
Cataluña es la región española donde más operaciones contra el terrorismo islamista llevan a cabo las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Son varios los factores que explican este hecho. En primer lugar, se trata de la comunidad autónoma con más población de origen magrebí. Según los últimos datos del Instituto de Estadística de Cataluña, el Idescat, de enero de 2021, los ciudadanos de procedencia marroquí forman la comunidad extranjera más nutrida, con un total de 238.192 personas. Los marroquíes suponen el 19,02% del conjunto de la población extranjera residente en Cataluña.
Muy por debajo de esa cifra y porcentaje está la población rumana, segunda en el listado, con 87.704 ciudadanos de esa nacionalidad, el 7,01% de los extranjeros. Le siguen italianos, chinos y pakistaníes.
Los extranjeros procedentes de Hispanoamérica no forman una comunidad precisamente nutrida. Los hondureños (51.110 personas) ocupan el sexto lugar de la lista. Los colombianos (50.226), son los séptimos, mientras que la población procedente de Perú, Bolivia, Venezuela, Ecuador o República Dominicana es menor en Cataluña que la de países como Francia y Rusia.
Este cuadro demográfico es fruto de las políticas sobre inmigración que implantaron los sucesivos gobiernos de Pujol y que continuó con los tripartitos encabezados por los socialistas. Jordi Pujol no quería inmigrantes que hablaran español porque consideraba que no se interesarían por aprender catalán puesto que su lengua materna les permitía vivir y trabajar sin tener que someterse a ningún proceso de inmersión idiomática. Por eso fomentó la inmigración procedente de Marruecos, donde llegó a abrir oficinas de trabajo para llevar a cabo una especie de selección de los marroquíes que quisieran emigrar a Cataluña.
La situación geográfica de Cataluña también ha contribuido a que la región se haya consolidado como una plaza fuerte para los musulmanes que viajan a Europa. Para muchos, Cataluña es una estación de paso hacia Francia. Otros deciden quedarse en Cataluña por la gran cantidad de compatriotas y por el fuerte tejido asociativo islámico, que facilita su aterrizaje y estancia en la región.
La región con más mezquitas
Cataluña es también la región con más mezquitas de España. El último dato de la dirección general de Asuntos Religiosos de la Generalidad cifra en 283 los oratorios musulmanes. Al menos en una cincuentena de ellos se predica el salafismo, la doctrina más radical e integrista del islam, contraria a los más básicos valores occidentales y a los más elementales derechos de las mujeres. De una de esas mezquitas en la localidad gerundense de Ripoll salió la célula terrorista que cometió los atentados islamistas de Barcelona y Cambrils de los que se cumplieron cinco años el pasado miércoles.
Un caso práctico
Sin embargo, para las autoridades separatistas y también para los socialistas, lo que sucede en las mezquitas salafistas no parece constituir un factor de riesgo, como se puede comprobar con el caso de Mohamed Said Badaoui, el presidente de la Asociación para la Defensa de los Derechos de la Comunidad Musulmana (Adecom). Said Badaoui, de cuarenta años, llegó a Reus con su familia cuando tenía diez años procedente de Marruecos. Según la Policía Nacional, se trata de un personaje que ejerce un férreo control sobre la población inmigrante musulmana de la zona, predica el salafismo y presume de radicalismo. Dadas esas circunstancias, la Brigada de Extranjería de la Policía Nacional instó a su expulsión de España a principios de este mes de agosto. Pero el expediente de expulsión han chocado con las protestas de los grupos municipales del PSC, ERC y JxCat en el Ayuntamiento de Reus, que consideran a Said Badaoui un "activista en defensa de los derechos de los musulmanes y contra el racismo" y su interlocutor en todos aquellos asuntos relacionados con la población marroquí.
La información policial sobre Said Badaoui destaca, por contra, que se opone a las iniciativas para prevenir la radicalización de los jóvenes de origen magrebí, que pretende imponer el uso del hiyab en las escuelas y también en las fotografías del DNI, que se caracteriza por emitir mensajes radicales en las redes sociales y que pretende que los musulmanes dispongan de un estatuto propio contrario al ordenamiento jurídico español.
Sólo Vox pide su expulsión
En su defensa, él mismo declara que está a favor de la multiculturalidad y de la igualdad con independencia de las creencias religiosas. Los dirigentes socialistas y separatistas de Reus se oponen al expediente de expulsión porque, según alegan, ha trabajado "codo con codo con las entidades y el Ayuntamiento para garantizar los derechos de los vecinos". Y no dan ningún crédito a los argumentos policiales. Por su parte, Said Badaoui exhibe sus fotografías con Pere Aragonès, Miquel Iceta, Quim Torra y otros políticos catalanes a modo de salvoconductos. Sólo Vox apoya la expulsión de este individuo.
La polémica ha coincidido con la última campaña del separatismo para atribuir los atentados de las Ramblas y Cambrils al Estado. Los defensores de esa tesis obvian las especiales circunstancias de Cataluña provocadas por la tradicional política sobre inmigración de la Generalidad, por la tolerancia política y administrativa con las versiones más radicales del islam y por la falta de control de lo que se predica en mezquitas como las de Reus o Ripoll, de donde salieron los jóvenes terroristas y el imán que cometieron los últimos ataques islamistas. Para unos, prueba de su integración es que hablaban perfectamente catalán. Quienes fueran sus vecinos y sus amigos destacaban que el proceso de radicalización había sido rápido y sin disimulos.

