LD (EFE) Emilio Botín, ha admitido que su banco devolvió más de 500 millones de pesetas (3 millones de euros) al financiero Javier de la Rosa, a través de Quail, porque no se llegaron a prestar a Torras los 34.800 millones de pesetas pactados con una comisión de 2.254 millones.
Botín, que compareció como testigo en el juicio que se sigue en la Audiencia Nacional contra Javier de la Rosa por dos piezas del caso Torras, negó que esta comisión fuese "elevada" y la consideró "proporcionada" a la importancia y los "riesgos" que se corrían por la financiación de una OPA por el total de capital del grupo Torras en 1989.
Fue el consejero-delegado de la entidad, Rodrigo Echenique, quien negoció con De la Rosa esta operación financiera para la OPA en 1989, consistente en un aval de 65.000 millones de pesetas (390 millones de euros) y un préstamo de 34.800 millones de pesetas (209,15 millones de euros), que llevaron aparejadas comisiones por un montante total de 4.500 millones de pesetas (27,04 millones de euros).
Finalmente, Javier de la Rosa, quince días después del acuerdo inicial, encontró otra fuente de financiación para el préstamo -Sumitomo Bank- y, por ello, el Banco Santander, en palabras de Botín, hizo una "retrocesión", "una práctica muy normal en operaciones bancarias". "El banco tuvo un riesgo entre que acordó la comisión y el cliente dijo que no hacía la operación con el Santander; habíamos puesto a su disposición el dinero, aunque no lo usase", explicó Emilio Botín, quien reconoció que tanto él como su padre tuvieron una "relación fluida" con Javier de la Rosa, que "duró largo tiempo".
Durante su declaración, Emilio Botín insistió en que ambas operaciones fueron "absolutamente transparentes", se cargaron las comisiones "que se tuvo que cobrar", que el Banco de España tenía conocimiento de ellas y que la Comisión Ejecutiva estuvo informada "en todo momento".
"El señor De la Rosa era, para nosotros, el grupo KIO", aclaró el presidente del Banco Santander a preguntas de la acusación particular, ya que la Fiscalía Anticorrupción no utilizó su turno para cuestionar. En su comparecencia, Botín también admitió que el Santander vendió en 1991 su participación en Ebro Agrícolas al grupo KIO a un precio que superaba en 1.200 millones de pesetas (7,2 millones de euros) al de mercado y que, además, por esta operación, abonó a De la Rosa, a través del banco de inversión Quail -propiedad del financiero-, una comisión de 200 millones (1,2 millones de euros).
"Hubo un ajuste de precio" para una venta "perfectamente documentada, aprobada por la Comisión Ejecutiva del banco" y negociada por Rodrigo Echenique y, probablemente, Javier de la Rosa, aunque "no me acuerdo" después de diecisiete años, apostilló Botín.
Botín, que compareció como testigo en el juicio que se sigue en la Audiencia Nacional contra Javier de la Rosa por dos piezas del caso Torras, negó que esta comisión fuese "elevada" y la consideró "proporcionada" a la importancia y los "riesgos" que se corrían por la financiación de una OPA por el total de capital del grupo Torras en 1989.
Fue el consejero-delegado de la entidad, Rodrigo Echenique, quien negoció con De la Rosa esta operación financiera para la OPA en 1989, consistente en un aval de 65.000 millones de pesetas (390 millones de euros) y un préstamo de 34.800 millones de pesetas (209,15 millones de euros), que llevaron aparejadas comisiones por un montante total de 4.500 millones de pesetas (27,04 millones de euros).
Finalmente, Javier de la Rosa, quince días después del acuerdo inicial, encontró otra fuente de financiación para el préstamo -Sumitomo Bank- y, por ello, el Banco Santander, en palabras de Botín, hizo una "retrocesión", "una práctica muy normal en operaciones bancarias". "El banco tuvo un riesgo entre que acordó la comisión y el cliente dijo que no hacía la operación con el Santander; habíamos puesto a su disposición el dinero, aunque no lo usase", explicó Emilio Botín, quien reconoció que tanto él como su padre tuvieron una "relación fluida" con Javier de la Rosa, que "duró largo tiempo".
Durante su declaración, Emilio Botín insistió en que ambas operaciones fueron "absolutamente transparentes", se cargaron las comisiones "que se tuvo que cobrar", que el Banco de España tenía conocimiento de ellas y que la Comisión Ejecutiva estuvo informada "en todo momento".
"El señor De la Rosa era, para nosotros, el grupo KIO", aclaró el presidente del Banco Santander a preguntas de la acusación particular, ya que la Fiscalía Anticorrupción no utilizó su turno para cuestionar. En su comparecencia, Botín también admitió que el Santander vendió en 1991 su participación en Ebro Agrícolas al grupo KIO a un precio que superaba en 1.200 millones de pesetas (7,2 millones de euros) al de mercado y que, además, por esta operación, abonó a De la Rosa, a través del banco de inversión Quail -propiedad del financiero-, una comisión de 200 millones (1,2 millones de euros).
"Hubo un ajuste de precio" para una venta "perfectamente documentada, aprobada por la Comisión Ejecutiva del banco" y negociada por Rodrigo Echenique y, probablemente, Javier de la Rosa, aunque "no me acuerdo" después de diecisiete años, apostilló Botín.
