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Volkswagen Beetle: un capricho para llegar a fin de mes

Al que muchos podrían considerar un modelo de capricho, mima nuestro bolsillo como nunca gracias a su austera mecánica 1.6.  

Al que muchos podrían considerar un modelo de capricho, mima nuestro bolsillo como nunca gracias a su austera mecánica 1.6.  
Volkswagen Beetle 1.6 TDI

Pasó hace meses por nuestras páginas el Beetle 1.2 TSI 105, planteado como versión de acceso a la gama, pues cuesta 19.070 euros con el acabado básico Beetlemanía y 21.350 con el Design, más completo. Además, su consumo de 5,9 l/100 km hace de él un modelo económico en el día a día. Sin embargo, Volkswagen lanzó antes del verano una alternativa aún más ahorradora, que aunque implica mayor precio –1.600 euros extra– apareja un gasto más bajo: 4,5 l/100 km. El secreto radica en su motor diésel 1.6 TDI de 105 CV, un viejo conocido de nuestros lectores, pese a su juventud, por haberse empleado en multitud de vehículos del grupo Volkswagen.

Ese contenido consumo, combinado con una factura asumible –20.750 euros el Beetlemanía y 22.950 el Design aquí probado–, da como resultado un vehículo adecuado para los tiempos que corren. Estamos, para empezar, ante el Beetle más austero de la historia, pues el 1.9 TDI de la generación anterior, también de 105 CV, homologaba casi un litro más.

¿Pero de verdad un Beetle es un coche recomendable y lógico en esta época de recortes? Las dudas del potencial cliente pueden venir por dos caminos: el precio y la practicidad. Y si al analizar ambos capítulos nos ponemos exquisitos podríamos zanjar el asunto diciendo que un Golf interesa más por relación coste/producto y funcionalidad. Porque tiene cinco plazas en lugar de cuatro, porque tiene un maletero más grande y porque cuesta menos dinero, está mejor hecho y viene más dotado. Pero la exclusividad también cuenta, y entendemos que la imagen del nuevo Beetle, muy ligada a la del modelo primitivo, tenga adeptos –detectamos miradas de deseo durante nuestra prueba–.

Y es a esos enamorados a los que debemos decir que esta nueva generación es más racional que la precedente. Así, por ejemplo, sus cuatro plazas son más cómodas y accesibles –detrás hay hueco suficiente para las piernas y la altura al techo es generosa–, y su maletero anuncia 310 litros –antes eran 210–; de modo que este Beetle puede cumplir casi como un compacto, es decir, no sólo como el segundo coche del hogar. 

En cuanto al precio, un Golf 1.6 TDI Advance arranca en 20.500 euros, y en 22.960 si preferimos el Sport, pero no parecen diferencias insalvables frente a las facturas de nuestro protagonista, y si alguien sueña con el Beetle le queda tan a tiro como el Golf. Además, un Beetle Design no está mal equipado, pues de serie hay llantas de aleación, retrovisores y elevalunas eléctricos, asientos con ajuste lumbar y reglaje de altura, volante multifunción con aro de cuero y reglaje de profundidad y altura, climatizador bizona, control de velocidad de crucero.

Asimismo, posee ordenador, radio-CD MP3 con ocho altavoces, dirección asistida según la velocidad, rueda de repuesto y, ya en el terreno de la seguridad, ESP, faros antiniebla con función luz de giro, espejo interior fotosensible, luz de marcha diurna, asistente de arranque en pendiente, anclajes Isofix traseros y cuatro airbag delanteros. Echamos de menos los airbag de cortina para ambas filas –en su lugar, las bolsas laterales delanteras son de tipo tórax/cabeza–, el limpialuneta trasero –no disponible ni en opción– o los sensores de lluvia y luz, aunque la lista de opciones es completa y permite personalizar la dotación: techo panorámico, asistente de estacionamiento Park Pilot, indicador de presión de neumáticos, faros bi-xenon, asientos calefactables, equipo de sonido Fender, navegador o alarma. Es una lástima, en cualquier caso, que el acabado no sea más esmerado, porque la atmósfera general resulta agradable. Y hay muchos sitios donde guardar cosas: dos guanteras a la derecha, otra a la izquierda, bolsas en las puertas, revisteros y portavasos. O sea, funcionalidad. 

En el apartado dinámico prevalece la filosofía económica, y no hay atisbos de deportividad ni en prestaciones ni en la puesta a punto de un chasis que en el tren trasero recurre, como el resto de la gama –salvo el 2.0 Turbo de 200 CV–, a un sencillo y barato eje rígido. Esta versión TDI de 105 CV se mueve bien, pero no es rápida y prefiere los ritmos turísticos a las prisas. Además, nuestra unidad se quedó lejos del valor oficial de aceleración, pues pasó de 0 a 100 km/h en 12,5 segundos, por los 11,5 anunciados.

Y en maniobras de adelantamiento, combinar un motor de corta cilindrada con un cambio de cinco marchas de largos desarrollos –en quinta, 53,7 km/h por cada 1.000 rpm– da como resultado una respuesta tenue: 11,1 segundos para recuperar de 80 a 120 km/h en cuarta y más de 16 en quinta. La noticia buena es que el consumo siempre es moderado, y que el gasto medio durante la prueba, con autovía, carreteras de todo tipo y mucha ciudad se ha quedado en 6,1 litros –serían menos con Start/Stop, otra de las ausencias chocantes–. Pero mimando el acelerador podremos viajar con medias próximas a cinco litros y medio, y repostajes cada 900 kilómetros. 

Para finalizar, unos breves apuntes sobre el comportamiento, superior al del New Beetle pero peor del que se habría logrado con el tren trasero multibrazo de la versión gorda. A ritmos normales no hay problema, e incluso podemos ir rápido con buen asfalto, pero si avivamos la marcha o el firme se deteriora el coche pierde precisión y los movimientos de carrocería quedan poco contenidos –para esta versión no se puede pedir chasis deportivo–. La dirección va bien por rapidez y tacto, pero en curvas cerradas o medias al Beetle le cuesta apoyarse de una sola vez, y su suspensión sigue meciéndonos un poco a lo largo del viraje; personalidad que afecta, incluso, a la frenada. Y no porque el coche frene mal –los 56,6 metros desde 120 km/h están bien–, sino porque el ABS se entromete demasiado, y alarga las distancias, cuando ordenamos una fuerte deceleración en curva rápida. Otro detalle a pulir.

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