¿A qué se debe la preocupación que muestran diversas potencias respecto al dólar? La respuesta radica en la continuada depreciación que ha sufrido el billete verde frente a otras divisas foráneas a lo largo de los últimos años.
El dólar perdió, una vez más, vigor en la sesión del martes frente al euro y el yen. Al concluir la jornada bursátil, por un euro se pagaban 1,4718 dólares, frente a 1,4653 dólares del lunes, de forma que para adquirir un billete estadounidense se necesitaban 0,6794 euros, comparado con los 0,6825 euros de la jornada anterior.
Respecto de la moneda japonesa, el dólar se cambiaba a 88,80 yenes, comparado con los 89,53 yenes del día anterior. La caída del dólar responde, sobre todo, a las noticias referidas a que algunos países productores de petróleo, junto a China, Rusia, Japón y Francia, estarían dispuestos a dejar de negociar el crudo en dólares, aunque algunos funcionarios de países aludidos desmintieron tal posibilidad.
El debilitamiento de la divisa estadounidense favoreció que el oro se negociara a precios de récord en Londres y también en Nueva York, donde llegó a tocar los 1.045 dólares por onza.
La hegemonía del dólar como moneda de reserva mundial se ha cuestionado en los últimos meses debido a su continuo debilitamiento a lo largo de los últimos años, hasta el punto de que el propio Banco Mundial afirmó recientemente que su monopolio como divisa de referencia tenía los días contados. No obstante, el billete verde ha sufrido una importante depreciación respecto a la cesta de principales divisas extranjeras (el denominado US Dollar Index).
En apenas cinco años, desde su valor máximo alcanzado en 2002 hasta su mínimo registrado en 2008, el dólar ha caído un 41%, tal y como muestra el siguiente gráfico.
Dicha devaluación responde a la agresiva política de bajos tipos de interés aplicada por la Reserva Federal de EEUU (FED) para hacer frente, primero, a la recesión económica de finales de los años 90 tras el estallido de la burbuja tecnológica, y después a la recesión derivada de la crisis de las hipotecas subprime.
Tal devaluación, consciente o no, favorece la reducción del abultado déficit por cuenta corriente (deuda con el exterior) que acumula la economía estadounidense, ya que encarece las importaciones y abarata las exportaciones. Se trata de un proceso similar al experimentado por la libra británica desde el estallido de la crisis crediticia.
Pese a ello, la devaluación del dólar afecta, sin duda, al poder adquisitivo de los estadounidenses, aunque este deterioro se haya visto compensado parcialmente por la caída de precios (deflación) que vienen experimentando numerosos bienes y servicios en EEUU.
Lo curioso es que la actual depreciación del dólar -un 41% en cinco años- es mucho más intensa que la anterior fase bajista, registrada entre 1985 y 2002. El valor del dólar, en base al US Dollar Index, alcanzó su pico máximo en 1985 cuando la FED decidió elevar los tipos de interés hasta uno cota superior al 11% para hacer frente a la creciente inflación que registraba el país. Desde entonces y hasta 2002 -el siguiente pico- el dólar se depreció casi un 35% respecto a las principales divisas internacionales. Es decir, un ajuste más suave y largo que el actual.
Caída respecto al euro
Mientras, al tiempo que el dólar caía, el euro se apreciaba frente al billete verde. La moneda única registró un mínimo histórico respecto al dólar en 2001, cuando EEUU estaba en plena recesión económica y subida de tipos.
En su punto más bajo, el euro se llegó a intercambiar por 0,84 dólares. Ahora, sin embargo, cotiza a 1,47 dólares. Es decir, el euro se ha apreciado frente al dólar casi un 75% desde su mínimo en 2001.
Nuevamente, tal y como muestra el siguiente gráfico, la fortaleza o debilidad del dólar depende en gran medida de la política de tipos de la FED. Con tipos de interés altos el dólar se fortalece y con bajos se deprecia.
De hecho, la depreciación del billete verde frente al euro coincide con la bajada de tipos aprobada por el entonces presidente de la FED Alan Greenspan para animar el crecimiento económico tras el estallido de la burbuja puntocom y el atentado contra las Torres Gemelas del World Tarde Center.
La FED volvió a elevar tipos desde 2004 a 2006 para frenar la inflación creciente que sufría el país. Fue entonces cuando el euro se estabilizó frente al dólar. Sin embargo, el billete verde se vuelve a depreciar cuando la FED decide bajarlos de forma drástica y continua tras el estallido de la crisis subprime en 2007. Ahora, los tipos de interés en EEUU están en mínimos históricos, muy próximos al 0%.
Durante este último período, el dólar únicamente se fortaleció brevemente frente al euro durante el pánico financiero que provocó la quiebra de Lehman Brothers, desde el verano de 2008 hasta principios de 2009, debido a que la citada bancarrota hizo que los inversores se refugiaran de forma masiva en la deuda pública de EEUU.
Sin embargo, hasta entonces, mediados de 2008, la política de bajos tipos de interés aplicada por el presidente de la FED, Ben Bernanke , para combatir la recesión económica debilitó el dólar y acabó causando una burbuja en el mercado de las materias primas, tal y como avanzó Libertad Digital.
La banca central, y no la especulación, provocó la burbuja del petróleo durante el verano de 2008. El Observatorio de Coyuntura Económica del Instituto Juan de Mariana (OCE) explicaba entonces que la política monetaria de la FED fue un "factor determinante en el alza de precios". Las bajadas de tipos y las masivas inyecciones de liquidez aprobadas por el banco central provocaron una "intensa depreciación del dólar".
Los inversores se refugiaron en las materias primas
Esto, unido a las turbulencias bancarias y financieras, hizo que "los inversores se refugiaran en las commodities (materias primas)" y, en menor medida, deuda pública, para "tratar de conservar el valor de su dinero". La burbuja tan sólo llegó a su fin cuando el Gobierno de EEUU salió al rescate de la FED para estabilizar su moneda.
Las fuertes fluctuaciones y, sobre todo, la continuada depreciación del dólar ha puesto en la picota la hegemonía del billete verde en el sistema monetario internacional, tal y como han declarado en diversas ocasiones Rusia, China, Brasil o los países del Golfo.