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Rajoy critica a Zapatero mientras apoya todas sus medidas económicas

El presidente del PP y su primer espada en materia económica no quieren que la mano derecha sepa lo que hace la izquierda. Desde el verano de 2008 se han dedicado a criticar los planes "anticrisis" del Gobierno para, luego, respaldarlos en el Congreso. La hipocresía popular, al descubierto.

El presidente del PP y su primer espada en materia  económica no quieren que la mano derecha sepa lo que  hace la izquierda. Desde el verano de 2008 se han dedicado a criticar  los planes "anticrisis" del Gobierno para, luego, respaldarlos en el  Congreso. La hipocresía popular, al descubierto.

Que el PP que dirige Mariano Rajoy es un ejemplo de hipocresía política es algo que nadie a estas alturas de la crisis puede negar. Desde que el verano de 2008 certificó que la tormenta financiera internacional iba a destrozar la economía española tras años de bonanza gracias a la burbuja inmobiliaria (generada por la expansión de crédito artificial), los responsables del PP han mostrado un servilismo insólito con las políticas adoptadas por el Gobierno. Primero las critican y luego las respaldan (o se abstienen) cuando llega la hora de la verdad en el Parlamento.

La lista es enorme, pero aquí nos vamos a centrar en los planes "anticrisis" más importantes, tanto por su cuantía como por el nivel de propaganda que la casta política ha lanzado a la pasiva opinión pública española. Además, se ha producido una curiosa paradoja: a pesar del apoyo del PP al derroche sistemático del Ejecutivo, desde las filas del PSOE se ha acusado a los diputados populares de "no arrimar el hombro". Pasen y vean.

1. En octubre de 2008 el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, experimentó por primera vez el miedo a que la tormenta financiera que se inició en EEUU con la crisis de las hipotecas basura (subprime) se trasladara al sistema financiero español. Para evitar la debacle, encargó al entonces vicepresidente económico, Pedro Solbes, un plan de rescate, mediante la compra de activos financieros a bancos y cajas (fundamentalmente cédulas hipotecarias), similar al presentado en EEUU.

Se destinaron 30.000 millones de euros (ampliables a 50.000) al Fondo de Adquisición de Activos Financieros, nombre técnico del que comenzó a conocerse como el "Plan Solbes". El PP no sabía muy bien lo que estaba ocurriendo. El único que conocía los problemas que se avecinaban era Manuel Pizarro que posteriormente fue desahuciado por Rajoy. En el debate electoral de los comicios de 2008 Pizarro le había sacado los colores a Solbes. El vicepresidente decía que hablar de recesión le resultaba "molesto".

Lo peor de todo es que Cristóbal Montoro (el responsable económico de los populares) sabía que el plan era una estafa para los contribuyentes, como admitió con posterioridad, ya que en ningún caso serviría para reactivar el crédito.

El portavoz económico popular justificó el apoyo del PP al fondo de compra de activos del Gobierno, aun sabiendo que era "mentira", ya que tenía por objetivo "ayudar a los bancos, no a las pymes". El PP votó a favor porque "en octubre de 2008 el sistema financiero español estuvo al borde del colapso".

2. Después vino el Plan E, con sus 8.000 millones de euros para financiar pequeñas obras en los ayuntamientos, un proyecto que, como se ha confirmado después, ha sido un fracaso. Los proyectos no han generado actividad productiva, han levantado infraestructuras innecesarias y han creado empleo artificial que, después de los trabajos, se ha vuelto a destruir. Y ¿qué hizo el PP? Criticó el proyecto gubernamental con dureza y dijo que "no descartaba abstenerse". Cuando el proyecto llegó al Congreso el único partido que lo rechazó fue UPyD.

3. Y ¿qué me dicen de Caja Castilla-La Mancha? El Banco de España intervino la entidad financiera manchega, que se dedicó durante años a financiar actividades de dudosa rentabilidad (como el aeropuerto de Ciudad Real) y a dar créditos a los constructores afines al consejo de administración de la caja. Todos los préstamos se aprobaron por unanimidad, incluyendo el apoyo de los nombrados por el PP. Con estos antecedentes no es extraño que el PP considerara que "el rescate no ha tenido repercusión porque se ha hecho bien".

4. Sigamos. Ahora es el turno del plan del ministro de Industria, Miguel Sebastián, para evitar el cierre de las fábricas de automóviles a costa de los contribuyentes. El denominado Plan 2000E ha dado ayudas públicas para la compra de coches. En este caso el PP se pasó de frenada, ya que, no sólo no lo ha criticado, sino que recientemente ha pedido que se extienda en el tiempo.

Los populares compran la tesis socialista: subvencionar el consumo con el dinero del trabajo de los españoles. La única voz disonante es la de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que califica de "peligrosas" este tipo de políticas.

5. En materia laboral la medida más importante (ante la ausencia de reformas) ha sido la creación de un subsidio de 420 euros para los parados a los que se les agote la prestación por desempleo. Este "PER nacional" se ha realizado a imagen y semejanza del ejecutado en el sector agrícola andaluz.

El PP lo respaldó en el Congreso tras la pertinente crítica, como siempre: a Dios rogando y con el mazo dando. Posteriormente, Zapatero amplió el programa y el PP dijo que, aunque la medida en sí misma era "un acierto",  acusaba al presidente de usar a los parados para darse publicidad durante sus vacaciones y, a la vez, apoyaba su propuesta.

6. Como colofón al apoyo popular a los planes despilfarradores socialistas llegamos ahora al famoso "Pacto de Zurbano". En las primeras reuniones Montoro se enfrentó a Salgado sin contemplaciones (por lo menos ante los medios de comunicación). Rajoy negó el respaldo de su partido porque consideraba que el Gobierno sólo buscaba una "foto inútil" y lo calificó de "chapuza y broma".

Pero después, el Gobierno adelgazó el proyecto y Rajoy tendió la mano al PSOE para "no ser demonizado". Finalmente, los populares apoyaron, una vez más, al Ejecutivo en un proyecto que, entre otras cosas, permite a los bancos seguir ocultando la deuda inmobiliaria bajo la alfombra de sus balances hasta que la tormenta escampe. Las pérdidas de las entidades no se conocerán.

7. Y aún quedan iniciativas del Ejecutivo que pueden recibir el respaldo de los diputados populares. La reforma laboral que negocian patronal y sindicatos, en base a la propuesta del Ministerio de Trabajo, parece estar en vía muerta. Se trata de un conjunto de parches que no permitirán a los más de 4,6 millones de parados volver a encontrar un empleo, al huir de las reformas profundas. Pero si finalmente ve la luz, el PP lo respaldará a pesar de criticarlo. A Rajoy le gusta firmar cheques en blanco.

8. Finalmente, la nueva Ley de Economía Sostenible, un paquete de pequeñas reformas con deducciones fiscales a las empresas que la vicepresidenta económica, Elena Salgado, vende como la panacea para "cambiar el modelo productivo". La reducción de la morosidad del sector público se aplaza a 2013 y no hay medidas para reducir el desempleo.

Es sólo humo, pero de color "verde". El PP podría también apoyar esta medida, sobre todo, después de saber que el ex ministro que elaboró el programa electoral de los populares en 2008, Juan Costa, ha escrito un libro en el que alaba las bondades de las renovables y se apunta al carro ecologista sin ningún tapujo. Rajoy le arropó en la presentación de su obra.

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