Tras la decisión del PSOE de denunciar ante el Ministerio Público las palabras de Santiago Abascal al periódico argentino Clarín, elucubrando sobre la posibilidad de que, en un futuro, la sociedad española quisiese "colgar de los pies" a Pedro Sánchez por su actual deriva política, el Ministerio Público ha decidido abrir una investigación. Tras las pesquisas, la Fiscalía deberá tomar la decisión de archivar la denuncia o bien reclamar al Supremo que actúe contra el presidente de Vox y diputado nacional.
Las palabras de Abascal llegan así a manos de la Justicia a instancias del PSOE, tras la condena unánime del Gobierno y sus socios, con el presidente Pedro Sánchez a la cabeza, que en la presentación de su nuevo libro las tachó de "extrema gravedad" arremetiendo contra Feijóo por blanquear a Vox y convertirlo en "un partido importante".
Sería importante para la decencia de la política española y la memoria democrática que dicen defender que el presidente del Gobierno, su partido y Patxi López, quien anunció la denuncia del PSOE, no olvidasen que son ellos quienes limpian la cara y el pasado de quienes hacen ya años que vienen llevando a cabo estas prácticas que ahora les resultan tan peligrosas.
No ha llovido tanto desde que la actual vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, confesó su pena en la televisión gallega por que "nuestra historia no ha tenido la suerte de guillotinar a un rey". Mucho menos desde que el actual Secretario General del Partido Comunista, ex Secretario de Estado de Podemos y actual diputado de Sumar, Enrique Santiago, se ofreciera, personal e "indudablemente", a ejecutar al Rey "de la misma manera que hizo Lenin con el zar". Los mismos deseos compartía el diputado de Podemos Pedro Honrubia, que expresó en Twitter en 2022 la voluntad de "una buena guillotina en la historia del estado español".
Cabe recordar también otro chusco episodio protagonizado esta vez por los socialistas: las Juventudes del partido en la Comunidad Valenciana publicaron en sus redes sociales en 2016 una foto posando junto a una guillotina y una cabeza de Rajoy. Se defendieron en su día alegando que era una foto de hacía unos años de un montaje "satírico" y que no era el único político guillotinado.
Noticia aparte merecería la justificación del terrorismo que han hecho durante años quienes ahora dirigen la política española.

