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Los países que Irene Montero tomó como ejemplo para impulsar su ley Trans ya han empezado a rectificar

El mayor escándalo se ha producido en Reino Unido, donde se ha cerrado la clínica de referencia mundial en el tratamiento hormonal de menores.

El mayor escándalo se ha producido en Reino Unido, donde se ha cerrado la clínica de referencia mundial en el tratamiento hormonal de menores.
Keira Bell, la trans arrepentida que ha ganado la batalla al Servicio Nacional de Salud británico | EFE

Mientras el Gobierno español sigue defendiendo a capa y espada su polémica ley Trans, los países en los que se inspiró la normativa ideada por Irene Montero han comenzado ya a revertir sus propias leyes, convencidos del gran error que cometieron al aprobarlas sin contar precisamente con el aval de los expertos.

Aunque el ejemplo más comentado es el de Suecia, que ha frenado en seco la administración de ciertos fármacos por las devastadoras consecuencias en los pacientes, incluso daños cerebrales, también se suman a esta lista Finlandia, Reino Unido -que este mismo verano ha clausurado la clínica de referencia a nivel mundial- o Francia. Mientras en Europa crece la preocupación por lo que afecta a los menores de edad, Sánchez y Montero han bajado hasta los 12 años la edad para elegir el sexo registral. Ningún país de la UE se ha atrevido a tanto.

Los países nórdicos

En 1972, cuando en España ni siquiera había democracia, Suiza se convirtió en el primer país en legislar sobre la determinación de género. Hoy, sin embargo, prohíbe los bloqueadores de la pubertad en menores y alerta sobre las terribles consecuencias del tratamiento hormonal.

"Estos tratamientos están potencialmente cargados de efectos adversos extensos e irreversibles: consecuencias como enfermedades cardiovasculares, osteoporosis, infertilidad, aumento de riesgo de cáncer y trombosis. Esto hace que sea difícil evaluar el riesgo/beneficio para el paciente individual, y aún más difícil para los menores", sentencia en sus protocolos el Hospital Karolinska, uno de los referentes internacionales en terapias de cambio de sexo.

Tras haber abanderado durante años este tipo de tratamientos, en el año 2020, la clínica se vio obligada a reconocer que, según la experiencia recabada durante décadas, las personas trans tienen "seis veces más probabilidades de tener trastornos del estado de ánimo y ansiedad", "más de tres veces más probabilidades de que se le receten antidepresivos o medicamentos contra la ansiedad" y "más de seis veces más probabilidades de haber sido hospitalizadas después de un intento de suicidio".

Con todos estos datos sobre la mesa, en 2021, el Servicio Nacional de Salud de Suecia decidió finalmente prohibir los tratamientos hormonales en menores. En estos momentos, únicamente están permitidos en el marco de ensayos clínicos y siempre y cuando la Autoridad Sueca de Revisión Ética haya dado el visto bueno, tras haber analizado el nivel de madurez del menor y haber corroborado que entiende todos los riesgos a los que se expone.

En la misma línea se mueve Finlandia, que el año pasado también cambió sus protocolos, dando prioridad a la terapia psicológica para tratar casos de disforia de género, al considerar que ésta, incluso en los casos más extremos, desaparece normalmente durante la pubertad. De esta forma, no se hormona a un menor hasta que un profesional sanitario constata su madurez emocional.

Francia

Desde este verano, Francia también ha frenado el uso de bloqueadores de la pubertad por consejo de la Academia de Medicina. En un informe publicado en febrero, llama la atención sobre los graves riesgos para la salud en los niños sometidos a estos tratamientos. Entre otros, se ha observado que presentan una fragilidad ósea similar a la de una persona de 70 años. La Academia advertía de que la administración de estos fármacos "debe considerarse cuidadosamente y en el marco de consultas multidisciplinarias".

Además, aconseja que la información clínica debe estar adaptada a las familias y que éstas "deben permanecer atentas al papel adictivo de las redes sociales, perjudicial para el desarrollo psicológico de los jóvenes y responsable de una parte muy importante del creciente sentimiento de incongruencia con su sexo". La academia francesa habla de "que no es posible distinguir una identidad trans duradera de una fase pasajera del desarrollo de un adolescente", lo que se conoce como disforia de género transitoria.

El estudio Gender dysphoria in childhood, del Centro Médico Universitario de Amsterdam y el Hospital Universitario de Careggi de Italia publicado en 2016 ya concluía que, en los 10 estudios de seguimiento de los que disponía, cerca del 80% de los niños luego se retractaba en la adolescencia de su incomodidad con su género.

Holanda

Holanda también es un país pionero en este asunto. La primera ley Trans es del año 1985. La experimentación farmacológica de la Clínica de Ámsterdam marcó las pautas médicas internacionales: hace 25 años propusieron la supresión de la pubertad con la administración de la hormona GnRHa a los "transexuales juveniles" porque no tenía efectos secundarios. A este protocolo se ha sometido a miles de personas de todo el mundo. Algunos niños empezaron los tratamientos con 8 años. La conclusión hoy en día es la contraria y han tenido que rectificar lo dicho.

Alemania

En Alemania se va a renovar la ley Trans del año 1980 por la llamada "Ley de Autodeterminación" que sólo afectará al cambio de sexo en los documentos oficiales, la baja a los 14 años. No se mete en las medidas de reasignación de sexo que se seguirán aplicando mediante "la normativa médica", explicó la ministra de Familia, la ecologista Lisa Paus. En Alemania, la opinión pública y el diario más vendido, Bild, han alertado sobre los peligros de negar el sexo biológico. El debate está abierto.

La sonada polémica del Reino Unido

En el Reino Unido, ha sido el caso de una joven el que ha removido los cimientos de la ley Trans. Se trata den Keira Bell, una joven trans arrepentida que logró que la Justicia británica condenase al Servicio Nacional de Salud por aconsejarle y suministrarle el tratamiento hormonal cuando tenía 16 años sin hacerle una evaluación psicológica.

"Los dos años previos a ese momento estuve atrapada en una depresión y ansiedad severa. Yo me sentía extremadamente fuera de lugar en el mundo. En realidad, estaba luchando contra la pubertad y mi sexualidad. Yo no tenía a nadie con quien hablar sobre estos temas. Me identificaba más con las lesbianas e inicialmente sentí que había encontrado mi tribu", explica la joven.

A los 20, llegaría la doble mastectomía y a los 23, el baño de realidad: nada de eso había resuelto su disforia. Keira Bell decidió entonces demandar a la clínica del sistema público de salud donde la habían tratado -la famosa clínica Tavistock- y el Tribunal Supremo le dio la razón. Sin embargo, los jueces no solo consideraron su caso particular al constatar que no se le había facilitado suficiente información sobre las consecuencias de sus intervenciones, sino que mostraron serias dudas sobre la capacidad de cualquier menor para comprender y sopesar los riesgos y las consecuencias a largo plazo. A raíz de la sentencia, Reino Unido optó por prohibir cualquier tipo de tratamiento irreversible en menores.

La clínica de la que todos los menores salían trans

Además de tomar esta determinación, este verano, el sistema británico de salud pública ha decidido cerrar la Clínica Tavistock, la única con Unidad de Identidad de Género en el país y referencia mundial en el tratamiento de menores. 1.000 familias están preparando una demanda conjunta por negligencia médica por diagnosticar de forma errónea como trans y "rápidamente" a niños vulnerables y alentarles a tomar los retardadores de la pubertad con consecuencias irreversibles y dañinas. Los problemas de salud mental quedaban "eclipsados" en favor de los problemas de identidad de género. Acusan a la clínica de incitarlos a la transición. Por Tavistock habrían pasado casi 20.000 pacientes.

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Clínica Tavistock en Londres

Las autoridades británicas encargaron una auditoría externa a la doctora Hilary Cass, expresidenta del Royal College of Paediatrics and Child Health, que concluyó que el centro "no era una opción segura y viable". Las entrevistas con los trabajadores del centro que han transcendido corroboran la mala praxis. En la demanda, se pondrá en entredicho tanto la eficacia de los tratamientos como las "heridas físicas y psicológicas que perduran el resto de su vida". Se va a estudiar expediente por expediente.

El exministro de Sanidad, Sajid Javid, afirmó que el miedo de los médicos a ser tildados de "transfóbos" afecto a la labor de algunos de sus profesionales.reproductor objeto mediareproductor objeto media

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