
El presidente del ahorro energético es también el de: me subo con mi mujer al Falcon del ejército del aire y me planto en un salto en Barcelona para acudir al concierto de despedida de Joan Manuel Serrat, como hizo el pasado 23 de diciembre. Un traslado de más de 5.000 euros (sin contar el gasto en personal) que corre a cuenta de los contribuyentes españoles y que -por cierto- contamina hasta diez veces más que si lo hubiera realizado en un vuelo comercial. Y eso que el Gobierno se comprometió a hacer un uso responsable de la aeronave.
Solo "cuando no haya otra opción", dijo. Sin embargo utilizó este mismo medio para acudir a un acto del PSC hace menos de dos semanas, también en Barcelona. Ciudad a la que es posible llegar por carretera, en tren AVE y -por supuesto- en avión de línea, como el común de los mortales. Ese domingo 11 de diciembre, se presentaba el candidato de los socialistas a la alcaldía de Barcelona, aunque se hizo coincidir con una visita del presidente a la Fundación Pascual Maragall para justificar el viaje.
No es la primera vez que se utiliza esta fórmula para dar apariencia de agenda oficial a los viajes lúdicos o de partido, tanto de Sánchez como de otros miembros del Gobierno. Pongamos la vista ahora en el sábado 17 de diciembre. Acudió en Falcon a Valencia, donde tenía agendada una visita de segundo o tercer nivel. En concreto, al primer acelerador lineal del Plan INVEAT en el Hospital Universitario y Politécnico La Fe. Pero claro, una hora más tarde -la visita fue breve- se presentaban los candidatos socialistas de toda España a las próximas elecciones municipales en la Ciudad de las Artes y las Ciencias.
Esto mismo hizo a mediados de enero, cuando Sánchez viajó -en Falcon, claro- a Granada para visitar las instalaciones de la farmacéutica Rovi el mismo día que tenía la presentación oficial de la candidatura de Juan Espadas a la Presidencia de la Junta de Andalucía. No era ninguna novedad. Empezó el 2022 como había acabado el año anterior. Unos días antes de decir adiós al 2021, se desplazó de la misma manera para acudir al Congreso Extraordinario del PSC en el que se nombró secretario general a Salvador Illa. Previamente, realizó una declaración institucional desde la Delegación del Gobierno en Cataluña para justificar el uso del avión del Ejército.
Está claro que no había propósito de enmienda con el Año Nuevo. Una semana más tarde usó el avión, con código de identificación Lince01, para asistir a un mitin del PSOE en Asturias. Eso sí, con parada -porque no se hizo más que la foto- en el Parque Científico de Gijón. Sánchez no sólo es el presidente del Gobierno que más ha usado el Falcon desde la Transición, si no que este año ha batido su propio récord de viajes a bordo de los distintos aparatos del Ejército del Aire.
Si hay alguien que sabe de estos traslados en España es Pablo Cambronero, del Grupo Mixto. Es el diputado que más ha preguntado a Transparencia por los viajes innecesarios de Sánchez y su séquito, por los vuelos fantasma del Falcon de los que hay constancia y también por el despilfarro que supone el uso de estas aeronaves del Ejército cuando hay posibilidad de realizar los desplazamientos por medios alternativos.
Como hemos visto en estas líneas, el presidente ha utilizado el Lince01 para ir a Barcelona, Granada, Valencia o Gijón. Si quisiéramos enumerar todos los traslados que Sánchez y algunos de sus ministros han realizado en Falcon desde su llegada al Gobierno, necesitaríamos "45.000 páginas, porque es brutal". Así lo afirma Cambronero, en declaraciones a Libertad Digital.
Festivales y conciertos
Entre los viajes en Falcon más comentados, encontramos el que realizaron Sánchez y su esposa para asistir al Festival de Benicásim en el verano de 2019. Llevaba sólo un año en el Gobierno y ya hacía de las suyas con el Lince01. Podríamos decir que se ha convertido en su seña de identidad.
Recién llegado a la Moncloa decidió regalarnos un book fotográfico carpetero, con sus ya habituales poses haciéndose el interesante y perfectamente ataviado con sus gafas de aviador, en el interior de uno de los aviones oficiales utilizados por el Jefe del Ejecutivo. La ridícula exhibición fue objeto de mofas y memes en las redes sociales.
.@sanchezcastejon vuela a la cumbre de Bruselas a defender la #Europa de los derechos sociales y luchar contra la xenofobia. Por una #Europamejor🇪🇺 pic.twitter.com/lSu9wyuUub
— La Moncloa (@desdelamoncloa) June 24, 2018
Viajes a La Palma
La lista de desplazamientos en Falcon del presidente a los largo de la legislatura es realmente innumerable, como podemos comprobar en la web de control del tráfico aéreo Flightaware, pero -sin duda- sus viajes a la isla de La Palma tras la erupción del volcán de Cumbre Vieja merecen un capítulo aparte.
El presidente ha viajado más de una decena de veces al lugar. La mayoría de ellas para prometer a los damnificados unas ayudas que no acaban de llegar. En cualquier caso, la factura de diez vuelos, tomando como referencia el precio mínimo estimado de 5.000 euros por cada hora de vuelo, asciende a más de 300.000 euros. Eso sin contar las visitas de sus ministros a la isla con el mismo objetivo, que multiplicaría por mucho la suma total.
Vuelos vacíos
Pero sin duda el colmo de la desfachatez se dio cuando Sánchez obligó -el pasado 16 de agosto- al Falcon a viajar vacío desde Madrid para recogerle en Lanzarote, donde se encontraba de vacaciones, en lugar de desplazarse en cualquiera de los vuelos regulares entre islas. Esto ha ocurrido en múltiples ocasiones, asegura Cambronero.
También con el Airbus, medio en el que el presidente ha viajado varias veces a Canarias. Uno de ellos, a La Palma, fue muy criticado precisamente por el despliegue de medios aéreos. "Movilizaron el Airbus, que se quedó en otra isla y luego el Falcon para moverse entre islas", señala, "y luego la vuelta de vacío, de esos dos y del Super Puma". "Ese viaje fue ya tope de gama".
El Super Puma, su taxi
Pocos cuestionarían que Sánchez haga uso del Airbus "cuando acude a una convención muy lejana", señala Cambronero, "no he preguntado por ello, porque está más o menos justificado, efectivamente". Pero ha pedido explicaciones a Transparencia por todo lo demás.
Y le contestan a todo, por escrito. Para que no haga la pregunta de forma oral en el Congreso. Es una forma de tenerle "la boca tapada", asegura. "Soy el único diputado que no tiene voz" en la Cámara. Temen, por ejemplo, que haga referencia a que el presidente "utilice el Super Puma como un taxi".
"Es así, es su taxi", insiste. "Cada vez que Sánchez viaja, el helicóptero va de Moncloa a Torrejón, ida y vuelta, dos veces", asevera, "me parece una auténtica salvajada". Recuerda el diputado la visita del presidente estadounidense. "El propio Biden fue en coche de Torrejón a Moncloa, mientras Sánchez iba en Super Puma. Es una ida de olla", sentencia.
Hipócritas climáticos
Pedro Sánchez no es el único hipócrita climático del Gobierno. La ministras podemitas se olvidan de la agenda 2030 cuando se trata de viajar cómodamente a bordo de un Falcon o un Airbus. La de Igualdad, Irene Montero, se fue con toda su panda a Nueva York el pasado verano en el Lince01. Un desplazamiento mucho más caro y contaminante que si lo hubiera realizado en un vuelo comercial.
Destacados son también los viajes místicos de la vicepresidenta Yolanda Díaz, que no tenido problema con acudir en las aeronaves del Ejército del aire a sus "transformadoras" audiencias privadas con el Papa Francisco en el Vaticano. Y no es la única que se ha encontrado con el líder espiritual. "Ahora que parece que es de su cuerda, van mucho a verle", señala Cambronero.
En el caso del Ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, "hasta en tres ocasiones sin agenda concreta". "Es decir, para reunirse con el Papa, hablar de sus cositas, hacerse la foto y darse un regalito", ironiza el diputado. No se molestan "ni en disimular un poquito", "decir que van a hablar del hambre en el mundo o algo".
Año récord
El presidente del ahorro energético viaja en Falcon y se mueve en Super Puma por Madrid, esa es la conclusión a la vista del uso que ha hecho de las aeronaves del Ejército durante estos cuatro años al frente del Gobierno. Algo especialmente doloroso dado el esfuerzo que reclama a los ciudadanos, en lo que a ahorro de energía de refiere.
Nos ha impuesto un plan que -por supuesto- él no ha tenido intención de cumplir en ningún momento. Cambronero aún no tiene los datos del total de los viajes del último año, pero ya nos advierte que el uso de las aeronaves por parte de Sánchez ha subido muchísimo, batiendo incluso su propio récord.
"Te podría decir sin temor a errar que, haciendo una estimación general y tirando muy por lo bajo, usa el Super Puma (helicóptero) tres veces en semana", señala. Esto son seis desplazamientos (ida y vuelta), lo que supone que al menos lo utiliza 24 veces al mes. "Más si está de vacaciones".
"Si hablamos del Falcón, mínimo una vez a la semana (ida y vuelta)", añade, "que son 8-10 al mes". "Estamos hablando de mínimos, porque hay semanas que se viene arriba y son muchas más". El coste de estos viajes "es de locos". Según la información que ha podido recabar, cada hora de vuelo ronda los 8.000 euros (sin contar personal u otros gastos relacionados).
Pero es que el Airbus también los usa "dos veces al mes, tranquilamente". "Son aparatos que contaminan muchísimo", advierte, "la huella de carbono es la más alta de las que fueran posibles para el traslado de Sánchez". Y a esto hay que añadir "el terrible gasto en mantenimiento que tienes estas aeronaves".
"El Super Puma -recordemos, el taxi del presidente para sus desplazamientos en Madrid- es uno de los helicópteros más caros de todos. Ahorro energético cero", asevera Cambronero. "Es el colmo del gasto y de la contaminación, y de todo lo incoherente que se puede ser a la hora de dar ejemplos de lucha contra el cambio climático".





