Debe ser muy difícil salir a jugarte el tipo a más de doscientos kilómetros por hora sabiendo que tu equipo es casi ya historia en la categoría reina. Suzuki ha hecho oficial este fin de semana en Le Mans su abandono de la máxima competición en el mundo de las motos, según han justificado, por problemas económicos. Una situación que deja en vilo el futuro de sus dos pilotos que están en plena lucha por el Mundial.

Tanto Álex Rins como Joan Mir se fueron al suelo cuando disputaban el podio junto con las auténticas favoritas, las Ducatis. Dos grandes talentos que tienen que luchar no sólo con el resto de la parrilla sino también con la desazón que se debe estar viviendo en el box de la marca nipona.

La tristeza que transmitían los pilotos, cabizbajos de camino al garaje después de las caídas, es el resumen perfecto de lo que se debe estar viviendo en el equipo. Una tristeza compartida por el resto de la familia del motociclismo que ve como un pedacito de la historia de este deporte se marcha. Y se va en un año en el que podía repetirse el logró de hace dos de Joan Mir, ser campeones del Mundo. Yamaha, Ducati y hasta Aprilia están luchando por el Mundial a muy poca distancia entre ellos y mantenerse arriba con este panorama va a ser una labor titánica.

Todo en un gran premio en el que Ducati ha dado un paso de gigante, no tanto Peco Bagnaia que se fue al suelo, pero si su compañero de marca, Enea Bastianini que con la victoria se ha colocado de nuevo en el top cinco de la general junto a Fabio Quartararo, decepcionado por no haber subido al podio en el gran premio de casa, y un Aleix Espargaró que sigue haciendo magia con la Aprilia, que por primera vez en su historia es candidata a ganar el Mundial. De hecho, después de la celebración del GP de Francia, Aprilia es líder de marcas gracias a la tercera posición de Aleix y la décima posición de Maverick Viñales.