Los procesados por rebelión y malversación en el marco del proceso separatista son conscientes de que permanecerán en prisión incondicional hasta la celebración del juicio. De ahí que hayan endurecido el discurso en las últimas comparecencias ante el juez Pablo Llarena del Tribunal Supremo y que sus movimientos no vayan una y otra vez orientados a la petición de libertad provisional. Oriol Junqueras se ha dirigido a la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y ha solicitado el traslado de la cárcel de Estremera, en Madrid, en la que cumple la medida cautelar más gravosa desde el 2 de noviembre de 2017, a otro centro en Cataluña.
Apela a las llamadas Reglas Nelson Mandela, las normas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos en relación a la presunción de inocencia del preso preventivo. Como intentó el 10 de enero por la vía del juez instructor, solicita un cambio a la cárcel Brians II u otro centro próximo a su domicilio, en Sant Vicenç dels Horts (Barcelona). Entiende que, de acuerdo con el documento mencionado, la vida en prisión ha de ajustarse a "a los aspectos positivos de la vida en el exterior".
Junqueras quiere estar más cerca de su familia especialmente de sus hijos menores y evitar el desarraigo social: "No puede la medida de encarcelamiento tener más consecuencias aflictivas que las necesarias, ni su cumplimiento puede devenir en una restricción desproporcionada o excesiva de derechos individuales compatibles con la situación de encarcelamiento". Completadas las diligencias de instrucción, el presidente de ERC manifiesta que no existen motivos para su intervención.
El exvicepresidente catalán apela también al interés del menor. A su juicio, sus hijos están influidos "de forma negativa e inmerecida" por la situación porque su vivienda habitual está a 600 kilómetros de Estremera: "Las situaciones de estrés emocional que afectan al individuo pueden generar secuelas irrecuperables, pero sobre todo con relación a los menores de edad las experiencias emocionales generan una huella biológica". Advierte el problema después de seis meses de encarcelamiento "con las escasas posibilidades de relación derivadas del sistema de visitas".
Entre otros motivos, recurre por "las dificultades que conlleva la articulación de una tarea defensiva" en situación de prisión provisional: "La gestión de unas actuaciones judiciales que tienen aproximadamente 50.000 folios y en las condiciones de comunicación entre interno y letrado hacen muy dificultosa la tarea de preparación de la estrategia defensiva y mi participación personal en la defensa penal".