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Los medios catalanes absuelven a Pujol en el cincuenta aniversario de la fundación de Convergència

A sus 94 años, el expresidente de la Generalidad contempla complacido la restauración pública de su figura y su acción política.

A sus 94 años, el expresidente de la Generalidad contempla complacido la restauración pública de su figura y su acción política.
Jordi Pujol en una imagen reciente. | Europa Press

El 17 de noviembre de 1974 se firmaba en la abadía de Montserrat el acta fundacional de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), el partido de Jordi Pujol. Cincuenta años después, Jordi Pujol y sus hijos están a la espera del juicio por la trama de corrupción con la que se enriquecieron durante el mandato del patriarca como presidente de la Generalidad.

No ha habido actos públicos de recuerdo sobre Convergència, pero sí el homenaje de los principales medios catalanes. La Vanguardia fue el primero en dar cuenta de la efeméride la semana pasada al publicar una conversación entre Artur Mas, Xavier Trias y Jordi Pujol. Fue el pistoletazo de salida de una serie de entrevistas y reportajes para celebrar con notoria nostalgia el medio siglo de la fundación del partido.

"He notado un cambio positivo importante en relación a mi persona en los últimos tres o cuatro años", ha declarado Jordi Pujol en una entrevista de El Punt-Avui, uno de los medios de referencia del catalanismo. El que fuera presidente de la Generalidad durante 23 años ha dejado de ser un apestado. Ni siquiera tuvieron que pasar diez años desde su confesión para que pudiera recuperar el crédito político y el reconocimiento social. Ahora, a los 94 años, espera el juicio fijado para noviembre del próximo año y hace balance de su "obra" de gobierno.

Goza de relativa buena salud. En 2022 superó un ictus que le dejó sin habla durante semanas. Y sobrelleva el fallecimiento de su esposa el pasado verano, Marta Ferrusola, la "madre superiora" de la trama corrupta, aquejada de alzhéimer durante los últimos años de su vida.

Los "errores"

Nadie le pregunta a Pujol por la corrupción. Él suele aludir al asunto con el eufemismo de "errores", pero la política y el periodismo catalanes ya le han absuelto. El actual presidente de la Generalidad, el socialista Salvador Illa, es el primero que reivindica la figura del imputado por asociación ilícita, blanqueo de capitales, falsedad documental y delitos fiscales. Su "legado" es indiscutible y es celebrado no solo por quienes pasaron de Convergència a Junts. Salvo en el PP y Vox, todos los partidos que operan en Cataluña respetan y veneran la obra política de Pujol y en algunos casos hasta se proclaman sus herederos y continuadores.

En ese contexto de reparación de su figura, el aniversario de su desaparecido partido sirve para proseguir con la tarea. Se habla y escribe sobre un cierto proceso de recuperación de las esencias convergentes cuando se quiere ponderar en positivo a Junts, el principal heredero del pujolismo. Ahí están casi todos los que formaban el "pinyol" de Convergencia, un grupo conocido con el sobrenombre de "los talibanes" que estaba llamado a tomar el relevo de Pujol bajo la batuta de su delfín, Artur Mas. La idea a medio plazo era que Mas ejerciera de presidente de transición entre Jordi Pujol y Oriol Pujol Ferrusola. Pero todo ese montaje cayó con estrépito por la confesión de Pujol y por el procés separatista.

El 25 de julio de 2014, Pujol hizo pública una carta en la que confesaba tener una fortuna oculta en Andorra.

Trataba con ello de lanzar una cortina de humo para desviar la atención sobre los pelotazos de su esposa e hijos. Ahora hay un consenso generalizado en el catalanismo de que Pujol no debería haber escrito esa carta. En aquel momento, supuso el fin del partido para eludir todas las deudas económicas y judiciales acumuladas por dos décadas y media de corrupción generalizada.

De ese grupo de "talibanes" a las órdenes de Mas destacan Jordi Turull y Josep Rull. El primero es el secretario general de Junts. El segundo, el presidente del parlamento autonómico. Ambos fueron consejeros en el gobierno golpista de Puigdemont y pasaron por la cárcel hasta ser indultados por Pedro Sánchez. En cuanto a Mas, el expresidente no acaba de dar el paso de afiliarse a Junts. Hace poco se especuló con que tanto él como Pujol serían presentados como nuevos militantes en el congreso del partido que se celebró en octubre, pero tal cosa no llegó a producirse.

Los homenajes de Illa

La efeméride sobre Convergència remite también al papel de la abadía de Montserrat y del F. C. Barcelona en el catalanismo. Una reunión de peñas del club azulgrana fue la tapadera para camuflar el congreso fundacional del partido en el cenobio benedictino. A ese imaginario rinden culto todos los presidentes de la Generalidad sin distinción de siglas. Salvador Illa tuvo oportunidad de reivindicar la figura de Pujol en el acto oficial del milenario del monasterio celebrado el pasado septiembre.

Fue una muestra más de reconocimiento antes de la entrevista entre ambos el pasado octubre.

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