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Una visita al templo antiterrorista de la Guardia Civil

El ministro del Interior visita la unidad por primera vez desde que llegó al cargo. Los GAR permiten a la prensa presenciar una de sus exhibiciones.

El ministro del Interior visita la unidad por primera vez desde que llegó al cargo. Los GAR permiten a la prensa presenciar una de sus exhibiciones.
El GAR, en acción

Al suroeste de Logroño, a apenas unas manzanas de las afueras de la capital riojana, se encuentra la sede de la Unidad de Acción Rural de la Guardia Civil, el auténtico templo antiterrorista de un cuerpo que ha colocado a ETA al borde del colapso operativo y cuyos agentes producen pánico entre los etarras.

Es el cuartel general tanto de los conocidos Grupos de Acción Rápida (GAR) de la Guardia Civil, que durante buena parte de su historia –fundados a principios de los ochenta- fueron conocidos como Grupos Antiterroristas Rurales, como del Centro de Adiestramientos Especiales (CAE), donde los agentes más veteranos adiestran en estas artes a los recién llegados.

Hasta allí se desplazó este lunes el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, quien visitó por primera vez las instalaciones de esta unidad desde que accedió a su actual cargo y que no dudó en tener un emotivo recuerdo hacia los siete miembros de esta unidad fallecidos en acto de servicio. Cinco de ellos en la lucha contra ETA y otros dos en un ataque talibán contra un centro de instrucción español en Afganistán en el 25 de agosto de 2010.

La jornada de exhibición comenzó en las propias instalaciones de la Benemérita, donde utilizando una torre de escalada se desarrollaron diversos ejercicios, como la simulación de descenso táctico desde un helicóptero utilizando el fast-rope; ascenso por cuerda fija con el equipamiento ligero de intervención; descenso de pared vertical con la técnica de rappel; o intervención desde la azotea de una vivienda usando la progresión por cuerda fija. El objetivo, hacer una demostración de las habilidades de esta unidad en escenarios urbanos y, más específicamente, en edificios.

Llegó el turno después de una demostración operativa. En primer lugar, con la identificación de una persona a pie y la neutralización de una agresión a los agentes que trataban de hacerlo, con el consiguiente esposamiento y detención del mismo. Por el otro, la identificación de un conductor que ha robado un vehículo y, tras resistirse al arresto, es reducido y detenido.

En la galería de tiro del acuartelamiento se produce la intervención en lugares habitados. En el primer ejercicio, un equipo de intervención en formación de binomio simula la entrada en una habitación en situación de estrés. Finalizado el anterior, se realiza un trabajo completo de intervención, en el que un equipo abre la puerta de un domicilio, continúa en progresión por la vivienda, y detiene a un persona armada que se encuentra en una habitación. Dos situaciones en los que los miembros de los GAR se han encontrado habitualmente en su lucha diaria contra los terroristas de ETA.

Tras estas demostraciones es hora de partir hacia el campo de prácticas que esta unidad tiene a las afueras de Logroño, donde en los próximos años se construirá el Polígono de Experiencias de Fuerzas Especiales (PEFE), que será el único de su categoría en toda Europa, y donde está previsto que se formen los miembros tanto de esta unidad como de los unidades especiales de otros cuerpos de naturaleza militar europeos, como la Gendarmería francesa o los Carabinieri italianos.

El proyecto, que inicialmente tiene un presupuesto de 18 millones de euros, y cuya primera fase se comenzará a construir en 2014 (con cuatro millones de euros de presupuesto), tendrá un amplio escenario urbano donde se podrán recrear todo tipo de situaciones. Tendrá, incluso, hasta una parada de metro con andén y vías, donde se podrán ensayar todo tipo de operaciones.

Este polígono de experiencias, que en su concepción final tendrá también una escuela para 250 alumnos, tendrá lo último en tecnología, de modo que cada agente que entre llevará consigo un brazalete que permitirá controlar y grabar sus movimientos, medir sus pulsaciones y su nivel de estrés, memorizar sus aciertos o fallos con el tiro, y grabar todo tipo de mediciones que sean importantes para el entrenamiento.

En el área de conducción del campo de prácticas llegó la demostración de conducción evasiva, con la realización de maniobras como la jota o la californiana, o las técnicas de interceptación de un vehículo hostil.

A pocos metros de distancia, entre la zona de conducción y el campo de tiro, se realizó una simulación de ataque con fusilería a miembros de la Guardia Civil destacados en misiones internacionales, un ataque que llega momentos después de que uno de los blindados MLV Lince haya pisado un IED o artefacto explosivo improvisado, así como la destrucción del propio vehículo si ha quedado inutilizado.

Aprovechado el escenario anterior, se recreó la evacuación en helicóptero de uno de los heridos en el ataque y, con el helicóptero ya en el cielo, se realizó un simulacro despliegue y recogida de un grupo de intervención en una zona de difícil acceso.

Tras esto, en el campo de tiro, se llevó a cabo una pista combinada de tiro, donde los agentes de esta unidad de élite de la Guardia Civil sortearon diversos obstáculos y utilizaron a su favor diversos parapetos y variaciones de ángulo para abatir a disparos a los objetivos propuestos.

Por último, llegó el turno de un ejercicio de un equipo de tiradores de precisión. Dos francotiradores de los GAR realizaron al unísono –para que parezca que hay un único tirador- un disparo contra un objetivo a doscientos metros de distancia.

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