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Marcos de Quinto: "No soy como los de la ceja, que ocultan su patrimonio en Panamá"

El ex vicepresidente mundial de Coca-Cola, ahora diputado de Ciudadanos, habla de su salto a la política: "Llego con toda humildad".

El ex vicepresidente mundial de Coca-Cola, ahora diputado de Ciudadanos, habla de su salto a la política: "Llego con toda humildad".

Marcos de Quinto (Madrid, 1958) ocupa desde hace semanas un despacho en la quinta planta del Congreso de los Diputados, donde están las oficinas del Grupo Parlamentario de Ciudadanos, al que pertenece como parlamentario raso. Albert Rivera no le ha incluido en el equipo de dirección, que encabezan Inés Arrimadas como portavoz y Miguel Gutiérrez como secretario general parlamentario.

Una condición muy lejana a la que ocupaba como vicepresidente mundial de Coca-Cola, compañía en la que estuvo casi cuarenta años, que relata ahora en su libro "Notas desde la trinchera" (Planeta). Dice asumir con naturalidad la pérdida de galones, porque, afirma en conversación con Libertad Digital "yo soy absolutamente inexperto en este mundo, he entrado en él con toda humildad. He venido aquí, como he dicho desde el principio, a ayudar en lo que se me necesite".

De Quinto tira de analogía baloncestística para explicar que "yo he jugado en la NBA del marketing" y ahora, explica, tenía dos opciones: "Retirarme o empezar una nueva vida, y empiezo una nueva vida". Otra etapa que coincide con el próximo nacimiento de su hija, y en ella también pensó cuando decidió dar el salto a la política. "Yo espero que ella diga: ‘Mi padre, pudiendo estar tumbado en una hamaca y pasándoselo bien, se ha expuesto a todo, sin necesitarlo, y consiguió hacer esto o aquello, impulsar esta ley o facilitar este debate, o ciertas cosas que hagan a España un poquito mejor'".

Orgulloso de su patrimonio

Casi sin haberse sentado en el escaño, que apenas pudo estrenar como todos sus compañeros en la convulsa sesión constitutiva del pasado 21 de mayo, su nombre ya ha saltado a la palestra por ser el diputado con mayor patrimonio, declarado en más de cincuenta millones de euros, a falta de los detalles, pues aún debe cumplimentar el papeleo cuando presente su declaración de Hacienda de 2018. "Yo creo que si lo que tienes te lo has ganado honradamente, no tienes por qué sentirte avergonzado de ello" afirma al ser preguntado por si el streaptease financiero al que están obligados los parlamentarios puede ser disuasorio, a la hora de atraer a gente con experiencia en el mundo de la empresa a la política.

Enseguida, dentro de la misma respuesta, contraataca refiriéndose a quienes en nuestro país, a su juicio, tienen manía persecutoria contra quien ha amasado una fortuna. "El patrimonio que pueda tener Amancio Ortega estoy seguro que lo ha conseguido honradamente. Y yo, en este sentido, no tengo nada que ocultar" afirma, señalando a continuación a aquellos "de la ceja" que luego "son descubiertos en los papeles de Panamá, con sociedades en otros sitios, no es mi caso. Yo no tengo ningún problema en desnudarme" asevera, al tiempo que especifica que durante toda su vida ha pagado "muchísimos impuestos".

En el libro que acaba de publicar, una especie de legado de su paso por Coca-Cola, reflexiona sobre las conductas uniformadoras que se dan en el mundo de la empresa, contra las que siempre trató de rebelarse. Ahora, inserto en la maquinaria de un partido político, que como todos elabora un argumentario diario y trata de unificar hasta el menor detalle el mensaje, De Quinto asegura que "los modelos son simplificaciones" que pueden ser "útiles" para "simplificar tu pensamiento" pero que no siempre "explican todo". "A veces hay circunstancias donde hay que saltarse el modelo y, a veces ni siquiera tener un modelo alternativo, sino saber funcionar sin modelo, yo creo que en política sucede lo mismo" sentencia en la sala de reuniones de Ciudadanos, con vistas a la Plaza de Neptuno.

Poco uniformadora ha sido su actividad en Twitter, donde no son pocas las polémicas que le han acompañado a este economista, que fue de las últimas generaciones que estudió a fondo la econometría en la Universidad Complutense de Madrid. No sin cierto tono pícaro, confiesa que apenas sus jefes en la multinacional de refrescos podrían haberle embridado en un terreno, el de las redes sociales, casi en periodo de prueba cuando se adentró en él. "Yo empecé en Twitter cuando la mayor parte de mis jefes no sabían lo que era" afirma con media sonrisa, al tiempo que equipara los asertos que se hacen a través de un número limitado de caracteres con los que se puedan expresar de viva voz "en la calle, o en un restaurante".

En el ancho y proceloso mar de las redes ha batallado sin tregua contra los dirigentes de Podemos, Pablo Iglesias sin ir más lejos, a los que ahora tendrá en la bancada de enfrente. Lo hizo a cuenta de los polémicos despidos en las embotelladoras de Coca-Cola con los que niega relación alguna. "Yo no he hecho un ERE en mi vida" afirma, al tiempo que asegura que los diputados podemitas "son muy listos" ya que saben "que no tiene nada que ver con mi empresa, y por eso ahora lo verbalizan de una manera indirecta. ‘Marcos, que contribuyó o que tal’ porque de decir que yo había hecho cosas a decir que inspiré o que contribuí, ya empiezan a cambiar un poquito el lenguaje, y ellos lo saben. Son gente formada, lo cual todavía es peor, porque saben que están diciendo algo falso, y alentado a otra gente para que luego me hagan escraches".

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Marcos de Quinto, en una sala de reuniones de Ciudadanos. | David Alonso Rincón.

Pese a todo, en el grupo de Unidos Podemos cuenta con un buen amigo, el líder de Equo López Uralde, al que con familiaridad se refiere como "Juancho". Una amistad fraguada cuando el ecologista dirigía Greenpeace en España y, como se cuenta en el libro, fue el único país en el que la organización ecologista no llamó al boicot a Coca-Cola, pues la división española de la compañía sí había defendido el Protocolo de Kioto al que por aquel entonces se oponía el presidente de EEUU, George W Bush.

El pez pequeño puede comerse al grande, en la empresa y en la política

En más de media hora de conversación con el diputado De Quinto, que bebe agua mineral, no se distrae con nada ajeno a las preguntas (el móvil ni asoma durante toda la charla, algo casi insólito) y pide el tuteo como forma de trato, es inevitable abordar las analogías entre empresa y política, y hacerlo al hilo de la más estricta actualidad.

Así, le planteamos qué ocurriría si tres empresas estuvieran inmersas en algún tipo de acuerdo pero uno de ellas se negase a hablar con otra, como hace Ciudadanos con Vox en las negociaciones que tienen lugar este mes de junio. "En la realidad corporativa empresas muy pequeñas pueden adquirir empresas mucho más grandes. Eso es lo que pasó con InBev, cuando compró Budweiser en EEUU. Una empresa muy grande, pero que esté mal manejada, que no esté apalancada, que tenga mucho cash, puede ser comprada por una empresa muy pequeña, con muy buenos financieros, que pidan créditos y que hagan un asalto a esa empresa grande".

El que quiera entender, que entienda. Bajando más a la arena, De Quinto recuerda que ya en la campaña Rivera dejó claro que su modelo era el andaluz, "todos los votantes entendían que es un pacto entre Ciudadanos y PP, donde no entra Vox, que tendrá que tomar la decisión de apoyar o no ese pacto".

En su época en Coca-Cola, vivió el peligro de tener un marca muy popular pero que fuese poco consumible. Ahora, en la política, está en un partido que en muchas ocasiones ha sido mejor tratado por las encuestas que por las urnas. "Ciudadanos es un partido amable", sintetiza, pero al mismo tiempo dice que su electorado no es "inmovilista" como el de los viejos partidos, sino que está formado "por gente más crítica, que busca más información y que no da su lealtad gratis". Aviso a navegantes.

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Marcos de Quinto, durante la entrevista. | David Alonso Rincón

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