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Suzuki y el misterio de los mundiales atípicos

Joan Mir celebra su victoria.
Joan Mir celebra su victoria. | Cordon Press

Ni Honda, ni Yamaha, el más pequeño de los equipos japoneses, Suzuki es el que tiene la primera bola de partido para hacerse no sólo con el título de pilotos sino también, el de constructores. El próximo domingo en Cheste, Joan Mir podría proclamarse campeón del mundo de la categoría reina. ¿Quién nos lo iba a decir? Si hace una año alguien nos dice que el Mundial se disputaría con una pandemia de fondo que obligaría a correr sin público y con estrictas medidas de seguridad, que Marc Márquez no conseguiría terminar ni una sola carrera y que las Yamaha estarían en el punto de mira de la FIM y que sería Suzuki la candidata al título, le hubiéramos tachado, de como poco, loco.

Pero así ha sido y a falta de dos grandes premios para que termine el Mundial Joan Mir, tiene a tiro su segundo título, el primero en MotoGP. Y ojo porque el segundo candidato con más opciones es su compañero de equipo Álex Rins. El único que podría chafar la fiesta a Suzuki es Fabio Quartararo, empatado en segunda posición con Rins pero con una moto con muchos problemas de motor y sobre la que se ciernen muchas sospechas después de la sanción impuesta a la fábrica del triple diapasón. El próximo fin de semana Joan Mir depende de él mismo, porque con quedar por delante de Rins y Quartararo le sería suficiente para coronarse, incluso podría quedar tercero en caso de que cualquiera de los dos ganara el gran premio en Valencia, y si no ganan podría cruzar la bandera a cuadros cuarto y seguiría siendo el campeón.

Hay que esperar para ver el desenlace, un desenlace histórico para MotoGP y sobre todo para Suzuki. No ganan el Mundial desde el año 2000 cuando lo logró Keny Roberts, y antes que él, en 1993 lo ganó un tal Kevin Schwantz . Si tiramos de hemeroteca podemos afirmar que a Suzuki le van los mundiales raros, con situaciones extraordinarias o si lo prefieren atípicas.

En 1993 cuando el americano Schwantz gana su primer y único Mundial en la categoría reina es el año en que Wayne Rainey, pese a que aventajaba en 11 puntos al de Suzuki, sufre un dramático accidente en Misano que le afecta de lleno la médula espinal y le retira para siempre de las motos, dejándole postrado en una silla de ruedas. También diferente fue el año en el que Keny Roberts Jr, gana el Mundial de pilotos para Suzuki. Corría el año 2000 y hacia sólo una temporada que España había conseguido con Álex Crivillé el primero título en la categoría reina, un año inédito por la cantidad de carreras que se corrieron en mojado. Nunca antes el agua había tenido tanto protagonismo en un Mundial de Motociclismo.

Y ahora, qué decir de la situación que nos rodea ahora. Una pandemia que ha retrasado el Mundial, que ha eliminado gran parte de los trazados del calendario y que dejó en la primera cita fuera de combate al máximo favorito y vigente campeón Marc Márquez. Por todo ello, está claro que este Mundial es de Suzuiki, una marca mítica que comenzó siendo una fábrica de telares y empezó a ser lo que es hoy gracias al viento, que obligó a Shunzo Suzuki a poner un motor que le ayudará a llegar antes al trabajo con su bicicleta.

Pura historia que tiene a un español como protagonista, Joan Mir, un trabajador incasable un piloto meticuloso y un tiralíneas en la pista que está a punto de cumplir su sueño, ser campeón del Mundo de la categoría reina.

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