David Oubel Reinero, el hombre que asesinó a sus dos hijas menores en Moraña, asistió hace cinco días con estas y con su novio a la Festa do Carneiro ao Espeto, uno de los días grandes del municipio, según informa La Voz de Galicia.
Allí, Oubel, su novio y las niñas fueron vistos comiendo, bailando y riendo. Nadie pudo imaginar que, apenas cinco días después, el individuo fuera a protagonizar una tragedia que teñiría de luto al pequeño pueblo pontevedrés.
Por otro lado, el diario gallego cuenta que Oubel envió a su expareja, Rocío Vieites, de la que se había separado hace año y medio, una nota en la que le anunciaba el brutal crimen y sus intenciones suicidas. Mientras la mujer recorría en coche los poco más de tres kilómetros que separan su domicilio en Santa Lucía de la vivienda en la que había residido como casada, alertaba a la Guardia Civil.
Al llegar, los agentes se encontraron con una situación dantesca, y evitaron que la abuela y la tía maternas accedieran al interior de la vivienda para reconocer a las menores fallecidas. Por su parte, el parricida estaba en el cuarto de baño, bajo un estado de somnolencia y abotargamiento, presuntamente provocado por la ingestión de pastillas. Presentaba heridas en muñecas y brazos causadas con una radial en un supuesto intento de suicidio, pero que el personal médico calificó como leves.