
El gran empresariado catalán representado en Foment del Treball (antes Fomento Nacional del Trabajo) y el Círculo de Economía se ha movilizado a favor de un pacto con el expresidente de la Generalidad prófugo en Waterloo, Carles Puigdemont, para que otorgue sus votos a Pedro Sánchez. A estos empresarios y grandes ejecutivos, muchos de los cuales trasladaron las sedes sociales de sus empresas fuera de Cataluña por el golpe de Estado independentista de octubre de 2017, les interesa el acuerdo para "normalizar" las relaciones con el resto de España y recuperar la influencia perdida en Madrid tras haber contemplado durante años con pasiva simpatía en el mejor de los casos el proceso separatista que desencadenó su huida en masa.
El grupo Godó es quien canaliza a través de su diario La Vanguardia el interés de estos empresarios empeñados en un acuerdo político favorable a Pedro Sánchez así como sus gestiones para lograr que Puigdemont ceda y se avenga a facilitar la investidura del presidente del Gobierno en funciones. Dicho diario es el medio que reveló las gestiones del presidente de la patronal Foment, el ex de Unió y ex mano derecha de Josep Duran Lleida, Josep Sánchez Llibre, con el prófugo y sus visitas a la que llaman "Casa de la República" en Waterloo, el chalet donde se refugia el expresidente catalán.
No habló del referéndum
Según ha informado puntualmente el referido diario, Sánchez Llibre estuvo en Waterloo antes de las elecciones municipales y de la reunión con Puigdemont concluyó que pretendía ejercer un papel en la política nacional tras las elecciones generales, que entonces estaban previstas a final de año. De esos contactos con Llibre y con algunos otros interlocutores empresariales, estos han llegado a la conclusión de que Puigdemont quiere un pacto que vaya más allá del Gobierno e implique a la Corona y al Poder Judicial. También destacan que habló de una amnistía, pero que no citó un referéndum de autodeterminación entre sus exigencias.
De modo que ven agua en la piscina y consideran que se abre una oportunidad para recuperar la economía catalana, las inversiones y su papel como motor de España. Y aprecian que también se pueden resolver carpetas como la financiación autonómica o tener un peso determinante en el reparto de los fondos europeos "Next Generation".
En ese contexto de tanteos y presiones, los empresarios aspiran a un cambio de ciclo político en Cataluña manteniendo a los mismos actores de la asonada de 2017. Quieren normalidad en la región y normalidad en las relaciones con el resto de España, un marco de estabilidad sin aventuras como la liderada primero por Artur Mas y culminada por Puigdemont y Junqueras. Y ven una salvación a pesar de que el prófugo no emite signos en ese sentido e insiste en público en la celebración de un referéndum de autodeterminación, detalle que no cuadra con las previsiones de los empresarios de estabilidad institucional y seguridad jurídica que deberían marcar la próxima legislatura.

