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Marhuenda siente "náuseas" ante la campaña del PP contra Ignacio González

La faena a Ignacio González, Susana Díaz y la corrupción, la irrupción de Ciudadanos... Muchos nervios ante las próximas citas electorales.

Al fin El Mundo desvela la verdad de las informaciones sobre Ignacio González. "El PP espera que González dé un paso atrás en su candidatura". O sea, que ni ático, ni gestapillo, ni Cristo que lo fundó, un Tomás Gómez como una casa. No editorializa García-Abadillo sobre el asunto porque "la necesaria colaboración para desarrollar internet en el mundo" y "los presos españoles en el extranjero" le tienen en un sin vivir. Lucía Méndez es la encargada de confirmar lo que Pablo Montesinos cuenta en Libertad Digital. Que a González le están haciendo una putada -con perdón- de las gordas, una "maniobra" a lo House of cards, la serie norteamericana "que proporciona la esencia, sin destilar, de las cloacas de la política". "Ignoro si González ha identificado a quien le está empujando para que tire la toalla", pero ella no ve a Rajoy ni a Cospedal. "Es dudoso que Rajoy se encuentre cómodo teniendo que echar al secretario general del PP de Madrid en medio de informaciones que remiten a las cloacas de la política", dice. Ah, ¿pero que no son informaciones veraces y contrastadas, sino fabricadas en las cloacas de la política? Eso está muy feo.

A Anson le da hoy la ventolera de hacerle reverencias a Jordi Pujol, al que ha seguido "con admiración por su seriedad personal, con reconocimiento a su sólida formación intelectual, con asombro ante su pasmosa habilidad política". Por eso está muy triste al "contemplar la forma cruel y miserable con la que se le está tratando. ¡Qué pronto se han olvidado los grandes servicios que ha rendido a España!", dice como un Pujol más en el parlamento catalán. "Me niego a sumarme a la caravana de los alfiles del desagradecimiento (…) La zafiedad, el insulto, la descalificación y el radicalismo no forman parte del ejercicio intelectual serio". En fin, hace poco le hizo una oda ruborizante a Pablo Iglesias. Lo mismo lo próximo es cantar las alabanzas de Bárcenas.

La Razón tiene un cabreo supino con Rajoy. "Rajoy cerrará esta semana los candidatos por Madrid", titula a ver si así anima al jefe. En el editorial aprieta un poco más las tuercas y le retira temporalmente el premio al manejo magistral de los tiempos. "Lo que en muchas ocasiones ha demostrado ser una estrategia virtuosa tiene el inconveniente de prolongar incómodas situaciones de interinidad" como la de Ignacio González. "No necesita el PP sorpresas mediáticas" como la del PSOE con Tomás Gómez, le dice muy enfadado. "Sin entrar en valoraciones de candidatos, el reto de recuperar a los votantes tradicionales exige a Mariano Rajoy acelerar los tiempos". Marhuenda se lía la manta a la cabeza en El Submarino por lo que le están haciendo a González. "La campaña contra Ignacio González es nauseabunda", dice sin contemplaciones. "Pero, ¿quién tiene tanto interés en atacarle? Y sobre todo, ¿a quién interesa boicotear su candaitura a la presidencia de la Comunidad?", se pegunta. Pues en un partido en el que el jefe elige candidatos a dedo ya me dirás. Verde y con asas.

El País tiene uno de esos días en los que se da un paseo por el mundo en portada. Grecia, Israel, el Nasdaq. En Colombia hace parada y fonda porque allí estaban Cebrián, Felipe González y un sonriente García-Margallo para arreglar el problema de las FARC. En páginas interiores se adentra en las elecciones andaluzas. "El PSOE apuesta todo en Andalucía al tirón electoral de Susana Díaz", dice para disimular que a Pedro Sánchez le hayan dicho que se abstenga de aparecer por allí más de lo preciso. Luis Barbero se ocupa de darle en el cogote a la juez Alaya, cuya instrucción del caso ERE "resulta más que cuestionable y su teoría de que hubo una confabulación de la cúpula del Gobierno autónomo con decenas de funcionarios y altos cargos para delinquir tiene demasiadas lagunas". Aquí lo único que hay son "decenas de pícaros que hicieron fortuna moviéndose por los recovecos de la Administración autonómica", que como todo el mundo sabe es un ente abstracto que nada tiene que ver con el Gobierno andaluz. Y se queda tan pancho.

ABC resume en su portada las informaciones que hemos venido conociendo en los últimos años. "La mitad de los cursos de formación eran un timo". "La dimensión de los fraudes masivos parecen no tener fin", dice el editorial. "De esta podredumbre pública en Andalucía nadie más que el PSOE tiene responsabilidad política. Es impensable que tanta corrupción haya podido producirse sin el consentimiento expreso o tácito de las mal altas instancias políticas. (…) La corrupción pone el foco sobre el Gobierno andaluz y, por tanto, sobre quien ahora es su presidenta, porque Susana Díaz no es una recién llegada al poder socialista en Andalucía, para el que lleva trabajando toda su vida pública". Llama poderosamente la atención el silencio sobre Ignacio González.

La Vanguardia se centra en sus Pujol, que ayer estuvo Oriol vacilando a los diputados catalanes. "Oriol Pujol denuncia un juicio político sin aclarar qué hizo con la herencia". David González arroja alguna luz sobre lo que le ha podido pasar a Anson. "Uno ha llegado a creer que, intoxicados por la prensa y víctimas de la manipulación, los ciudadanos y ciudadanas de Cataluña han/hemos perdido de vista que los Pujol han sido una familia ejemplar que lo ha dado todo por el país". Es más, "se siguen sacrificando por el país" tomándose la molestia de ir a echar un rato al parlamento. A algunos se la han colado pero bien.

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