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España y Alemania guardan silencio sobre el envío de carros de combate Leopardo a Ucrania

Alemania tiene división en su Gobierno sobre el envío de armamento pesado y se teme que la tecnología pueda caer en manos rusas.

Alemania tiene división en su Gobierno sobre el envío de armamento pesado y se teme que la tecnología pueda caer en manos rusas.
Carro de combate Leopardo 2E. | Ejército de Tierra

El envío de carros de combate Leopardo a Ucrania sigue, según parece, parado. Así puede desprenderse después de que tanto la ministra española de Defensa, Margarita Robles, como la ministra de Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, hayan eludido responder a las preguntas de los periodistas sobre este tema hasta en tres ocasiones. Han guardado silencio y desviado el tema en un momento en el que ambos Gobierno podían haber hablado claro.

El tema parece en estos momentos totalmente parado. Fuentes diplomáticas señalan que hay dos problemas. El primero, que el canciller alemán, Olaf Scholz, tiene tanto en sus socios de coalición como dentro de su propio partido muchos partidarios de que no se envíe armamento pesado a Ucrania. El segundo, el temor a que estos carros caigan en el campo de batalla en manos de los rusos y tengan acceso a su tecnología.

El Gobierno de Kiev pidió hace meses a los dos países el envío de carros de combate Leopardo o Leopard –en nomenclatura alemana–, uno de los más modernos que están operativos en Europa en estos momentos, para poder utilizarlos en el campo de batalla frente a las tropas rusas, con el objetivo de recuperar parte del terreno propio perdido en los últimos meses por la invasión de los efectivos militares del Kremlin.

Pidieron en el caso español un total de 40 unidades del modelo 2A4, la primera versión que se recibió de este sistema de armas, y que dejaron de estar en servicio una vez que comenzaron a salir de fábrica las unidades del modelo más moderno, el 2E, que presta servicio actualmente con regularidad en el Ejército de Tierra. Estas primeras unidades, compradas a Alemania y no fabricadas en España, fueron almacenadas en Zaragoza.

Esos carros de combate fueron sometidos a lo que se conoce como un proceso de hibernación. Se les extrajo todo el combustible y todos los líquidos necesarios para que funcionen los sistemas. También se secaron las piezas que necesitan elementos lubricantes, se les retiró las baterías y buena parte del equipamiento de combate. Las barcazas y algunos de los elementos retirados fueron guardados en almacenes diferenciados.

Ahora tocaría volver a montarlos y ponerlos a punto con el apoyo de los técnicos de la empresa productora, General Dynamics. No está claro cuánto costaría económicamente, Habría que revisar todas las piezas -comprobar que no han sufrido un deterioro importante- y que los sistemas funcionan sin incidencias. La previsión es que, al menos, se necesitan cuatro meses para vuelvan a estar operativos a un nivel suficiente para ser entregados a los ucranianos.

Inicialmente el Ministerio de Defensa dio el no por respuesta y se ofrecieron a formar a los ucranianos en el uso de los mismos pero instándoles a ir al mercado a comprar las unidades de Leopardo que hubiese disponibles. Pero en las últimas semanas las cosas cambiaron y ya se empezó a hablar de la posibilidad de mandarlos a Kiev, aunque para ello se necesita la autorización previa del Gobierno alemán, al que no sentó nada bien el cambio de opinión española.

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