La pole, los tifosi, Monza... no han sido suficientes para tomar aliento ante Red Bull y su toro ganador, Max Verstappen. Este domingo, en casa de Ferrari, el piloto holandés se ha impuesto, casi sin despeinarse, sin esfuerzo, al resto de pilotos cimentando el que ya todo el mundo da por sentado, su segundo título mundial.

La carrera ha sido un reflejo de lo que está dando de sí la temporada. Un inicio apretado con los Ferrari delante o remontando, en el caso de Carlos Sainz, como vimos al inicio del campeonato cuando Charles Leclerc parecía estar llamado a ser el próximo campeón. Pero sin saber muy bien por qué, una estrategia mejorable, un coche no lo suficientemente rápido o unas paradas poco eficientes, han hecho en Monza como en el campeonato que Red Bull, que no falla, se haya puesto primero y haya dejado sin emoción el Mundial.

Lo mismo que ha ocurrido al final de Gran Premio de Italia, cuando el coche de Ricciardo se quedaba parado en el trazado y obligaba a la salida del coche de seguridad, tras el cual terminaría la carrera privando al público de una última vuelta disputada y privando a Leclerc de su única oportunidad de darle alguna alegría a los tifosi italianos.

Se acabó el Mundial, se acabaron las posibilidades de Ferrari. Ahora sólo falta echar cuentas, saber cuándo matemáticamente Verstappen podría proclamarse campeón. Parece que nada ni nadie puede parar al piloto holandés y, o mucho cambian las cosas o Verstappen podría celebrar su segundo título durante la gira asiática que los equipos arrancarán en octubre.

Sin duda lo mejor de Ferrari este año han sido sus pilotos. Tanto Leclerc como Sainz han luchado por sus opciones hasta el final y no han desfallecido ante los fallos de estrategia o en las paradas que les han desangrado hasta perder cualquier opción. La remontada de Carlos Sainz este domingo, de la decimoctava posición hasta la cuarta, dan fe del esfuerzo que el piloto español está haciendo para demostrar que está a la altura de la escudería y que merece la oportunidad que hace dos años Maranello le ofreció.