L D (EFE)
Según informó el Departamento de Trabajo, el IPC de EEUU hubiera subido sólo un 0,1 por ciento, si se descuenta el efecto de los precios de la alimentación y la energía, los más volátiles. Los precios de los alimentos subieron un 0,6 por ciento y los de la gasolina un 9,9 por ciento, el mayor avance en dos años y medio. Después de un aumento del 0,3 por ciento en enero, la mayoría de los analistas esperaba un incremento del 0,5 por ciento.
En los 12 últimos meses hasta febrero el IPC ha subido un 3 por ciento, mientras que la tasa interanual en enero era del 2,6 por ciento. Si se excluyen los precios de alimentos y energía, el núcleo del IPC subió un 1,7 por ciento desde febrero de 2002 a febrero de 2003, el más bajo desde marzo de 1966 cuando era presidente Lyndon Johnson. El Departamento de Trabajo informó, por otro lado, que las remuneraciones semanales promedio de los trabajadores, ajustadas por inflación, bajaron un 0,5 por ciento en febrero, después de registrarse un aumento del 0,2 por ciento en enero.
El bajo ritmo de la inflación en Estados Unidos -que así se ha mantenido durante la bonanza de una década que concluyó en marzo de 2001, durante la recesión de ese año y la lenta reactivación desde comienzos de 2002- ha permitido que la Reserva Federal pudiera aplicar una política monetaria generosa como estímulo económico. Esa política monetaria mantiene ahora las tasas de interés en su nivel más bajo desde 1961 y ha alentado -aunque cada vez menos- a los consumidores cuyo gasto representa dos tercios del Producto Interior Bruto (PIB) de Estados Unidos.
Los precios de la energía, que representan aproximadamente la séptima parte del IPC, subieron un 5,9 por ciento en febrero, el incremento mayor desde junio de 2000, después de un aumento del 4 por ciento el mes anterior. El invierno muy frío y con fuertes tormentas de nieve, la subida de los precios petroleros y los inventarios muy ajustados contribuyeron a que el mes pasado subieran en 15,8 por ciento los precios del combustible para la calefacción, mientras que los del gas natural subieron un 5,5 por ciento y los de electricidad un 0,1 por ciento.
En los 12 últimos meses hasta febrero el IPC ha subido un 3 por ciento, mientras que la tasa interanual en enero era del 2,6 por ciento. Si se excluyen los precios de alimentos y energía, el núcleo del IPC subió un 1,7 por ciento desde febrero de 2002 a febrero de 2003, el más bajo desde marzo de 1966 cuando era presidente Lyndon Johnson. El Departamento de Trabajo informó, por otro lado, que las remuneraciones semanales promedio de los trabajadores, ajustadas por inflación, bajaron un 0,5 por ciento en febrero, después de registrarse un aumento del 0,2 por ciento en enero.
El bajo ritmo de la inflación en Estados Unidos -que así se ha mantenido durante la bonanza de una década que concluyó en marzo de 2001, durante la recesión de ese año y la lenta reactivación desde comienzos de 2002- ha permitido que la Reserva Federal pudiera aplicar una política monetaria generosa como estímulo económico. Esa política monetaria mantiene ahora las tasas de interés en su nivel más bajo desde 1961 y ha alentado -aunque cada vez menos- a los consumidores cuyo gasto representa dos tercios del Producto Interior Bruto (PIB) de Estados Unidos.
Los precios de la energía, que representan aproximadamente la séptima parte del IPC, subieron un 5,9 por ciento en febrero, el incremento mayor desde junio de 2000, después de un aumento del 4 por ciento el mes anterior. El invierno muy frío y con fuertes tormentas de nieve, la subida de los precios petroleros y los inventarios muy ajustados contribuyeron a que el mes pasado subieran en 15,8 por ciento los precios del combustible para la calefacción, mientras que los del gas natural subieron un 5,5 por ciento y los de electricidad un 0,1 por ciento.
