Mariano Rajoy tiene intención de seguir sujetando a Rafael Catalá, a pesar del incendio en la fiscalía y de ser el primer ministro de la democracia reprobado por el pleno del Congreso. "Con toda claridad, sí rotundo", contestó su portavoz al término del Consejo de Ministros, en el que se dio cuenta de la marcha de Manuel Moix, al que hace menos de un mes el propio presidente defendía con vehemencia. Una crisis que, según Íñigo Méndez de Vigo, no se llevará por delante al titular de Justicia.
Fue, principalmente, una llamada al orden de puertas para adentro. En Moncloa dan por descontado que la oposición tratará de desgastar al ministro en los próximos días, volviéndole a llevar a la Cámara Baja para que dé explicaciones, pero molestó sobremanera que un sector del Ejecutivo y el PP se sumara a la caza de Catalá, tal y como publica este viernes el diario El Mundo. "¿Qué es un chisme? Un chisme es decir que el Gobierno no respalda al ministro de Justicia. Es un chisme falso", afirmó Méndez de Vigo, en una comparecencia centrada en los líos de la Fiscalía.
El portavoz del Ejecutivo fue rotundo a la hora de desmentir la brecha interna. "El respaldo es unánime", sentenció ante una nueva pregunta de los informadores. Un apoyo que no quita para que fuentes gubernamentales reconozcan que Catalá sale tocado de todo este proceso. "Desde luego, están siendo unas semanas muy difíciles, pero Catalá tiene el único respaldo importante, que es el del presidente del Gobierno, que se lo ha transmitido en varias ocasiones", según las fuentes consultadas. Cabe recordar que también es muy próximo a Soraya Sáenz de Santamaría. En el PP, por su parte, no es novedad que tiene algunos enemigos internos y, de hecho, han sido muy pocas las palabras de ánimo de la cúpula nacional en los últimos días.
Catalá: "No sé si soy un lastre"
Sea como fuere, y a pesar del enorme revés que ha supuesto el adiós forzado de Moix, Catalá mantiene su intención de poner orden en la fiscalía. De hecho, el ministro cree que el otrora fiscal Anticorrupción fue víctima de toda una operación urdida dentro de la propia institución porque, en su opinión, quería mejorar el funcionamiento de la misma. En el Ministerio de Justicia sospechan que Moix fue investigado por fiscales "rebeldes" que hicieron filtraciones a los medios para desgastarle. "La fiscalía es una casa de locos y cuando alguien quiere poner orden, ocurre lo que ocurre", según un miembro del Ejecutivo. A partir de ahí, las citadas fuentes también admiten que cayó en contradicciones y se equivocó al no informar de sus vínculos con un paraíso fiscal, lo que le valió que la conservadora y mayoritaria Asociación de Fiscales también solicitara su dimisión.
Preguntado por el supuesto caos en la Fiscalía, Méndez de Vigo fue cauto: "El Gobierno no quiere poner orden, quiere orden y que actúe con eficacia", afirmó. Además, insistió en la teórica autonomía del ministerio fiscal para lavarse las manos. "No valoramos las decisiones personales", dijo, tras informar de la renuncia de Moix. La publicación del cese en el BOE abrirá el proceso de sustitución, que se alargará al menos durante un mes. Ahora, lo primero que deberá hacer el fiscal general del Estado, José Manuel Maza, será abrir la convocatoria para la presentación de candidaturas.
Mientras el portavoz del Gobierno daba la cara por él, Catalá ya había salido del palacio de la Moncloa para participar en un acto público en Madrid. "Vengo de la reunión del Consejo de Ministros" y "lo que he recibido es, como siempre, amistad, cordialidad y trabajo en equipo por parte del presidente, la vicepresidenta y de todos los miembros del gabinete", subrayó ante los periodistas. "Yo no sé si soy un lastre, lo que intento es hacer cada día mi trabajo, cumplir con los objetivos que tiene el ministerio establecidos bajo la dirección del presidente del Gobierno y en eso estamos, cumpliendo un programa de gobierno", remató.