Hamilton: despierta la bestia
Le han hecho falta cuatro grandes premios, cuatro carreras en las que hemos visto a un Lewis Hamilton apocado, casi como dormido, y a un Mercedes con inesperados problemas con los nuevos neumáticos Pirelli. Pero Montmeló siempre impone la ley del más fuerte. Pocas veces se ha equivocado este circuito: en la mayoría de las ocasiones quien gana en el trazado español se lleva el Mundial al final de temporada. De hecho, esta pista es la elegida para poner a punto los coches en pretemporada. Este domingo, Montmeló ha elegido como lo hizo el año pasado, aunque en esta ocasión los Ferrari están más cerca.
Aunque si somos sinceros este gran premio no ha sido el mejor de lo que llevamos de campeonato para el equipo italiano. El coche de Raikkonen no llegó a cruzar la bandera a cuadros y Vettel perdió el podio tras una parada fallida en pleno safety car virtual. Lo peor es que estos errores de Ferrari ya no sorprenden a nadie.
Pero este domingo ni el mejor Ferrari podría haber ganado a Hamilton, al de siempre, al que andaba desaparecido desde Australia. Una apatía con la que el Mercedes le ha correspondido, porque nada o poco se parecía el coche que vimos en pretemporada con el que ha rodado en el arranque de campeonato. Pasaron del modo fiesta de la calificación de Australia a la preocupación en el box del inglés tras el Gran Premio de China. El año pasado también les costó afianzar su liderazgo, y ahora queda saber si esta victoria es suficiente para despertar a unos y a otros. Lo que está claro es que Ferrari tiene que dejar de ser ese equipo que comete errores imperdonables en carrera y que todavía padecen la amenaza del fantasma de la fiabilidad.
Pero el Gran Premio de España nos ha dejado un sabor agridulce en lo que a los españoles se refiere. Si bien es cierto que tanto Carlos Sainz como Fernando Alonso han mejorado su rendimiento, gracias a las evoluciones que se han incorporado en los coches, las mejoras siguen siendo insuficientes para poder ver a los nuestros luchando por el podio. Nos toca seguir esperando, seguir confiando en que esa espera acabe pronto. ¿Hay luz al final del túnel? Yo creo que sí. La había antes de que ningún piloto español consiguiera lo que logró Fernando, y la hay ahora y seguro que también en el futuro.