En medio de las consecuencias devastadoras de la DANA en Valencia, Pedro Sánchez se ha ido a Azerbaiyán a participar en la COP 29. Según se ha ocupado de decir en su primera intervención, su presencia en Bakú mientras se sigue tratando de gestionar el desastre estaría más que justificada: "Más de 220 personas han perdido su vida en mi país. Son la razón por la que estoy aquí, para amplificar el mensaje" de que "el cambio climática mata". "Pero también estoy aquí para evitarlo, haciendo un llamamiento a esa ambición necesaria", ha continuado Sánchez justo antes de que le interrumpieran por un fallo en la traducción.
Tras un gesto de contrariedad, Sánchez ha continuado en inglés utilizando lo ocurrido en Valencia para hacer valer su discurso en la cumbre climática. "Bakú tiene que ser recordada como el momento en que transformamos las palabras en números", ha dicho apelando a las "generaciones futuras" y a la necesidad de tener "mucha más ambición para conseguir los objetivos".
En su discurso, Sánchez ha señalado que España no es un asunto aislado, sino que sucede día tras día en todos los rincones del planeta y, por tanto, no se puede mirar hacia otro lado y hay que actuar. Por ello, también ha defendido el aumento del gasto en financiación climática y una arquitectura financiera internacional capaz de proporcionar más financiación y en mejores condiciones.
"El desarrollo sostenible y la lucha contra el cambio climático son dos caras de la misma moneda", ha dicho Sánchez, para quien la COP29 debe servir de plataforma para "los ambiciosos cambios que esperamos acordar el año que viene en Sevilla en la IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo".