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María Guardiola busca la mayoría absoluta para tener poder pleno en el PP extremeño y acabar con la oposición interna

Es ilógico decir que no se puede pactar con Vox porque no acepta la violencia de género y buscar un pacto con un PSOE que ha excarcelado violadores

Es ilógico decir que no se puede pactar con Vox porque no acepta la violencia de género y buscar un pacto con un PSOE que ha excarcelado violadores
María Guardiola, líder del PP en Extremadura | PP

María Guardiola ha disparado la polémica nacional. Sus "líneas rojas" han bombardeado las posibilidades de negociación con Vox en Extremadura, poniendo en peligro la expulsión del socialismo en esta región y, lo que puede resultar aún más grave, ensombreciendo el factor de voto útil del PP de cara al 23-J y a echar del Gobierno nacional a Pedro Sánchez. Pero lo cierto es que Guardiola ya tenía antes un fuerte foco de discusión interna a nivel regional.

No es una líder no cuestionada en el seno de sus filas y busca una mayoría absoluta, precisamente, para disparar su poder, acabar con los focos de oposición y poder ser una líder indiscutible. Porque varios valores en alza dentro de sus filas "encajan más con los gustos de los votantes" y, además, como señala una fuente del PP, "serían capaces de haber tenido claramente un resultado mejor frente al PSOE y Vox en las pasadas elecciones autonómicas".

¿Principios? Resulta extraño esgrimir los "principios", como ha hecho Guardiola, para defender que Vox pueda ostentar la Presidencia del Parlamento regional pero no una consejería. Es más, resulta del todo incoherente hablar de que no se puede pactar con Vox porque no acepta la violencia de género, mientras se busca un pacto con el mismo PSOE que ha puesto en la calle un colectivo de más de cien violadores y ha rebajado más de mil penas de delincuentes sexuales de todos los estilos, incluidos los pederastas, por medio de su ley del sólo sí es sí. "¿Sacar violadores de las cárceles es defender a la mujer de la violencia?", señala una fuente del PP.

Y es que el entramado de objetivos que late tras el órdago de la candidata del PP extremeño a la Presidencia regional esconde un factor más. Uno que no habla de principios. Sino de fines: el de acabar con los nuevos perfiles que emergen con rapidez en Extremadura y que "habrían tenido un mejor resultado el pasado 28-M con toda seguridad", como señala la misma fuente del PP.

María Guardiola no está blindada en el PP

Ella viene de la era Pablo Casado y Teodoro García Egea. Y, además, "no es cierto que su resultado haya sido tan espectacular. Hay otros candidatos que habrían tenido un mayor crecimiento frente al PSOE y frente a Vox", señala un cargo popular conocedor de la batalla interna del PP extremeño después de que Pablo Casado sentenciara al ostracismo a José Antonio Monago.

Uno de los perfiles que más potencial ha mostrado es Ignacio Gragera. Él ni siquiera viene del PP. Procede de la era de los fichajes de Ciudadanos. Y es fruto, precisamente, de la política de atracción de talento de Alberto Núñez Feijóo. El presidente del PP nacional prometió "ensanchar" el espacio político con el "talento" de otras fuerzas. Y justo por eso llegó Ignacio Gragera al equipo azul. Sobre él se hicieron encuestas de aceptación antes de ficharlo. Y superó la prueba con sobresaliente.

Es más, su crecimiento provocó que el candidato socialista en Badajoz, Ricardo Cabezas, explotara de nerviosismo y acusara en diciembre al aún miembro de Ciudadanos de estar preparando su desembarco en el PP. Por aquellas fechas los sondeos se hacían. Pero el último en enterarse fue el propio Gragera. Semanas después recibía la invitación del PP y confirmaba su entrada en las filas azules. Todo ello tras haber provocado el miedo en las huestes socialistas antes incluso de estrenar la camiseta. Gragera ha revalidado su mandato en Badajoz. Y lo ha hecho con mayoría absoluta. Licenciado en Derecho, curso Jean Monnet de Derecho Comunitario y hasta ha jugado en la primera división de Rugby en Portugal.

El otro valor en alza es Fernando Pizarro, todo un perfil seguro en la alcaldía de Plasencia. También se ha hecho con un nuevo mandato y por mayoría absoluta. De hecho, no sólo es que haya revalidado con absoluta: es que ha duplicado en concejales al PSOE por una goleada de 12 a 6. Y Vox ha logrado sólo uno en su localidad.

Pizarro no es un fichaje. Pero se ha convertido en una de las personas con más arraigo entre los votantes extremeños. Hijo de soldador y ama de casa, con estudios musicales en el conservatorio García Matos de Plasencia, maestro en educación musical e historia del arte, director del Coro de Cámara Ars Nova y afiliado al PP desde 1996.

Dos perfiles que no generan ruidos y sí votos. Y eso genera miedos internos.

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