No tanto como coser y cantar, pues el Liverpool también tuvo alguna que otra ocasión, pero sí más plácido de lo esperado para un Real Madrid que se mete un año más en la ronda de los ocho mejores de la Liga de Campeones. Después del 2-5 de la ida en Anfield, el Santiago Bernabéu esperaba esta noche un rival más aguerrido, teniendo sobre todo en cuenta el característico sello de alta presión e intensidad que siempre deja Jürgen Klopp en sus equipos, pero fueron los blancos los que más propusieron, disponiendo de más y mejores ocasiones ante la portería de Alisson.
El mundo al revés: parecía que era el Madrid el que iba por detrás en la eliminatoria. Los de Ancelotti salieron con el cuchillo entre los dientes y, pese a que los reds empezaron gozando pronto de una ocasión clara en las botas de Darwin Núñez, al final acabarían claudicando ante un rival que se crece de lo lindo en las noches europeas, amparado en la magia que (casi) siempre regala el Bernabéu en este tipo de partidos.
La Champions es otra cosa. Si la sabana es el hábitat natural del león, la Copa de Europa es el del Madrid, la fiera indomable que apabulla en el Viejo Continente. Se crece el Madrid al calor de su público, como ya se vio la pasada temporada ante París Saint-Germain, Chelsea y Manchester City. Da igual que vaya mandando o por detrás en la eliminatoria, porque siempre ocurren cosas en Chamartín. El rock and roll de Klopp ha muerto, al menos en este doble envite de octavos, porque el Madrid ha sido mejor en los 180 minutos. Eso es irrebatible.
Pese a la ventaja de tres goles de la ida, el Madrid nunca quiso especular. Ancelotti puso en el campo a su mejor once, con Benzema recuperado para la causa y Camavinga en el medio centro —lo de colocar al joven francés en el lateral izquierdo suena casi hasta a aberración—, si bien es verdad que luego hizo los cambios bastante tarde, teniendo en cuenta también que el Clásico liguero del Camp Nou, que podría acabar decidiendo el título de Liga, está a la vuelta de la esquina (próximo domingo). En el Liverpool, Klopp acusó las bajas de última hora de Henderson y Bajcetic, que se unían a las ya conocidas de Luis Díaz y Thiago, y apostó por un equipo ofensivo con cuatro delanteros, con Salah y Gakpo en las bandas, Darwin Núñez como hombre más adelantado y Diogo Jota —flojo partido del portugués— de mediapunta.
Avisó primero Darwin, tras una buena contra montada por Salah, pero el Madrid no tardó en responder y ahí empezó el vendaval blanco, con un Vinicius que ya deslumbró en la ida al mando de la ofensiva, con tres clarísimas ocasiones en menos de diez minutos: un paradón de Alisson a Vini a bocajarro, un tremendo zurdazo de Camavinga que se estrelló en el larguero y un disparo de Modric que casi acaba en un golazo. Un inicio de partido frenético en el que el catorce veces campeón de Europa no tardó en reaccionar para llevar la manija con Kroos soberbio en la sala de máquinas.
El Liverpool tenía que hacer algo. Lógico que dispusiera de alguna ocasión, teniendo que meter al menos tres goles para poder empatar la eliminatoria. Darwin volvió a probar a Courtois desde la frontal, con un peligroso disparo desde la frontal que parecía irse fuera aunque el meta belga metió una mano soberbia por lo que pudiera pasar, y luego Gakpo se animó con un disparo a bocajarro bien repelido por Thibaut. Por fin los reds daban sensación de peligro para nivelar algo la contienda, al menos en lo que a ocasiones se refiere, porque la posesión y el control era para los locales.
Tras el descanso continuó el mismo guión, con el Real Madrid golpeando primero en esta ocasión por medio de Fede Valverde, que firmó un partido descomunal. El charrúa, que está alcanzando de nuevo su mejor tono físico tras dejar dudas en la vuelta del Mundial, falló en el mano a mano ante Alisson, que también estuvo hábil en el rechace para sacarle el balón a Benzema. Los blancos volvieron a despertar al Bernabéu con una genialidad de Modric por la izquierda que no llegó a finalizar Valverde de cabeza. Ahí ya sí que había muerto el partido —y, con él, la eliminatoria— porque el Liverpool ya no volvería a inquietar a Courtois.
El dominio del Madrid fue indiscutible, sin dar opciones a un rival que casi ni era capaz de pasar su campo. Y al final acabaría llegando el premio a la insistencia. Fue en el minuto 78, de la manera más inesperada. Benzema, que ya había hecho un doblete en Anfield, marcó su tercer gol en la eliminatoria tras recoger una buena asistencia de Vinicius, resbalándose en el área. Fue entonces cuando Ancelotti empezó a hacer los cambios, dando descanso a jugadores como Kroos, Modric, Carvajal y un Benzema que salió tocado en la celebración del tanto, con vistas al Barça-Madrid del domingo. Tarde las sustituciones, una vez más, porque ya se habían superado más de 80 minutos.
La recta final del choque sirvió para ver algún que otro destello de calidad del Madrid —como un pase estratosférico de un Dani Ceballos que está pidiendo la renovación a gritos— y un posible penalti a favor de los blancos, por mano de Tsimikas dentro del área, que el colegiado alemán Felix Zwayer finalmente no pitó tras consultar el VAR. Al final, victoria más plácido de lo esperado, sin apenas sobresaltos, para un Madrid que ya está en cuartos de final por tercer año consecutivo.
Ficha técnica
Real Madrid, 1: Courtois; Carvajal (Lucas Vázquez, m.86), Militao, Rüdiger, Nacho; Camavinga, Kroos (Tchouaméni, m.84), Modric (Ceballos, m.82); Fede Valverde, Vinícius (Marco Asensio, m.84) y Benzema (Rodrygo, m.82)
Liverpool, 0: Alisson; Alexander-Arnold, Konaté, Van Dijk, Robertson (Tsimikas, m.91); Fabinho, Milner (Oxlade-Chamberlain, m.73); Diogo Jota (Elliott, m.57), Gakpo (Carvalho, m.91), Darwin Núñez (Firmino, m.57) y Salah
Goles: 1-0, m.78: Benzema
Árbitro: Felix Zwayer (Alemania). Mostró tarjeta amarilla al técnico del Liverpool, Jürgen Klopp (m.72), y al jugador visitante Oxlade-Chamberlain (m.94)
Incidencias: Partido de vuelta de octavos de final de la Liga de Campeones disputado en el estadio Santiago Bernabéu (Madrid) ante 63.127 espectadores