"Una provocación". Es el sentimiento que reina ahora mismo dentro de la cúpula directiva y del vestuario madridista. Con la permanencia en juego, el Real Madrid piensa que está siendo ninguneado por la decisión del Comité Técnico de Árbitros, que ha asignado la dirección del partido a Muñoz Mayordomo.
El colegiado castellano-manchego se encuentra en la palestra desde hace tres semanas por su decisión de expulsar al médico del Castilla, Julio de la Morena Garzón, tras entrar en el campo sin permiso arbitral para atender a Llorente, que había quedado inconsciente por un traumatismo craneoencefálico durante el partido ante el Girona jugado en Montilivi.
El suceso puso en cuestión la rígida normativa arbitral y, a pesar de que el Comité de Competición se posicionara al lado del Castilla, Muñoz Mayordomo no recibió una medida de sanción, y pudo arbitrar el partido de la jornada siguiente, el Ponferradina-Numancia del pasado 13 de mayo.
Sin nevera de por medio, lo que parece que está en contra de toda lógica, es que sea este mismo colegiado el que dirija un partido tan importante para los intereses del Castilla, y en un periodo tan breve de tiempo tras su lamentable actuación en Gerona.
La queja formal del Real Madrid ante la Federación Española de Fútbol no ha servido para nada, pero más allá de eso, nadie dentro del club podía haber previsto esta broma de mal gusto, ideada -o al menos aprobada-, por el presidente del Comité Técnico de Árbitros, Victoriano Sánchez Arminio.