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Víctor Beker: "Argentina se dirige hacia la hiperinflación"

El profesor Víctor Beker, uno de los economistas más influyentes de Argentina, disecciona para Libertad Digital la difícil situación que vive el país.

El profesor Víctor Beker, uno de los economistas más influyentes de Argentina, disecciona para Libertad Digital la difícil situación que vive el país.

"Sos más mentiroso que el INDEC". La expresión, popularizada en Argentina en los últimos tiempos, refleja el descrédito en que ha caído el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, organismo gubernamental que mide la inflación.

Según los datos oficiales, ésta fue del 10% el año pasado. Según las consultoras privadas y varios gobiernos regionales, del 25%, y subiendo. En la calle basta con preguntar a cualquier comerciante o consumidor para enterarse de que los precios no dejan de aumentar cada mes. El recuerdo de la hiperinflación sigue vivo, más de veinte años después de su último episodio.

Mientras el Gobierno de Cristina Kirchner niega que el país haya entrado en un proceso inflacionario y amenaza a las consultoras con multarlas si continúan publicando sus propios índices de precios, las acusaciones de manipulación se suceden desde la oposición, la empresa privada, la prensa y la academia.

En este ámbito pocos han sido tan elocuentes al respecto como el profesor Víctor Beker, de la Universidad de Belgrano, autor del manual de Economía más utilizado en las universidades del país y ex director de Estadística del propio INDEC.

Pregunta (P): ¿Cuándo comenzó la controversia sobre la inflación?

Respuesta (R): En Enero del 2007, año electoral, el índice de precios daba un guarismo muy elevado. El Gobierno no quería llegar a las elecciones con inflación alta y exigió al INDEC que bajara ese índice. Sus responsables se negaron y fueron destituidos, y desde entonces se apartó a todo el que se resistía a las nuevas directivas.

A partir de ahí sus datos son cada vez más alejados de la realidad. Así se terminó con la trayectoria de un organismo que era reconocido como el líder en materia de medición de precios en Latinoamérica.

P: ¿Cómo se hacen las mediciones oficiales de precios?

R: No se sabe, porque todos los procedimientos del INDEC han pasado a ser secretos. Pero cuando las mediciones de todo tipo dan un 20 ó un 25% y el Gobierno dice que es el 10%, ya no estamos ante un problema de metodología sino que simplemente ponen cualquier precio para que dé estos resultados.

P: ¿Alguien cree la información que da el Gobierno?

R: No, en absoluto. Todo el mundo sabe que las cifras del INDEC no son creíbles y las decisiones se toman de acuerdo a los cálculos de las consultoras independientes. Por eso el Gobierno presiona para que no haya estadísticas privadas. Si consiguieran suprimirlas entraríamos en una zona de mayor oscuridad. La gente no creerá más que antes al INDEC, sino que tendrá menos información.

P: ¿Qué inflación se espera en el futuro?

R: Este año, en torno al 35%. El sistema que se ha implementado significa que necesariamente la inflación tiene que subir.

P: ¿Por qué?

R: Cada vez que un sector queda retrasado se lo compensa con un incremento. Así se hace con los salarios, las jubilaciones, la asignación universal por hijo, etc. Cada una de estas decisiones genera más gasto público o mayores costes, y por lo tanto un aumento de precios. El sistema cierra solamente si la inflación es creciente. Es como un perro que se muerde la cola, cada vez a mayor velocidad. En qué momento el perro enloquece, es difícil de prever.

P: ¿Existe peligro de llegar de nuevo a hiperinflación?

R: Existe en la medida en que no hay indicios de que este proceso vaya a cortarse en ningún momento.

P: ¿Por qué suben los precios?

R: Sencillamente, porque el Banco Central emite dinero a razón de un 33% anual. Por mucho que crezca la economía, en el mejor de los casos ese crecimiento estará en el 8% ó el 10% en un caso como China. La diferencia hasta el 33% va a ser aumento de precios. No hay mucho misterio.

P: El Gobierno dice que las causas son otras: los comerciantes, los especuladores...

R: Ningún país en el mundo tiene una tasa de inflación semejante a la nuestra, salvo Venezuela. Incluso países en grave crisis, como Egipto, no pasan del 12%. La magnitud de la emisión monetaria en Argentina es tal que es incuestionable que la subida de precios se debe a eso.

P: ¿Por qué es peligrosa la inflación?

R: Es como cualquier droga, uno se vuelve adicto porque la forma de poder mantener la cohesión social es a través de una inflación creciente. Nosotros ya tuvimos en el pasado un 25% anual, de ahí pasamos al 50%, al 150% anual... Y un día nos encontramos con una inflación del 200% mensual.

En Argentina esto es especialmente preocupante, porque cuando los agentes económicos tienen experiencia de inflación se desprenden del dinero cada vez más rápido, y por tanto los precios crecen más. Llega un momento en que la gente sale a comprar algo todos los días, porque el dinero es como una papa caliente.

El mayor peligro es que a tasas de inflación muy altas todo el sistema económico se desorganiza, se produce fuga de capitales y se desarticula el sistema financiero y fiscal. Esto no es teoría, es lo que pasó aquí en 1989. Fue un descalabro que trajo alto desempleo, saqueos en los supermercados y llevó al país al borde de una guerra civil.

P: ¿Quién es el principal beneficiario de la inflación?

R: El Gobierno, que la utiliza para financiarse. Además, ¿quién sabe quién estará en el Gobierno el día que estalle la hiperinflación?

P: ¿A costa de quién se financia así el Gobierno?

R: De los tenedores de dinero, porque la inflación es un impuesto sobre la tenencia monetaria.

P: Los principales perjudicados son entonces los ahorradores.

R: Básicamente, sí. Por la experiencia que tenemos en Argentina, todo el mundo sabe que lo que debe hacer es no quedarse con dinero. De ahí este auge de los últimos años en ventas de electrodomésticos, automóviles, propiedades, etc. Así es como la gente se protege de la inflación. El Gobierno lo ve como un mecanismo de generación de crecimiento económico, pero a largo plazo es un caos.

P: Pero así la gente consume más, se crean puestos de trabajo... ¿Eso no es bueno?

R: Ése es el problema, la gente se pregunta por qué vamos a preocuparnos si las cosas van bien. Los economistas tenemos mala fama porque traemos las malas noticias. Advertimos de que ciertas políticas a corto plazo parecen buenas, pero a largo van a resultar un boomerang.

En los años 90, gracias a la convertibilidad con el dólar para nosotros veranear en España o Estados Unidos era más barato que hacerlo en Argentina. Eso en algún momento tenía que estallar, pero a quienes lo decíamos nos miraban como a pájaros de mal agüero. Ahora ocurre lo mismo: si se mantiene este esquema tendremos hiperinflación en el futuro.

P: ¿Qué medidas ha tomado este Gobierno contra la inflación?

R: Ninguna, porque usted no puede atacar el cáncer si niega que la enfermedad exista. Lo que se ha hecho es prohibir la palabra. Si rastrea todas las declaraciones de las autoridades, la palabra "inflación" no existe desde el año 2006. Eliminar el vocablo, ésa ha sido la principal medida.

La segunda ha sido manipular los índices oficiales, y la tercera sería prohibir que las consultoras privadas difundan los suyos. En esa situación es inevitable que la inflación se desborde.

P: También se están aplicando controles de precios.

R: El Gobierno quiere minimizar con ellos el efecto de la emisión monetaria. Pero como es imposible que el Estado lo controle todo, las empresas dejan de producir lo que está controlado y pasan a producir lo que no lo está. Estos controles fueron lo primero que intentó el Gobierno, en el 2006, y cuando fracasaron se pasó a la segunda etapa, la de controlar los índices.

Lo más dramático es que esto ya lo hemos visto en Argentina. Todo lo que se está poniendo en marcha en este momento se probó aquí ya en algún momento. Habría que preguntarse por qué va a funcionar hoy lo que ayer fracasó.

P: El PIB argentino ha crecido mucho en los últimos años. ¿La manipulación de los índices de inflación podría ser un motivo para desconfiar también de esos datos?

R: Hoy todas las estadísticas oficiales están bajo sospecha. Una vez que se empezó a manipular los precios hubo un efecto de cascada sobre las demás estadísticas, porque el Gobierno ya pagó el coste de manipular y dijo "manipulemos todo lo que sea necesario". Es probable que el índice de crecimiento de la economía esté sobreestimado, pero en mi opinión se trata de una magnitud pequeña, en torno a un punto.

P: ¿Qué es lo mejor que ha hecho el Gobierno de los Kirchner en materia económica?

R: Renegociar la deuda externa, lo que permitió salir de una situación muy complicada, y aprovechar una coyuntura internacional favorable para lograr un crecimiento sostenido durante ocho años.

P: ¿Y lo peor?

R: Recurrir a la inflación como mecanismo de financiación, con la consecuencia de que podríamos estar desperdiciando una coyuntura muy favorable para el crecimiento económico, como ha sucedido históricamente cada vez que Argentina ha tenido la ocasión de dar un salto a nivel internacional. Frente a un mundo que nos ofrece soluciones, nos inventamos algún problema. Los argentinos nos resistimos a ser exitosos.

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