómez valoró que quizá no era el momento de abandonar aún su obra en Murcia, pero en parte también porque sabe que en esas dos entidades su impacto sería menor, en una por su magnitud y organigrama, y en la segunda por el peso específico del presidente Josean Querejeta en el trabajo diario. Su implicación es tal que resultó la persona clave para que la Universidad Católica de Murcia, patrocinadora del club desde 2011, pasara en 2013 a convertirse directamente en la dueña del hasta entonces Club Baloncesto Murcia, aprovechando la delicada situación económica de los anteriores propietarios, los hermanos Caravante. Más allá de eso, Gómez logró ganarse la confianza de sus nuevos jefes para mantenerse con plenos poderes en la dirección general.

Los que mejor le conocen, asocian a Alejandro Gómez una mentalidad hiperactiva, con el cerebro en constante funcionamiento, con los beneficios y perjuicios que ello acarrea. No en vano, en alguna ocasión sus declaraciones han podido exceder un poco el límite deseable, como cuando, iracundo, espetó tras un partido en Valencia, que ese día en La Fonteta no habrían ganado "ni aunque hubiéramos jugado con Kobe Bryant y tres jugadores más de la NBA",como queja al arbitraje del catalán Xavier Amorós. Sus palabras públicas suelen ser muy directas, y también recientemente solicitó la expulsión del Pinar Karsiyaka de la FIBA Champions League tras los sucesos ocurridos en la ida de la eliminatoria entre otomanos y murcianos. Incluso alguna vez ha reaccionado de forma exagerada desde el mismo palco. Pero en el lado positivo, destacan de él que esa velocidad mental le otorga ventaja en múltiples negociaciones, cuando su habilidad de pensamiento le permite mover ficha rápidamente ante interlocutores a los que en no pocas veces desconcierta.

Por otra parte, en lo que se refiere a su conocimiento del mercado, le avalan los fichajes jugadores de clase media o baja hasta su llegada a Murcia. Nombres como Ovie Soko, Charlon Kloof o Scott Wood fueron apuestas personales suyas que se revalorizaron enormemente vistiendo de rojo, como muestra el hecho de que otros clubes los rechazaran previamente, como en el caso del base de Surinam. Pero en lo que verdaderamente destaca Gómez es en su trato diario con el jugador, al que suele ganar por las buenas… Y a veces por las malas. En la pretemporada de 2012, fue capaz de multar a la plantilla dirigida por Óscar Quintana con 500 euros por jugador tras perder un partido ante el Fuenlabrada, lo que generó un considerable cabreo en la plantilla. Empero, surtió efecto, pues en la primera jornada liguera los murcianos vencieron en Sevilla al Cajasol de Aíto García Reneses y Krystaps Porzingis por 77-93. Lo curioso del caso es que los jugadores solicitaron que se les retirara la sanción tras vencer en San Pablo, y el dirigente no accedió, pero sí lo haría tras caer en casa una semana más tarde ante Valencia Basket merced a una canasta en el último segundo de Justin Doellman (77-78). La buena actitud del equipo, cayendo in extremis ante un rival a priori muy superior, sí mereció el indulto en ese caso.

Más tarde, en marzo de 2015, reunió a toda su plantilla, entrenada por Diego Ocampo, tras la peor derrota en la historia del club en ACB, a manos del Monbus Obradoiro (104-52). En aquella charla se usaron todo tipo de artimañas más o menos éticas para que en el siguiente partido el equipo saliera enchufado. Y el resultado no pudo ser mejor, pues los de Ocampo vencieron al Real Madrid por 86-79. Y sin embargo, no pocos jugadores poco menos que le adoran. En su reciente presentación a su vuelta de China, Augusto Lima declaró volver al UCAM por "el presidente, Alejandro Gómez, y por mi hija". Caso similar es el de Vitor Faverani, que tras sus salidas por problemas físicos de Maccabi de Tel Aviv y Fútbol Club Barcelona, siempre encontró en la entidad pimentonera el lugar donde recuperarse y ser querido y entendido. Una persuasión que también resultó clave en la continuidad en 2015 del alero Scott Wood. Tras dos temporadas como uno de los mejores triplistas de la Liga Endesa, el de Indiana comunicó a Gómez una importante oferta de Turquía, sin esperar una respuesta tan rotunda como la que recibió: "Cuando estés allí y veas pasar las cabras por debajo de tu casa, te acordarás del campo de golf y el sol de Altorreal". Como resultado, el rubio jugador formado en North Carolina State renovó por un año.

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Clevin Hannah (de espaldas) y Ovie Soko se abrazan tras un triunfo del UCAM Murcia esta temporada. | ACB Photo - J.Bernal

Son algunas de las claves que destacan en uno de los directivos de moda en el baloncesto español, capaz de conseguir que una afición que históricamente no fue ni mucho menos de las más fieles al deporte de la canasta, y que generaba una imagen desangelada en el Palacio de los Deportes, sea hoy día una de las más ruidosas en los pabellones españoles, siguiendo a unos Bad Boys de Ibon Navarro cuyos partidos cada día generan más asistencia, soñando con hacer historia. Sin embargo, Libertad Digital puede confirmar que el gestor del UCAM se encuentra ya en el radar de varios clubes españoles y europeos lo suficientemente poderosos como para que Alejandro Gómez pudiera llegar a plantearse su salida de un club al que le ha reformado radicalmente en apenas diez años. Sin ir más lejos, los inminentes cambios en la estructura de algunos clubes ACB han hecho a alguno de ellos fijarse en la figura del madrileño para liderar su nave. Por ese motivo, este verano la entidad universitaria deberá hacer un esfuerzo considerable para afianzar su proyecto si no quiere que su gran arquitecto coja las maletas y la incertidumbre que durante décadas reinó en el deporte de la canasta junto a la huerta del Segura vuelva a ser la nota dominante en su día a día.

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