El Atlético llegaba al Wanda Metropolitano con una mejora importante en sus resultados y sobre todo en sus sensaciones respecto al año 2017. Todo lo contrario que el Sevilla, difamado por propios y extraños tras el 3-5 ante el Betis y con un torbellino de problemas en el Pizjuán que culminó esta semana con la visita de los Biris a uno de los entrenamientos del equipo de Montella. Visto así, el Atlético era claro favorito a llevarse la victoria y además con solidez, pero la Copa del Rey no es la Liga y en el torneo copero todos saben que siendo sólidos se puede alcanzar la final en menos de un mes.
El Sevilla llegó a Madrid a complicar la vida al Atlético y su estrategia funcionó. Hasta el 1-0 de Diego Costa en el 72’, el cuadro hispalense tenía al equipo de Simeone en su red. Ha costado ver la tela de araña italiana de Montella, pero el estilo rocoso del calcio se ha instalado en Nervión y de momento le puede dar un pase a las semifinales que aún se tendrá que dirimir en el Sánchez Pizjuán. No fue ni mucho menos el Sevilla que quedó ridiculizado por el Betis hace poco más de una semana.
En el Atlético, la cara la puso Diego Costa y la cruz Moyá. Si ya es alargada la sombra de Oblak si lo poco que juegas queda marcado por un error que condiciona toda una eliminatoria, la cosa se complica y mucho. El fútbol es injusto a veces porque el portero balear estaba firmando un partido inmaculado aunque de poco vale eso si la realidad es la que es. Más allá del fallo del portero, el Atlético jugó mal y eso no lo debe esconder un error puntual. Parece aún más grave que hombres como Godín y Savic fallasen en el 1-2 siendo titulares indiscutibles, pero hay más cosas que hicieron perder a los locales. La vuelta se antoja muy complicada para el Atlético mientras que el Sevilla ha pasado de ser amenazado por los ultras de su afición a verse con un pie en las semis coperas.
El Sevilla impuso su táctica
La primera parte fue áspera. No carente de ocasiones, pero sí complicada para los jugadores de mayor calidad. Por supuesto, en un día de brega y batallas en todos los frentes destacó Diego Costa. El delantero generó él sólo dos ocasiones claras de gol y un tanto bien anulado por Jaime Latre. Sergio Rico fue el causante de inutilizar los intentos de Costa a base de paradas y Griezmann el que, pantalla de por medio al portero, neutralizó el 1-0 con su falta.
El árbitro no tuvo un día tranquilo y esa falta de confianza de la grada en la neutralidad del colegiado se trasladó a aumentar aún más la tensión entre Sevilla y Atlético. Además de las decisiones arbitrales, a Simeone y a Montella les desesperó el desorden de sus respectivos equipos, pero dentro de ese pequeño caos establecido los visitantes nadaron a favor de corriente.
Ambos equipos tuvieron ocasiones y la mayoría vinieron por errores propios. El más destacado lo tuvo Koke perdiendo un balón en campo rival para ver cómo el séptimo de caballería andaluz se lanzaba a la contra para marcar. ¿Oblak lo evitó? No, la Copa es de Moyá y el mérito del balear con dos paradas decisivas en la primera parte quedó socavado por su error en el 1-1 del segundo acto. Eso sí, que a nadie se le olvide que si no es por él, el gol sevillista hubiese llegado con 0-0 y no con 1-0.
De Costa a Correa pasando por Moyá
La segunda parte fue tediosa hasta su recta final. Poco hay que destacar antes del gol de Diego Costa salvo los cambios en ambos equipos. Correa entró en el descanso por Vitolo para buscar ese juego interior que Montella había desactivado en el Atlético y ya en el 68’ se produjo otra variante de Simeone que tiene más lecturas que la de un simple cambio. Griezmann dejó su sitio a Carrasco y el Metropolitano vio que esa alternativa dejaba clara una cosa: a día de hoy la estrella del Atlético ya no es el francés sino Diego Costa. Sólo el hispanobrasileño parece intocable.
Carrasco y Correa animaron al Atlético ante el mal día que tuvieron Koke, Saúl y Gabi, pero el santo y seña del cuadro rojiblanco ahora mismo es San Costa. Únicamente él anima el patio. Si el equipo de Simeone juega bien, el ariete de Lagarto brilla, y si juega mal, también. Un golazo con la zurda fue la mejor demostración de la costadependencia que se puede instalar en el Metropolitano a falta de más ayudas. No es una mala adicción siempre que ganes, cosa que ocurrió en 2014 y que no se repitió ante el Sevilla porque el Atlético se inmoló donde nunca suele hacerlo. Con 1-0 falló primero el portero y luego la defensa.
Justo o injusto, el fútbol es como es y Moyá condicionó la eliminatoria. El arquero puso mal la mano tras un centro de Navas que rebotó en Lucas y la pelota acabó en la portería rojiblanca cuando el balón no iba en esa dirección. Ahí ya se complicaba, y mucho, la eliminatoria, pero ese 1-1 fue un palo tan importante para los locales que anestesió a la pareja Savic-Godín. Los dos siguieron la estela de Moyá y dejaron en bandeja el 1-2 a Correa para dinamitar el choque de ida. La Copa es así. Si fallas, te quedas sin ella.
Tres partidos ha perdido el Atlético esta temporada, y dos de ellos, Chelsea y Sevilla, le pueden dejar fuera de la pelea por dos títulos que ansían los hombres del Cholo. En el Pizjuán habrá posibilidad de revancha aunque la cosa pinta mal.
Ficha técnica
Atlético de Madrid, 1: Moyá; Juanfran, Savic, Godín, Lucas; Koke (Torres, m.82), Gabi, Saúl, Vitolo (Correa, m.46); Griezmann (Carrasco, m.67) y Diego Costa
Sevilla, 2: Sergio Rico; Corchia (Geis, m.89), Mercado, Lenglet, Escudero; Nzonzi, Banega; Sarabia, Franco Vázquez (Navas, m.75), Correa; y Muriel (Ben Yedder, m.84)
Goles: 1-0, m.72: Diego Costa; 1-1, m.80: Moyá, en propia puerta; 1-2, m.89: Correa
Árbitro: Jaime Latre (Comité aragonés). Amonestó a Saúl (m.69), del Atlético de Madrid; y a Mercado (m.58), del Sevilla
Incidencias: Partido de ida de cuartos de final de la Copa del Rey disputado en el estadio Wanda Metropolitano ante 51.643 espectadores. Antes del inicio del encuentro se guardó un minuto de silencio en memoria de Rubén Panadero Díaz, exjugador del club rojiblanco entre 1973 y 1977 y fallecido el martes a los 72 años